Los cambios de clima modificaron el tipo de alimento que consumía el animal
Un estudio exonera al hombre de la desaparición del mamut
El final de la última glaciación favoreció el desarrollo de los rumiantes, como los bisontes
París, 11 de mayo. Señalado hasta ahora como el culpable de la extinción de los mamuts, caballos salvajes y rinocerontes lanosos, el hombre prehistórico obtuvo su absolución en un estudio publicado el jueves en la revista Nature, que atribuye al clima estas desapariciones en el epílogo de la era glacial.
Nuevas dataciones de fósiles de animales, plantas y humanos, hallados en Alaska y en el territorio canadiense de Yukón, echan por tierra las teorías que describían las terribles consecuencias de la llegada del hombre a América del Norte, según el autor del estudio, Dale Guthrie, de la Universidad de Alaska, en Fairbanks.
Los primeros humanos en conquistar estas tierras, hace 12 mil 300 años, llegaron de Asia, muy probablemente a través de un puente natural que atravesaba por entonces el actual estrecho de Bering, según este especialista de biología ártica.
La técnica del radiocarbono que Guthrie aplicó en 600 fósiles de mamuts, cérvidos, bisontes, caballos y castores gigantes, entre otros, reveló que el caballo salvaje se había extinguido antes de la presencia humana y que el mamut lanoso se encontraba ya en regresión.
En revancha, el número de bisontes, alces de América y uapitís empezó entonces a ser abundante.
La caza excesiva no fue factor
Según Guthrie, más que una caza excesiva, la explicación de la extinción de estas especies se debe a los cambios en las fuentes de alimentación, causados por los cambios climáticos detectados en fósiles de polen.
Cuando hacía frío, la estepa producía una alimentación pobre, correspondiente a las necesidades de los animales monogástricos (estómagos simples), tales como los mamuts y los caballos, cuyos aparatos digestivos podían transformar la celulosa en azúcar, permitiéndoles así consumir grandes cantidades de forraje de baja calidad.
Sin embargo, con la transición entre el periodo pleistoceno (antes de la primera glaciación) y el holoceno (actual era geológica), los veranos se volvieron más calurosos y húmedos, según el estudio.
El deshielo provocó la aparición de lagos y pantanos, el brote de sauces y la extensión de las praderas. El forraje se hizo más nutritivo, lo que favoreció a los rumiantes (con estómagos bolsa), entre ellos el uapití y el bisonte, que se convirtieron así en las nuevas especies dominantes.