"Falta voluntad política", señala vocero sindical
El gobierno federal "no tiene ninguna voluntad política de resolver el conflicto minero" y le está apostando al desgaste de los trabajadores, pero esta posición puede derivar en un mayor caos en la industria, con más plantas cerradas en todo el país, si no hay una solución pronta al conflicto, advirtió Juan Luis Zúñiga, primer vocal del consejo general de vigilancia y justicia del sindicato minero.
En entrevista, advirtió que el próximo 2 de mayo podría generarse otro episodio de violencia, porque se llevará a cabo la asamblea del sindicato minero, en la que los líderes seccionales de todo el país votarán por la ratificación de Napoleón Gómez Urrutia, y se prevé que las huestes de Elías Morales podrían hacerse presentes para tratar de romperla.
Además, hay versiones no confirmadas, dijo, de que ahora la Secretaría del Trabajo podría preparar el desalojo de la sede del sindicato, pero los trabajadores ya están preparados para enfrentar esto. Inclusive en sedes como las secciones de Taxco, en Guerrero, los sindicalizados están advertidos de que podría también intentarse un desalojo.
Hizo ver que las autoridades federales y estatales fueron muy "rápidas" para llevar a cabo una acción de desalojo con violencia de los trabajadores en Lázaro Cárdenas, pero en cambio "extrañamente" han sido muy lentos para fincar responsabilidades sobre los asesinatos.
"Los asesinos de Mario Alberto Castillo y Héctor Alvarez Gámez son los propietarios de Grupo Villacero, Julio, Sergio y Pablo Villarreal Guajardo, quienes fueron los que aportaron las condiciones para desalojar la planta; ellos son responsables de los resultados del intento de desalojo, de la muerte de dos trabajadores, así como de los heridos.
"El asalto a los trabajadores fue deliberado y planeado, por lo que a los compañeros se les ejecutó dolosamente, y a ello contribuyeron el secretario del Trabajo, Francisco Salazar; el subsecretario del ramo, Emilio Gómez Vives, y el director general del Registro de Asociaciones, José Cervantes Calderón, afirmó.