"Provocación", ejercicios militares de EU en el Pacífico
Washington instiga nueva guerra en la península coreana: Pyongyang
Seul, 10 de julio. Corea del Norte volvió a acusar a Estados Unidos de tratar de instigar una nueva guerra en la península coreana, al calificar de "juego extremadamente provocador" los ejercicios militares que actualmente realizan ése y otros siete países en el Pacífico.
Menos de una semana después de que Pyongyang realizó al menos siete lanzamientos de misiles, entre ellos uno de largo alcance Taepodog 2, que teóricamente puede llegar a territorio estadunidense, el diario oficial norcoreano Rodong Sinmu sostuvo que el objetivo oficial de los ejercicios militares, la seguridad de las rutas marinas y la lucha contra el terrorismo, no es más que una excusa. "Mientras el mundo está inquieto, una nueva guerra en la península coreana podría tener consecuencias catastróficas", señaló.
Mientras, a petición de Estados Unidos y Japón, el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) pospuso la votación de una resolución para imponer sanciones contra Corea del Norte por sus recientes pruebas de misiles.
El embajador estadunidense, John Bolton, afirmó que la medida tiene por objetivo apoyar los esfuerzos diplomáticos en curso de China y Estados Unidos. "La suspensión no será indefinida. Lo importante es que nosotros suspendemos aquí en Nueva York mientras actúa la diplomacia en China".
En el mismo sentido, la secretaria de Estado estadunidense, Condoleezza Rice, manifestó su esperanza de que China presione a Corea del Norte hacia la resolución del conflicto.
Rusia y China, que tienen poder de veto en Consejo de Seguridad, apoyan una declaración que condene las pruebas, pero rechazan la imposición de sanciones.
También Corea del Sur se ha mostrado cautelosa ante la posibilidad de llevar a su vecino ante el máximo órgano decisorio de la ONU, y el domingo pasado calificó de desmesurada la reacción de Tokio a las pruebas de misiles.
Por otro lado, Washington considera "más que suficientes" las seis semanas concedidas a Irán para estudiar la propuesta de las grandes potencias antes de la Cumbre del G-8, a mediados de julio en la ciudad rusa de San Petersburgo, para abandonar su programa nuclear, indicó el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack.
Antes de la reunión de este martes en Bruselas entre el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Javier Solana, y el negociador en jefe iraní, Alí Larijani, McCormack dijo que a Teherán le llegó la hora de tomar decisiones.