SECTOR AGRICOLA
Los transgénicos vuelven a la carga
Monsanto aún domina el mercado de biotecnología agrícola
Ampliar la imagen Agricultores filipinos muestran una pancarta en un campo de maíz oponiéndose a los cultivos genéticamente modificados durante una protesta en Naujan, al sur de Manila. Activistas de Greenpeace rechazan la promoción de estos cultivos que realiza la corporación Monsanto en la región Foto: Ap
Ampliar la imagen Greg Hessong camina por el cultivo de arroz genéticamente modificado, que se desarrolla en campos de Plymouth. Los activistas se quejan de que los cultivos de transgénicos colocan a los campesinos en las garras de los grandes consorcios Foto: Ap
Hace una década los alimentos Frankenstein hundieron a Monsanto. La empresa estadunidense esperaba que sus nuevas y finas semillas, organismos genéticamente modificados (OGM), diseñados para reducir el uso de pesticidas, se ganarían a todos los agricultores de alrededor del mundo. En ese momento, una reacción violenta de los consumidores, impulsada por activistas del ambientalismo europeo, fastidió sus planes e incluso condujo a la caída de Robert Shapiro, el alguna vez afamado director de la empresa.
Los OGM siguen siendo controvertidos. A pesar de que la Organización Mundial del Comercio determinó el levantamiento de la moratoria europea sobre alimentos transgénicos, la Comisión Europea presionó a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria para, en abril, hacer más estricto su proceso de evaluación de alimentos OGM.
Otra controversia estalló el mes pasado cuando funcionarios británicos reconocieron que más de 100 árboles transgénicos han sido plantados en lugares secretos alrededor del país. Esto modificó la postura previa del gobierno y, en una tirante reunión de la ONU en Brasil, los representantes advirtieron que los árboles de rápido crecimiento, genéticamente modificados, podrían ''desencadenar un desastre ecológico'' al quitarles sitio a otras especies.
Las empresas que desarrollan alimentos GM también son acosadas. El 26 de abril, en su reunión anual, DuPont enfrentó un acuerdo de accionistas que demandaban que la empresa ''diera a conocer cualquier riesgo material o responsabilidad no reflejada en el balance general'' relacionada con su avance en alimentos transgénicos. La medida fracasó, pero los activistas prometieron intentarlo el año siguiente, y hostigar con igual firmeza a Dow Chemical y a otras empresas empeñadas en producir esta tecnología.
¿Está finiquitado Monsanto otra vez? ¿Los alimentos transgénicos están en realidad destinados al cesto de basura de la historia? En absoluto. De hecho, hay razones para pensar que están listos para el horario estelar. Una es que mientras la Unión Europea ha vacilado, otras partes del mundo han avanzado con firmeza en los cultivos de alimentos GM. En la actualidad la tecnología se acepta en más de 20 países como India, China, Sudáfrica e Irán. El año pasado se plantaron 500 millones de hectáreas y el índice de crecimiento sigue siendo de dos dígitos (ver gráfica). De acuerdo con una estimación, los cultivos de OGM constituyeron más de la mitad de superficie de la soya sembrada en el mundo, un cuarto de la de maíz y una décima parte de la de algodón.
Monsanto aún domina el mercado de 5 mil 600 mdd de biotecnología agrícola. Sin embargo, puesto que el mercado de las semillas convencionales se ha estancado, los rivales están apuntando sus armas. DuPont anunció la semana pasada un acuerdo de licencias cruzadas y capital conjunto con Syngenta, gigante suizo de las semillas, para vender tecnología transgénica de maíz y soya a productores de semilla. Peter Siggelko, de la empresa Dow, considera que los alimentos GM son una gran oportunidad de hacer negocios y promete que su empresa continuará firme ante los socios activistas. ''No cederemos lo más mínimo; esto es lo mejor y lo más seguro para los agricultores."
Los activistas se quejan de que los cultivos de transgénicos colocan a los campesinos en las garras de los grandes consorcios, pero los agricultores los prefieren porque son resistentes a los pesticidas o dan mejores resultados. En Monsanto y en otras partes, los investigadores trabajan en silencio en la futura evolución agrícola: cultivos resistentes a las sequías, dirigidos a apoyar a los campesinos que enfrentan un mundo donde el agua escasea cada vez más. La buena noticia para los que respaldan los transgénicos es que una ola de alimentos innovadores está saliendo de los laboratorios con propiedades que podrían beneficiar de manera directa a los consumidores.
De manera reciente, investigadores en Pittsburgh han criado cerdos transgénicos que producen ácidos grasos omega-3. Estos componentes, que ayudan a reducir el riesgo de enfermedades del corazón, se derivan de manera común del pescado, tienen un sabor desagradable para algunos y representan el riesgo de un consumo excesivo de mercurio. Si el cerdo no es de su gusto, Monsanto y BASF pronto ofrecerán soya enriquecida con omega-3. Hace poco, investigadores en Arizona propusieron una vacuna oral elaborada a partir de un cultivo transgénico, en tanto que un equipo rival ha propuesto una vacuna oral derivada de plantas de tabaco transgénico que podría combatir la bacteria E.coli (agente causante de intoxicación alimentaria).
Esos suplementos alimenticios son sin duda impresionantes, pero el mayor éxito de los alimentos GM podría proceder de un producto que apreciará casi todo propietario de casa con césped o jardín. Scotts Miracle-Gro, empresa dedicada al mantenimiento de jardines, acaba de anunciar que está desarrollando variedades de césped resistentes a los pesticidas y que crecen de manera tan lenta que no requieren corte. Sin embargo, este adelanto podría provocar críticas, ya que significaría que la única forma de hacer ejercicio que tienen muchos hombres de mediana edad pronto pasará a la historia.
FUENTE: EIU/INFO-E
Traducción de textos: Jorge Anaya