Balance de la Jornada
El Tricolor pinta de mal en peor y ha puesto a temblar a muchos. El técnico de Angola ganó la estrategia y dio una gran alegría a la sufrida nación africana y hasta al Continente entero, toda vez que junto con Túnez son los únicos equipos con alguna posibilidad.
Luis de Oliveira Goncalves estudió muy bien a su rival en turno. Horas antes el estratega pasó un coraje y se indignó ante la sugerencia de la prensa portuguesa de que apelaba al temible vudú, tal vez porque los lusos sólo pudieron vencerlos (1-0) con una genialidad de Figo y Pauleta.
Debutante en mundiales, el estratega de las Palancas Negras se dio el lujo de regalar el balón a México y confiar en la fortaleza y velocidad de sus hombres para copar todos los caminos a un Tri que se despintaba, al que parecían sobrar defensas y faltar atacantes.
Brujería o no, la realidad es que los pases de Sinha fueron erróneos, Pável Pardo falló todo y ni las diagonales del Cabrito Arellano pudieron abrir el cerrojo. Guille se la pasó al estilo Cuau, cayéndose y reclamando, mientras Omar Bravo estuvo perdido.
El portero angoleño se robó la noche en Hannover. Hizo un gran desvío ante un obús que le remitió Rafael Márquez, quien fue el mejor hombre del Tri, otro par de atajadas ante Bravo y tuvo, desde luego, su respectiva cuota de fortuna.
El empate sabe a derrota porque el camino de México a octavos de final se complica. Ahora deberá vencer en su tercer partido a Pauleta, Figo y compañía, o quedarse con sus cuatro puntos y rezar para que ni angoleños ni iraníes tengan un golpe de suerte.
Argentina y Holanda hicieron efectivos los pronósticos y avanzaron a la siguiente fase. La albiceleste se dio un festín memorable a costa de la decepcionante Serbia y Montenegro, y debutó a Lionel Messi, quien a sus casi 19 años no desentonó y estuvo a la altura de sus inspirados compañeros.
Serbia y Montenegro y Costa de Marfil se sumaron a los eliminados. Al equipo balcánico lo invadió la anarquía tras el referéndum del 21 de mayo a favor de la escisión. Los marfileños, para muchos dueños del mejor futbol africano, tuvieron la desgracia de figurar en el Grupo de la Muerte.