Romance, luna de miel y divorcio
La expulsión de Elba Esther Gordillo del PRI es sólo uno más de los capítulos de la confrontación que alcanzó su relación con Roberto Madrazo Pintado, que se inició en 2002 para buscar la dirigencia nacional del partido, se rompió en octubre del año siguiente por la intención de gravar con IVA alimentos y medicinas -acuerdo que se logró entre ambos y Carlos Salinas--, y que si bien tuvo un respiro en febrero de 2005 para acordar las condiciones de la elección del candidato presidencial, se fracturó definitivamente tras la imposición del tabasqueño.
Contra su costumbre y modos políticos, Gordillo aceptó en 2002 ir en la fórmula con Madrazo para buscar la dirigencia priísta, tras las reformas de la 18 asamblea nacional, y la dirigente magisterial aseguró después que no hizo caso a quienes le advirtieron que no podía tenerle confianza. "Me sedujo políticamente", argumentó.
Las primeras diferencias con Madrazo se iniciaron desde los primeros meses de la dirigencia compartida, pues según ella fue marginada, le restaron facultades de decisión a la secretaría general e inclusive se quejó de que "ni auto me dieron".
Los desencuentros se avivaron con la nominación de los candidatos a diputados y en julio de 2003 Gordillo presionó al presidente del partido para adelantar la elección del coordinador en San Lázaro, que derivó después en una confrontación abierta con el otro candidato, Manlio Fabio Beltrones. "Yo no salí de las cloacas de la política", dijo la maestra, y el sonorense reviró: "si ella no, habría que preguntarle quiénes sí, porque a lo mejor ella las conoce".
Gordillo ganó la coordinación -que ejerció al mismo tiempo que la secretaría general, contra lo establecido en los estatutos del PRI- y, tras la negociación en la casa de Carlos Salinas para aprobar la reforma a la ley del IVA, el 26 de octubre de 2003, llevó a los diputados electos del tricolor a un rancho en Naucalpan, estado de México, para ordenarles respaldar las modificaciones.
La forma en que buscó imponer la reforma generó, de inmediato, la inconformidad de los diputados, que desde los siguientes días anticiparon que el acuerdo con Salinas y el presidente Vicente Fox fue "el inicio del colapso" de Gordillo en San Lázaro. Las quejas motivaron que, en la reunión plenaria del grupo en Puebla, ella les llamara "estalinistas".
Su remoción como coordinadora se aceleró con la demanda de los diputados oaxaqueños de su expulsión, ante el evidente respaldo de ella a la candidatura al gobierno del estado de Gabino Cué Monteagudo, postulado por Convergencia.
Una vez sustituida, Gordillo se atrincheró desde su posición como secretaria general y acusó a Madrazo de mentir, de haberla traicionado y de romper el pacto con Fox, pero en febrero siguiente acordaron "darle la vuelta a la hoja, pensar en el PRI y en el país", y ganar las elecciones de ese año.
Sin embargo, en septiembre de 2005 el Comité Ejecutivo Nacional del PRI convocó a una sesión extraordinaria del Consejo Político Nacional para sustituirla de la secretaría general, luego de seis meses de ausencia, que ella justificó con su enfermedad.
La lideresa del magisterio recurrió de su remoción ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que confirmó los acuerdos del consejo, y en una entrevista con La Jornada dijo que Madrazo la había amenazado de muerte, lo cual motivó que redactara un "testamento político".
De forma paralela, constituyó el Partido Nueva Alianza, decisión que -dijo- le comunicó a Madrazo y, una vez electos los candidatos, respaldó a Felipe Calderón, del PAN.
El enfrentamiento con Roberto Madrazo Pintado en un programa de radio, el 15 de noviembre pasado, terminó con la advertencia de que haría todo lo posible porque no ganara la Presidencia de la República, y le soltó: "eres una cobra que enamoras con los ojos".
En septiembre de 2005, ante el cúmulo de recursos para su expulsión, Elba Esther Gordillo anticipó: "me van a acusar de traición". El domingo pasado, una vez que se difundió una plática telefónica con el gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, en la que alienta a éste a 0reconocer a Calderón, la dirigencia priísta advirtió, en un comunicado: "en el PRI no caben traidores".
Enrique Méndez