El año pasado captó, junto con el Caribe, 55 mil 900 millones de dólares
Confirma S&P desplome de AL como receptora de inversión extranjera
La caída explica el menor crecimiento de la región, considera la calificadora
Después de dos décadas de reformas económicas y financieras, impuestas bajo el argumento de hacer a los países más atractivos para la inversión extranjera, América Latina redujo en 2005 a la mitad su participación como receptora de flujos de capital entre las regiones en desarrollo.
En 2005, América Latina y el Caribe recibió "únicamente" 55 mil 900 millones de dólares de inversión extranjera directa (IED), indicó un reporte de la firma financiera Standard and Poor's (S&P) divulgado este martes. La cantidad representó 6.2 por ciento de los flujos mundiales, pero sólo 15.5 por ciento de los destinados a las economías de países en desarrollo, añadió.
La situación contrasta con la prevaleciente hace una década, cuando en la región se mantenía la ola de privatización de activos públicos iniciada hace 25 años y las reformas de apertura económica y liberalización financiera atraían a trasnacionales a expandir sus operaciones en Latinoamérica.
De acuerdo con S&P, la región recibió cerca de 550 mil millones de dólares en IED durante el periodo de 1996 a 2005. El monto más alto se registró en 1999, cuando los flujos sumaron 74 mil 900 millones de dólares, es decir, 6.8 por ciento del total de los flujos mundiales de IED y 28.8 por ciento de los destinados a las economías en desarrollo. Esto es, el doble de lo recibido en el último año.
"La reducción significativa de la participación de América Latina (en la recepción de IED) es preocupante y quizá explica porqué los países latinoamericanos han crecido más lentamente que la mayoría de las economías de mercados emergentes durante esta década y porqué las perspectivas de crecimiento en la región son relativamente austeras", comentó Helena Hessel, analista de Standard and Poor's en Nueva York.
En la primera mitad de la década pasada, entre 1996 y 2000, los flujos anuales de inversión a Latinoamérica crecieron cuatro años de manera consecutiva. El pico fue 1999, con 74 mil 900 millones de dólares y la parte más baja se situó en 2003, con 37 mil millones de dólares, que representaron ese año 5.8 por ciento de la IED mundial y 17.7 por ciento de la recibida por los países en desarrollo, de acuerdo con S&P.
La recepción más considerable de IED en 1999, añadió Standard and Poor's, reflejó algunos fenómenos que se daban en ese momento, como los programas de conversión de deuda y la ola de grandes privatizaciones en infraestructura, servicios financieros y en el sector de la energía.
Geográficamente, la acumulación de IED en la última década se concentra básicamente en cuatro países: hasta 2004, Argentina, Brasil, Chile y México captaron 458 mil 800 millones de dólares, que representan 80 por ciento del total recibido por la región entre 1996 y 2004. Estados Unidos y Canadá fueron los países de origen de 45.6 por ciento de la IED; Europa, 38.4 por ciento; y "otras regiones" el 16 por ciento restante.
Según Standard and Poor's, la distribución de los flujos de inversión extranjera directa entre los mayores receptores de la región en la última década está relacionada de manera paralela con el desarrollo político y económico de esas regiones.
La firma financiera señaló que los dos ejemplos "más contrastantes" son Argentina y México.
Los flujos de IED a Argentina, abundó, durante la segunda mitad de la última década disminuyeron a sólo 14 mil 900 millones de dólares, 5.7 por ciento del total de lo captado por la región, luego de que habían alcanzado 48 mil 200, o 16.8 por ciento del total regional, una caída de 70 por ciento.
En contraste, añadió, México registró un incremento a 93 mil 300 millones de dólares durante los años de 2001 a 2005, que representaron 35.8 por ciento de lo que recibió la región en el periodo. Esta cantidad aumentó de los 65 mil 100 millones de dólares, 22.7 por ciento del total regional, entre 1996 y 2000.
En estos años fue cuando se dio la extranjerización del sistema financiero y la llegada al país de firmas como WalMart y Delphi, así como las inversiones en el acotado sector energético.