La dependencia federal insiste en que hubo irregularidades en el catastro municipal
Fonatur no puede acreditar propiedad de terrenos que malbarató en Cancún
El fallo no implica que los terrenos sean de quien ha documentado ser el dueño, alega
Ampliar la imagen Vista de una parte de los terrenos que Fonatur vendió al grupo Golf and Resort, en una de las zonas de mayor plusvalía en Cancún Foto: José Luis López Soto
Cancún, QR, 17 de julio. El Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) no pudo acreditar ante un juez la propiedad del predio ubicado en la tercera etapa de la zona hotelera de Cancún que vendió a la empresa Golf & Resort, el cual reclama Francisco Alberto Alfaro, quien acusó a funcionarios de ese organismo gubernamental de robarle sus tierras.
Se trata de una porción de los terrenos que Fonatur vendió en Cancún a 71 pesos el metro cuadrado, cuando su valor catastral era de mil 750 pesos el metro, hecho denunciado por La Jornada en diciembre de 2004.
Alberto Alfaro reclamó poco más de 6.5 hectáreas (65 mil 540 metros cuadrados) de las 377.8 hectáreas de dicho predio, las cuales, según afirmó, adquirió el 12 de julio de 1992.
El juzgado primero civil de primera instancia de Cancún determinó el 15 de junio que Fonatur -que demandó a Alberto Alfaro para que se anularan las escrituras del predio- ''actuó con temeridad al no haber acreditado el hecho fundamental de que el terreno (...) fuese de su propiedad o estuviese dentro del lote de su propiedad''.
Al respecto, el director del proyecto Fonatur Cancún, Ricardo Alvarado, dijo que esto tiene que ver con una ''regularización'' de documentos que se hizo durante la pasada administración municipal, presidida por Juan Ignacio García Zalvidea. ''Extrañamente, apareció un dueño del predio 30 años después de creada la ciudad'', señaló el funcionario.
Aunque reconoció el dictamen del juez acerca de que Fonatur no pudo acreditar la propiedad de ese predio, indicó que eso no significa que se le reconozca al demandado la propiedad.
Mientras, Francisco Alberto Alfaro acusó a Fonatur de querer borrar sus escrituras, en contubernio con la dirección municipal de catastro, para vender ese terreno a la empresa Golf & Resort.
Francisco Alberto Alfaro compró los terrenos a un precio de 152 pesos el metro cuadrado en 1992. La compra está asentada en el acta 34098 en la notaría pública número 29 de la ciudad de México, y la posesión en la escritura pública 9207, realizada el 30 de septiembre de 2002.
El 10 de octubre de ese año dicha compra quedó asentada en el Registro Público de la Propiedad de Quintana Roo, y el 20 de diciembre se le otorgó al terreno la clave catastral 601-300D06000700000.
Sin embargo, la situación se complicó el 17 de noviembre de 2005, cuando la dirección decatastro dio de baja la cédula correspondiente con el argumento de que se había extraviado entre los archivos.
Lo extraño es que un año antes, el 10 de noviembre de 2004, Fonatur vendió esos terrenos a Golf & Resorts.
Desde ese momento empezó un cruce de cartas y oficios en los cuales Francisco Alberto Alfaro pidió al director de catastro, José Antonio López Aguado, dar de alta nuevamente su clave catastral y para ello presentó los documentos de propiedad ya mencionados.
El 24 de enero de este año la dirección de catastro le contestó que no había acreditado totalmente la ubicación del predio y no le devolvió su clave.
Dicha oficina estatal argumentó que el expediente sobre ese predio no existe, y agregó que se le había entregado dicha clave catastral debido a ''una serie de anomalías e irregularidades operadas en la administración pasada (encabezada por Juan Ignacio García Zalvidea)'' .
El pasado 17 de febrero, en respuesta a otra carta en la que Alfaro pedía su clave, la dirección de catastro emitió un oficio sin número en el cual dice que ya se emitió la resolución y que ''no existe ese predio con las características que usted hace valer'', y finaliza con grandes letras: ''¿Cuál parte de lo que se le ha comentado no entiende?''
Esta negativa generó una denuncia contra el director de catastro por delitos contra el buen despacho de la administración e infidelidad en la custodia de documentos públicos.