Usted está aquí: lunes 3 de julio de 2006 Política "Esto ya valió madre", aceptan priístas

Al tricolor sólo resta salvar la conducción del partido y negociar con el próximo presidente

"Esto ya valió madre", aceptan priístas

"Fox se nos fue con todo"; detener a Echeverría a dos días de la elección "no tuvo madre", asegura César Augusto Santiago

En el "cuartel", nada de música, sólo caras largas

ENRIQUE MENDEZ

Ampliar la imagen Rosario Green, Mariano Palacios y Roberto Madrazo, al dar a conocer la postura del tricolor al concluir la jornada electoral Foto: Francisco Olvera

Hábiles, colmilludos como son, los dirigentes del PRI y su candidato, Roberto Madrazo Pintado, de frente a un televisor tomaron anoche la decisión que salvará no sólo la conducción del partido, en poder de los duros, sino también una negociación con el próximo presidente de la República: no reconocer las encuestas de salida y declararse, a pesar de sus propios sondeos, "con posibilidades iguales" de ganar. Y todo, gracias a un manejo del poder propio de la televisión.

El PRI, el otrora partidazo, vencido hace seis años por el hartazgo ciudadano, ayer supo desde el mediodía que Madrazo no podría repuntar y que difícilmente superaría 25 por ciento de la votación.

Durante todo el día, y aun antes de que el candidato regresara de Villahermosa, Tabasco, adonde fue a votar, las carpetas recibidas en su "cuartel de guerra", a las que sólo tenían acceso él, Mariano Palacios Alcocer, Manlio Fabio Beltrones y Jorge Emilio González, dirigente del PVEM, marcaron un ritmo de competencia exclusiva entre Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón. "Esto ya valió madre", confió un destacado priísta.

En otra oficina esperaban resultados la esposa de Madrazo, Isabel de la Parra; su hijo y candidato al Senado, Federico Madrazo Rojas; la secretaria general del tricolor, Rosario Green Macías; el coordinador de los senadores priístas, Enrique Jackson, y el dirigente cetemista Joaquín Gamboa Pascoe, pero marginaron al abogado del partido, Raúl Cervantes.

El vocero de la directiva, Carlos Flores Rico, de plano optó por ya no salir a hacer declaraciones a los medios, y se acostó en el sillón de su oficina a dejar que transcurriera la tarde... y la derrota.

Al cierre de las casillas, y confirmados sus propios sondeos, se inició un debate sobre la conveniencia de encarar o no a los medios de comunicación y el mensaje que debería dar el PRI.

Pero a las ocho de la noche, el juego del duopolio televisivo para no pronunciarse por un candidato, con el argumento de que lo cerrado de las cifras le impedía publicitar sus sondeos, les dio la pauta.

También había llegado el momento de pagar las facturas que Madrazo dejó en la contienda interna, de enfrentar a los "cadáveres" políticos, pues un grupo de seis gobernadores, ligados a Elba Esther Gordillo, se aprestaba a reconocer el "triunfo" de Felipe Calderón.

Así que para frenarlos y, en un salto de sobrevivencia, el tricolor se metió al tobogán y 15 minutos después descalificó "los experimentos estadísticos" como sustitutos del voto, y aun así Palacios Alcocer les dio la razón: "la expresión de las dos cadenas de televisión nacionales, vertida responsablemente hace unos minutos, debe motivar la responsabilidad de los partidos y los ciudadanos para no festinar por anticipado ni establecer derrotas por decreto".

Unos pocos dirigentes del PRI, porque los gobernadores abandonaron por la noche a su candidato, acompañaron a Madrazo al salón de usos múltiples de la sede partidista, donde se instaló una sala de prensa, y la sonrisa forzada del candidato, convertida en mueca, y la mirada perdida en las lámparas del Niño Verde, contrastaron con el tono del presidente del Revolucionario Institucional.

También una veintena de mujeres había gritado "¡sí se pudo, sí se pudo!", con poca convicción, y el eterno operador electoral priísta, César Augusto Santiago, no contuvo su ira: "¡Pinche Fox, se nos fue con todo! Lo de (Luis) Echeverría no tuvo madre. Eso de detenerlo a dos días de la elección..."

La declaración de Mariano Palacios, con la que anticipó el inicio de un cotejo de votos acta por acta, no duró más de 10 minutos, y en un tumulto la cúpula abandonó el salón para continuar su estrategia de negociación, especialmente con los gobernadores.

Hace seis años ellos fueron el factor para la revancha y la expulsión de la tecnocracia que, con Ernesto Zedillo al frente, reconoció antes que el Instituto Federal Electoral (IFE) la victoria de Vicente Fox.

Entonces, la rebelión dejó fuera al presidente de la decisión sobre quién conduciría el partido, y ayer comenzaron a operarse los nuevos equilibrios.

Perdida la elección presidencial, este lunes la pugna será por el control de la directiva y de la coordinación de los grupos parlamentarios en las cámaras de Diputados y Senadores. Y a encontrar el culpable de la peor votación del PRI en su historia.

Si al perder la Presidencia no dudaron en señalar a Zedillo, esta vez tampoco tendrán mucho dónde buscar. Tras la debacle en 2000, los priístas excluidos convocaron a la 18 asamblea nacional, que Madrazo y el sector duro ganaron al modificar los documentos básicos para hacerse del partido, y dos años después, de la mano de Gordillo, se impusieron en la directiva.

Ayer a Madrazo no le alcanzó la estructura, no llegó el ansiado millón de votos ofrecido por el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz Ortiz. Operaron en contra el paro magisterial y el voto de castigo decidido por los profesores de la sección 22, y eso que se cayó el sistema durante más de una hora.

Aun así, al mediodía Flores Rico recibió el siguiente reporte: "Oaxaca bien. Votó URO (iniciales del gobernador). No hay problemas con los maestros".

Le fallaron a Madrazo sus operadores, como el gobernador oaxaqueño, que ya se veía como secretario de Gobernación.

A lo largo del día abundaron las caras largas; ni siquiera se convocó -como antaño- a grupos musicales para la animación. No hacían falta: las fuerzas vivas revolucionarias nunca se presentaron al partido; los viejos sindicatos de control, como la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), la representación del IMSS, los trabajadores de la Lotería Nacional y el corporativismo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación se fueron al PRD y a respaldar al candidato de Gordillo, Roberto Campa Cifrián.

En la cima del dolor, uno de los viejos dirigentes cetemistas, Javier Pineda Cerino, llamó chaqueteros a los croquistas. La respuesta, contundente, fue que no se podía traicionar a quien, como Madrazo, cometió una serie de engaños y pasó por encima de sus aliados políticos para ganar la candidatura presidencial.

Cuánta falta hicieron esos votos, y ya ni siquiera fueron suficientes, como hace seis años, los del sector campesino.

A las cuatro de la tarde, ya definida la votación en contra, los priístas suspendieron las conferencias de prensa programadas para esa hora y al cierre de las casillas.

César Augusto Santiago se dedicó a propalar "irregularidades" cometidas por sus adversarios de PRI y PRD, y víctima de su propia historia acusó que los probables ilícitos electorales cometidos en distintos estados del país no fueron atendidos por la Fiscalía Especializada en Atención a Delitos Electorales.

Pero ya ningún pataleo era suficiente. Se confirmó, pues, el tercer lugar con el que Madrazo arrancó la elección, que ganó la candidatura pero perdió confrontado con su propio partido. En fin, tenía razón Roberto Madrazo: el viejo PRI murió, pero quedan sus hijitos. Y a negociar.

 
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