Obra ganadora del Premio Alfaguara 2006
Presentaron novela que aborda el mal y la violencia política en Perú
La música de la cantante Tania Libertad y los comentarios de la escritora Rosa Beltrán dieron cuerpo a la presentación de la reciente novela de Santiago Roncagliolo, Abril rojo, una historia sobre el mal, la violencia política y social y la muerte ubicada en el Perú del año 2000, con la amenaza de Alberto Fujimori y Sendero Luminoso aún vigentes.
Se trata de una historia ''terrible y brutal" en la que no hay tregua en la experiencia de la muerte, dijo Beltrán, quien con Roncagliolo decidió el formato de la charla para hablar de la obra ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2006.
Es más, Rosa Beltrán, quien destacó la construcción del protagonista, el fiscal Félix Chacaltana, planteó que en esta novela Roncagliolo no da la posibilidad de discernir dónde está el bien y dónde el mal.
El autor se refirió a la diferencia entre la violencia en países como Chile y Argentina durante los regímenes dictatoriales, donde ''los malos" estaban bien identificados y eran los artífices de toda una maquinaria de aniquilación, mientras que en Perú la autoridad era ejercida por gobiernos de izquierda y de derecha.
El criminal, reflexionó este escritor, quien reside en España y vivió parte de su infancia en México, suele estar convencido de que es bueno y hace lo correcto, y considera adecuada la violencia ejercida por él, mientras descalifica la ejercida por sus contrincantes.
Roncagliolo, autor también de El príncipe de los caimanes, recordó que como promotor de los derechos humanos en su país entrevistó a senderistas convencidos de que los asesinatos eran en favor de su patria y su familia. Y así con los militares y los policías, en una especie de ''horror recíproco".
Beltrán y Roncagliolo comentaron la velocidad cinematográfica de las imágenes en la narrativa del autor o la fascinación de éste por la construcción de las escenas macabras de Abril rojo. Después vino la presentación de Tania Libertad.
Y la intérprete peruana, amiga de los padres de Santiago, regaló al escritor y a los presentes algunas canciones del país sudamericano y otras mexicanas.