Carta de la esposa de Ignacio del Valle a La Jornada
Fin a la persecución contra su familia, exige Trinidad Ramírez
La esposa del líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), Ignacio del Valle, Trinidad Ramírez Velázquez, demandó en una carta enviada a este diario el cese de la persecución en contra de su familia y, en particular, de su hija América, contra quien pesa una orden de aprehensión. Ella, sostiene Trini, "solamente es una joven más que no acepta que se cometan tantas injusticias y lucha porque la desigualdad del pueblo mexicano se termine".
Toda la familia de Trinidad ha sido objeto de persecución. Su esposo y su hijo, César, están presos; ella, sus hijos Ulises y América son buscados por corporaciones policiacas; sus suegros y cuñados, sus hermanos y sobrinos han tenido que salir de sus hogares y vivir a salto de mata para evitar ser detenidos. Su casa, al igual que la de sus familiares en San Salvador Atenco, ha sido allanada y saqueada.
En días recientes los diarios capitalinos publicaron fotografías de las casas de Del Valle y familiares, entre otras la de la recámara de los nietos de Ignacio y Trinidad con todos los enseres propios de un cuarto infantil revueltos y rotos. Estas fotos, escribe Trinidad, "lo único que provocaron es fortalecer mi resistencia para seguir luchando por la libertad de nuestros presos y porque cese la persecución en contra de mi familia".
Nulo interés de candidatos
En su misiva, Trinidad Ramírez alude a las reacciones declarativas de los funcionarios del gobierno y de los candidatos a la Presidencia de la República sobre los hechos de Atenco y Texcoco: "Cómo confiar al elegir a un candidato que te va a representar si cada día no muestran más que incapacidad para resolver nuestras mínimas necesidades; si cuando levantas la voz para exigir tus derechos te mandan a miles de granaderos para que te calles y no sólo te violan y te golpean, también te matan, como sucedió en Atenco".
La atenquense perseguida cuestiona al gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, quien después del violento choque en su entidad ofreció planes de desarrollo para la zona oriente. "Precisamente era lo que pedíamos desde el momento en que se instaló una mesa de diálogo. Esas eran las demandas del FPDT, es decir, atención a sus demandas de educación, salud, vivienda, apoyo al campo y espacio para vender lo que la zona produce".
Concluye: "Ahora Peña Nieto dice que Atenco mantenga la calma, cuando antes permitió que corriera sangre, cuando hasta el último momento se le habló por teléfono pidiendo que parara ese salvajismo que estaba cometiendo su fuerza represora. Finalmente dijo que ese no era su problema. Yo me pregunto: ¿de quién es entonces el problema?"