La Sinfónica Nacional comenzó su temporada con un concierto de gala
Embeleso con Kiri Te Kanawa en Bellas Artes
Ampliar la imagen Kiri Te Kanawa, soprano neozelandesa,en México Foto: Guillermo Sologuren
La Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) comenzó su temporada con un concierto de gala el pasado domingo en el Palacio de Bellas Artes y enlazará cada viernes y domingo su programación en torno al eje del mundo musical este año: Mozart.
En dos sentidos resultó opacada esta orquesta: la presencia de Dame Kiri Te Kanawa, una de las más grandes cantantes de la historia contemporánea, dejó en segundo plano a la sinfónica. El segundo factor de sombra fue su propio desempeño musical: los excelentes músicos con los que cuenta este organismo sonoro enfilaron buenos resultados que se iban al traste cada vez que el director, Enrique Diemecke, ejecutaba aerobics sobre el podio.
Resultó claro que quien dirigió el concierto en realidad fue la dama Te Kanawa: una mirada suya bastaba para fulminar los intentos del director de acelerar el tempo, subir el volumen de la orquesta o enfatizar matices. Fue lo mejor que hizo la OSN: su toque en sordina facilitó el encuadre sonoro.
El recorrido que realizó Kiri Te Kanawa del barroco al bel canto, con una estación venturosa en Mozart, fue uno de los momentos más intensos, bellos, estrictamente musicales que se hayan vivido en Bellas Artes en mucho tiempo.
Al final, las piezas de regalo y el sueño cumplido culminó con un canto maorí a capella. Sencillamente sublime. Hermoso hasta las lágrimas.