Evita el ingreso del paciente a terapia intensiva y permite rápida recuperación
Usan cirugía laparoscópica para controlar aneurismas en la aorta
Por ser procedimiento nuevo, aún se desconoce el tiempo que logra detener el mal, afirma médico
La operación se realiza en el Hospital Regional Adolfo López Mateos, del ISSSTE
Nuevos avances de la medicina permiten restablecer al organismo de enfermedades graves y con menores riesgos de complicación. Es el caso de la dilatación del aneurisma en la aorta, vena principal de transporte sanguíneo, cuya solución ya es posible con una cirugía de mínima invasión. Además de evitar el ingreso del paciente a una unidad de terapia intensiva, logra su recuperación en un menor número de días.
Así lo explicó Julio Serrano Lozano, jefe del Servicio de Cirugía Vascular del Hospital Regional Adolfo López Mateos del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), quien resaltó el incremento en la frecuencia de los aneurismas alojados en la aorta en los 15 años recientes, y el riesgo de muerte de los pacientes, el cual, a escala mundial, es de 2.9 por ciento.
La cirugía laparoscópica (de mínima invasión) para el tratamiento de los aneurismas de aorta abdominal infrarrenal se realizará en este nosocomio, en lugar de la tradicional operación quirúrgica que implica aberturas de gran extensión y alrededor de cuatro semanas de recuperación postoperatoria. Con la nueva técnica, la hospitalización posterior a la cirugía se reduce a dos días, comentó el especialista.
Al referirse a los daños que puede ocasionar un aneurisma, mencionó que la deformidad de las arterias, que provocan dilataciones en forma de globo, conlleva un alto riesgo para la vida de quien presente el padecimiento.
Una vez rota la pared arterial, indicó, el pronóstico es fatal para las personas en el corto y mediano plazos. Inclusive, antes de reventarse la vena se pueden desprender trombos (coágulos de sangre) que viajan por el torrente sanguíneo y, en un momento dado, pueden obstruir la circulación en las vías que irrigan órganos vitales, como riñón, corazón y cerebro.
Con relación a las cirugías tradicionales, Serrano Lozano detalló que además de heridas grandes implican movilización de contenido abdominal y esto, a su vez, representa alto riesgo de hemorragias y lesiones en columna vertebral, riñones o conductos arteriosos cardiacos.
Uno de los aspectos más relevantes en cuanto al beneficio para los pacientes, agregó Serrano Lozano, es que con el procedimiento laparoscópico se evita el ingreso del paciente a la unidad de terapia intensiva, que es una de las situaciones más complejas y riesgosas de la cirugía tradicional.
La operación laparoscópica permite a los médicos especialistas acceder al sistema circulatorio a través de la arteria iliaca femoral, para introducir catéteres, tubos hemodinámicos, intensificador de imagen y estudios de arteriografía.
Los cirujanos "navegan" así por los conductos sanguíneos y, apoyados con material de contraste -que les permite la visión dentro de las venas-, llevan una protésis hasta el lugar donde se aloja el aneurisma. El dispositivo devuelve la estabilidad y da soporte a la pared arterial, con lo cual se evita que continúe creciendo, así como el riesgo de rompimiento.
Por tratarse de un procedimiento nuevo, todavía no es posible determinar el tiempo en que logra mantener bajo control la enfermedad, aunque investigaciones han demostrado que los beneficios curativos son similares a los de las operaciones tradicionales. Estas últimas han confirmado una efectividad y control durante 20 años en promedio, indicó Serrano.
Las endoprótesis constan de una estructura metálica de malla, cubierta por poliuretano, que una vez colocada en el área dañada de la arteria se expande y da soporte y contención a esa zona.