Usted está aquí: viernes 12 de mayo de 2006 Opinión RUTA SONORA

RUTA SONORA

Patricia Peñaloza

Del EZLN al Vive Latino/ I

MI ESTIMADO DELEGADO Ñero (más por compañero que por barrio): Ya que anda por esta capirucha, quisiera primero agradecer su deferencia al haber ejercido personalmente la crítica constructiva a este espacio de escritura sonora, pues ahora que lo dice, quizá haya algo de cierto. Aunque hablando de espejos, quizá no sea sólo esta autora quien haya dejado atrás la frescura y los días de gloria literaria caballeresca (remember Durito). Por fortuna, los principios y el contenido de nuestras luchas respectivas siguen siendo los mismos, a pesar de que, también por fortuna, ni usted ni su servilleta, ni el país, seamos los mismos. Sé que su merced se reflejará en la certeza de que el recrudecimiento del entorno, los enconos y las malas vibras, obligan con el tiempo a reposar las gracejadas iniciales, para dar paso a la seriedad informativa, en aras de dar nuevos aires a la propia credibilidad.

PERO COMO BIEN saben ustedes los zapatistas, la lucha y la resistencia no son motivos para abandonar la chorcha, el baile y la música, sino vehículos para ejercer la complicidad y apuntalar a las mismas. Es así que, en vista de que confluyen sobre un mismo asfalto y un mismo fin de semana, el poseedor de "las piernas mejor torneadas del sureste mexicano", y el Vive Latino , comparto con usted y mis caros lectores, el misterioso enlace que esta autorcita encuentra entre la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional , hace 12 años, y la evolución del rock como movimiento social en el Distrito Federal, hasta llegar al monstruo festivo que hoy significa este Séptimo Festival Iberoamericano de Cultura Musical (13 y 14 de mayo, Foro Sol. www.vivelatino.com.mx).

1994

EN AQUEL AÑO prevalecía entre los grupos de rock mexicanos (los poquísimos que había, dada la imposibilidad que implicaba vivir realmente de ello) la idea ochentera, agringada, de que la única manera de tener vida dentro del rock era siendo una "estrella" que debía ser "descubierta" por un empresario o una disquera. Los conciertos masivos apenas nacían con los primeros toquines internacionales auspiciados por OCESA , pero para los grupos locales, un festival bien hecho, con público cautivo, era apenas un sueño. Además, las bandas de rock estaban aisladas, cada una jalaba para su molino; sobrevivían algunos tránsfugas del Rock en tu idioma , casi no había foros para tocar, y muy poca gente iba a esos lugares. La convulsión que provocó la aparición del EZLN, así como los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y Francisco Ruiz Massieu (y la muerte de Kurt Cobain , dirán algunos colegas), marcó un cambio total de actitud en la generación veinteañera de entonces. Tomar partido o no respecto del zapatismo, fue obligado entre los grupos, los cuales en una actitud sin precedente, se unieron olvidando sus diferencias, para efectuar en la Universidad Nacional Autónoma de México, conciertos solidarios con los pueblos indios. En esos días, el rock local se dividió entre los que "apoyaban" al levantamiento indígena y los "apáticos".

EL PUNTO IMPORTANTE es que los conciertos en la vía pública no eran entonces permitidos ni había empresario alguno que los apoyara. Por ello, el autofinanciamiento, la organización estudiantil y artística, siguiendo la propuesta zapatista de no necesitar del "supremo gobierno" o cualquier otra autoridad (disquera, management, etcétera) para tener vida, hasta entonces inexistente en la escena rock de este país, brotó en esa generación de jóvenes nacidos en los años 70, como un capital político importantísimo. Decenas de festivales de rock auspiciados por colectivos autogestionados como el Batallón de los Corazones Rotos, Serpiente sobre Ruedas o La Bola , crearon conciencia social y sembraron la fe en cientos de miles al ver que: a) era posible efectuar festivales de grupos mexicanos; b) las bandas de rock hecho en México poseían notable calidad; c) los saldos podían ser blancos, cuando la seguridad estaba a cargo de los mismos jóvenes, y d) no estaban solos, y hallaban en el rock un espacio de pertenencia, identidad y rebeldía (en tiempos priístas, la represión y la censura eran aún mayores que ahora). Dato curioso es que la mayor afluencia a uno de ellos, en el estacionamiento del estadio de Ciudad Universitaria, registró en octubre de 1997 un total de 60 mil personas: la misma cantidad de gente que hoy asiste por día al Vive Latino.

EL ESTALLIDO YA no se detuvo. El movimiento de ska, por ejemplo, prácticamente nació en esos festivales. Las bandas comenzaron a ayudarse cada vez más entre sí, organizando y produciendo por sí mismas tocadas temáticas o de empatía entre géneros. Espacios como el Multiforo Alicia , de abierta filiación zapatista, cosecharon la inquietud latente de miles de jóvenes por armar su propia banda; es ahí donde vertientes como el surf o el neo-punk actuales florecieron durante los años en que no hubo prácticamente ningún otro foro para tocar, si es que se era una banda nueva o sin disco (entre 1996 y 2001, aproximadamente). El rock compuesto en México ganó mucha más credibilidad entre las audiencias... y poco a poco entre la industria y las autoridades. Son esos años de efervescencia, los que hicieron posible el nacimiento, en 1998, del Vive Latino.

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