La UE hizo una oferta al G-20 para llegar a un acuerdo comercial a fin de julio
Crisis en la OMC, reconoce Lamy; buscará acercamientos entre miembros
La falta de flexibilidad de grandes potencias hizo fracasar la reunión, dice Australia
Ginebra, 2 de julio. Tras el fracaso de la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el director de este organismo multilateral, Pascal Lamy, consideró que las negociaciones para liberalizar el comercio internacional llegaron a un punto de crisis.
''No voy andar con rodeos. Estamos en crisis'', declaró Lamy tras el encuentro de ministros de Comercio que se celebró desde el jueves en esta ciudad suiza, informó la cadena británica BBC en su sitio en Internet.
A partir de esta semana el directivo tiene la tarea de buscar acercamientos entre los principales actores de la negociación -Estados Unidos, la Unión Europea (UE), Japón, Brasil, India y Australia- que luego acepten el resto de los 150 miembros de la organización, y en ese caso convocar una reunión a fines de mes para sellar el acuerdo.
Pero si las consultas no dan resultado, ''no merece la pena celebrar una reunión'', estimó el canciller brasileño Celso Amorim. Brasil no se fue con las manos vacías de Ginebra, ya que la UE hizo un gesto de acercamiento a la oferta del Grupo de los 20 para llegar a un acuerdo de liberalización comercial en julio.
''La Unión Europea se ha mojado, eso es positivo'', reconoció una fuente de la delegación del canciller, pero apuntó que ''no es suficiente'', y que el ministro se fue ''satisfecho porque todos se comprometieron'' a llegar a un acuerdo este mes, no sólo la UE.
Lo cierto es que Amorim, que a poco de llegar a Ginebra mostró su pesimismo por la falta de nuevas propuestas de los países ricos tras una entrevista con la representante estadunidense de Comercio, Susan Schwab, cambió de humor al día siguiente cuando el jefe negociador europeo, Peter Mandelson, presentó su oferta.
En caso de que la Ronda de Doha nunca se hiciera realidad, queda la incógnita de saber qué pasaría con las negociaciones que la UE y el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) comenzaron en 1999 para la liberalización comercial y que se han detenido a la espera de llegar a un acuerdo en la OMC. Al respecto, el canciller brasileño estima que ''una de las razones para que la Ronda de Doha no fracase es que, de ser así, habrá un gran movimiento hacia el bilateralismo, y esto no será bueno para Europa''.
De todas formas, el eventual acuerdo UE-Mercosur ''no es un sustituto de la Ronda de Doha, que contribuye al refuerzo del sistema multilateral, lo que es bueno para Brasil y para Europa'', apunta.
Por su parte, Australia atribuyó el fracaso en la reunión a la falta de flexibilidad de parte de las grandes potencias.
''A pesar de las intensas discusiones con mis colegas ministros, es evidente que ninguno de los importantes llegó a Ginebra con la flexibilidad necesaria para realizar progresos'', declaró el ministro australiano de Comercio, Mark Vaile, en un comunicado. ''Necesitábamos encontrar una forma de progresar en los puntos de estancamiento: el acceso al mercado agrícola y la reducción de las subvenciones agrícolas, que tanto distorsionan el comercio mundial'', agregó.
La llamada Ronda de Doha de la OMC pretende dar un paso más en la liberalización del comercio internacional, principalmente a través de la rebaja de los aranceles y de los subsidios internos a la agricultura, y de la eliminación de las ayudas a la exportación.
Este último punto se acordó en la reunión de la OMC de diciembre en Hong Kong, mientras faltan por cerrar los otros dos con un plazo fijado a finales de julio.
El G-20 de países emergentes, que dirige Brasil e integran India y China, entre otros, busca que Estados Unidos reduzca sus ayudas internas a la agricultura y la UE baje sus aranceles a los productos agrícolas para poder exportar más agroalimentos, el punto fuerte de muchos de estos países.
La propuesta que presentó Mandelson consiste en que la UE reduzca a la mitad los aranceles europeos para los productos agrícolas, lo cual pide Estados Unidos, además de los países en desarrollo.
A cambio, los países emergentes recortarían sus aranceles para los productos industriales y los dejarían en un máximo de 15 por ciento, demanda hecha por los países desarrollados para poder aumentar sus exportaciones de manufacturas. Por su parte, Estados Unidos debería hacer un esfuerzo para recortar sus ayudas a la agricultura de los más de 19 mil millones de dólares en 2005 a unos 15 mil millones.