Jueves 4 de mayo de 2006
Zabludovsky, noticia puntual
Jacobo Zabludovsky, en las instalaciones de Radio Centro Foto La Jornada
Poco después de haber empezado su noticiero De una a tres, del Grupo Radio Centro, el periodista Jacobo Zabludovsky decidió abandonar el formato habitual de su programa y se conectó en cuerpo y alma con Texcoco, la populosa ciudad mexiquense que amaneció ayer en pie de guerra. No quitó la voz del micrófono hasta las cuatro y media de la tarde, cuando anunció que la programación de la 690 regresaba a la normalidad.
Hasta el momento que recibió la orden de cortar la transmisión, Zabludovsky dio otra inolvidable lección de periodismo en vivo, el más cruel, el más hermoso del espacio radioelectrónico. Sobrio, condujo a sus colegas presentes en Texcoco y San Salvador Atenco con serenidad y temple. Pidió que dieran el micrófono lo mismo a las autoridades que a los descontentos.
Así pudimos escuchar a una mujer que, enfurecida y machete en mano -según relataba el reportero Isidro Corro-, criticaba acremente al gobernador Enrique Peña Nieto y soltaba una frase estremecedora: "O nos matan o los matamos".
El pico de la transmisión llegó a las 15:30 horas cuando Isidro Corro, micrófono en mano, caminaba jadeante por el centro de Atenco luego de que se desató un zafarrancho: ¿Cómo se encuentra el joven, caballero? ¿Necesita una ambulancia? ¿Qué necesita?
Y el interpelado, un ejidatario de la localidad, respondió: "Ya falleció".
Zabludovsky: Isidro, ¿estás frente al hombre que consideras murió?
Corro: Efectivamente, Jacobo.
Zabludovsky: ¿te consta que murió?, ¿está muerto?
Corro: Permíteme, Jacobo, déjame tocarle el pulso, voy a tomarle el pulso a la persona... sí, Jacobo, esta persona ha perdido la vida.
Durante esas dramáticas horas vividas en Texcoco y San Salvador Atenco, en las que varios periodistas -entre ellos nuestro fotógrafo Alfredo Domínguez- fueron golpeados por enfurecidos manifestantes, el noticiero de Zabludovsky dio información puntual y veraz de lo que acontecía mientras el duopolio televisivo -cada canal con su respectivo logo invadiendo la pantalla para evitar el pirateo de imágenes- proporcionaba información fragmentada de los acontecimientos.
De la redacción