Con Palacios en la directiva se acentuaron las diferencias
El tricolor logró contener la desbandada de militantes
Desde la misma elección de Mariano Palacios Alcocer para sustituir a Roberto Madrazo como presidente del PRI, este partido quedó expuesto a un proceso de desgaste que obligó a un severo control de daños para prevenir una escisión mayor que las renuncias de distinguidos políticos con prolongada militancia en el tricolor.
Genaro Borrego, senador y ex gobernador de Zacatecas en la época de absoluto dominio priísta en los procesos electorales, dejó recientemente las filas de este partido luego de que se pronunciara por el llamado "voto útil" en favor de un candidato distinto al de su partido, renuncia que estuvo precedida por la demanda de la militancia priísta de su expulsión.
Diódoro Carrasco, ex secretario de Gobernación y ex gobernador de Oaxaca durante el periodo hegemónico del PRI, al igual que Borrego, estuvo amenazado también de ser expulsado de sus filas luego de ser acusado de promover la candidatura a la gubernatura de su estado de un aspirante que no era priísta. Aunque nunca procedió dicha expulsión, Carrasco Altamirano terminó por dejar a su partido a cambio de una candidatura plurinominal para la Cámara de Diputados por el PAN.
Arturo Núñez Jiménez, ex coordinador de los diputados priístas en la primera legislatura con mayoría opositora, también se sumó a quienes renunciaron al PRI. Núñez es candidato por el PRD a la senaduría por el estado de Tabasco.
Roberto Campa, vocero del grupo Unidad Democrática, se convirtió en el candidato presidencial de Nueva Alianza; Miguel Angel Yunes hizo lo propio y ahora se desempeña como secretario de Seguridad Pública en el gobierno foxista, mientras que Tomás Ruiz, ex titular del Sistema de Administración Tributaria (SAT) y director de la Lotería Nacional, optó por el mismo camino.
En prácticamente todas las renuncias, se argumenta el "secuestro" del PRI por "la parte más negativa y vieja" del priísmo, mientras que la directiva nacional de ese partido se ha empeñado los pasados seis meses en refutar tales señalamientos.
Caso aparte es el de Elba Esther Gordillo, quien fue desplazada de la presidencia del partido, cargo que, asegura, le correspondía por prelación a la salida de Madrazo. Aunque formalmente la profesora sigue dentro, en el PRI se afirma que contribuyó a crear el Partido Nueva Alianza y promueve candidaturas diferentes a las del Revolucionario Institucional, lo que contraviene los estatutos del tricolor.
No obstante, la directiva priísta logró contener lo que, se preveía, sería una de las mayores rupturas en este partido.