Usted está aquí: lunes 19 de junio de 2006 Deportes Urge el museo taurino de la ciudad de México

Urge el museo taurino de la ciudad de México

LUMBRERA CHICO

Para Cenobio Becerra, aficionado práctico "desde que Jaime Rangel inmortalizó a Comanche", la renovación que se vive en la Monumental Plaza México tras la llegada de la nueva empresa debe traducirse en la concreción de viejos proyectos que se quedaron a medias o que nunca han sido llevados a la práctica. Dos de ellos, destacó, son el de la escuela taurina y el del museo de la tauromaquia mexicana.

No por olvido sino porque así conviene mejor a los intereses de vividores sin amor al arte de Cúchares, que prefieren malbaratar su dinero comprando o alquilando en el extranjero lo que se debería generar en México, la formación profesional de niños y adolescentes que quieren y pueden ser figuras el día de mañana se ha visto frustrada de manera injustificable.

Frente a la política de "sometimiento y autopostergación" que impera en la fiesta de nuestro país, debe entenderse, plantea Cenobio Becerra, que en España las escuelas taurinas reciben inversiones de ayuntamientos y gobiernos provinciales con la certeza de que más temprano que tarde esos recursos se convertirán en divisas derramadas por el turismo. "Oye, no es gratuito que ahora, durante la feria de San Isidro en Madrid, en la plaza de Las Ventas yo vi, te lo juro, más aficionados mexicanos, colombianos y de Sudamérica en general que españoles", observó.

Tal vez por eso, añadió, fue "una feria tan deslucida, como bien lo ha reportado en sus crónicas el doctor José Cueli". Pero lo cierto es que las utilidades económicas generadas anualmente por las plazas de toros de la península son 10 o 15 veces mayores que el monto de lo que se recauda aquí. Pero si al fin se tiene claridad acerca de esto y se aplican las medidas adecuadas para corregir las anomalías, hay que volver a sacar a flote las escuelas taurinas "y ahora sí, de una vez por todas, planear el museo que le falta al Distrito Federal".

Delante de la Plaza México, recordó el estudioso del tema, hay una construcción que en el sótano sirve como estacionamiento pero arriba tiene un edificio vacío e inutilizado. "El próximo Gobierno del Distrito Federal debería expropiar y acondicionar esas instalaciones para conservar la memoria histórica de la fiesta brava mexicana, que forma parte, muy destacadamente, de la historia de la capital", puntualizó Becerra.

"Nadie recuerda ya -agregó-, a banderilleros legendarios como El Flaco Valencia y El Güero Merino, a picadores como Conejo y Conejo Chico, a torileros como Moralitos, que inspiró la película El niño y el toro, y a tantos novilleros de época como Osorno, Abel Aguilar, el propio Mario del Olmo, por mencionar algunos. O qué decir de las plazas de toros que hubo en la ciudad de México antes de 1946, las nuevas generaciones desconocen por completo esos elementos históricos, que ninguna institución educativa se ha preocupado por preservar."

En el fondo, concluyó el analista, "nadie sabe si la fiesta brava tiene algún futuro, quizá esté en vías de extinción. Si esto sucede las escuelas taurinas se volverán obsoletas, pero el museo de la tauromaquia nunca. Hay que actuar con una postura visionaria", sugirió.

 
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