Accidentes, el fin del sueño americano
Juchitán, Oax. 15 de mayo. Julio César Lamber Montero no puede contener las lágrimas; se le escapan igual que su esperanza de llegar a Estados Unidos para trabajar y mandar dinero a su familia en Honduras, donde sueña construir una casa.
El viaje, que era un tormento, terminó en desgracia para él y cuatro centroamericanos más que viajaban en el ferrocarril que salió del municipio de Ixtepec donde, como preludio de lo que ocurriría a muchos como él, policías municipales y ministeriales los despojaron de dinero, anillos y demás objetos de valor.
Narra que en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, unos asaltantes le quitaron su anillo de matrimonio y ''el pisto'' (dinero), unos 150 dólares que le quedaban de los 200 que le enviaron familiares que están trabajando en Estados Unidos para que se fuera para allá.
Desolado, cuenta que conoció a un indocumentado que murió aplastado en un accidente del ferrocarril, ocurrido la tarde del pasado domingo cerca de la población de Nizanda, municipio de Asunción Ixtaltepec.
Miguel Caballero Buelto, la víctima del descarrilamiento de un vagón del ferrocarril Chiapas-Mayab, ''tenía cuatro hijos, dos en Honduras y dos más en Estados Unidos''. Julio César perdió una pierna en esta aventura; dice que era la primera vez que intentaba llegar a Estados Unidos, donde era esperado por su padre, un hermano gemelo y dos más que son mujeres, también gemelas.
Su sueño era trabajar y mandar dinero para que su esposa, Xiomara Guzmán Pitio, pudiera vivir mejor en Honduras con sus dos pequeños hijos, Mildred Ivonne y Cesar Ismael Lamber Guzmán, de 9 y 4 años de edad, respectivamente.