Usted está aquí: viernes 14 de abril de 2006 Opinión Ante la cultura el PAN saca la pistola

Jaime Martínez Veloz

Ante la cultura el PAN saca la pistola

En el primer año de la guerra revolucionaria de 1936-39 en España, el escritor vasco Miguel de Unamuno enfrentó en un discurso al coronel Millán Astray, jefe de la Legión Extranjera, la fuerza militar feroz, responsable de las atrocidades franquistas más terribles durante la represión del pueblo español. Ante un auditorio con bastante presencia militar, Unamuno lanzó una alocución en la que criticó los excesos derechistas cometidos en la guerra y apelaba al imperio de la razón para frenar la lucha fratricida. Se refirió de forma irónica a la mutilación física y mental del militar legionario, quien amenazante lanzó una arenga memorable, coreada por los franquistas: ¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!

Unamuno debió retirarse del brazo protector de Carmen Polo de Franco, esposa del carnicero, pero antes les advirtió: "Venceréis, pero no convenceréis". De tal episodio permanece en el imaginario colectivo el grito irracional del fascismo franquista, que sintetiza el pensamiento retrógrado de los reaccionarios en toda latitud: ¡Muera la inteligencia, viva la muerte!

La anécdota viene al caso en estos momentos de irracionalidad del fascismo panista, que, a semejanza de sus afluentes ideológicos franquistas, ha lanzado una campaña propagandística de desinformación en la que ya no sólo demoniza a López Obrador, sino que dio inicio a la persecución contra la intelectualidad mexicana, siguiendo la consigna de aquel otro fascista que decía que cada vez que oía la palabra cultura sacaba la pistola.

La repugnante propaganda negra y las agresiones del panismo contra Elena Poniatowska son lógicas, si se toma en cuenta la naturaleza retardataria y primitiva de cualquier ideología reaccionaria, enemiga del progreso, el intelecto, el conocimiento, el raciocinio y la inteligencia; vamos, hasta del simple sentido común. Enanos mentales como son, ni por asomo llegan a los talones de una figura como Poniatowska, quien ha hecho más por la democracia en este país autoritario que los mastines que se solazan en su estrechez de miras y en su miseria existencial. Ninguno tiene ni la estatura moral ni el raciocinio mínimo para comprender siquiera la perversidad de sus actos. ¿Qué se puede esperar de sujetos iniciados en sociedades secretas nazis, al estilo El Yunque, del que son militantes la mayor parte de los dirigentes del PAN? Realizar juramentos secretos frente a huesos y calaveras, oír misas negras, estar peleados con la sexualidad, efectuar ayunos y flagelarse con cilicios forma parte de su historia clínica de la cual se desprendería un agudo cuadro de preocupante disturbio mental que requeriría tratamiento siquiátrico urgente.

Azuzar a los mexicanos con el petate del muerto de que Andrés Manuel se comerá crudos a los niños constituye un auténtico peligro para México, es distorsionar la manera de hacer política en el país, dado que la clase media, por desgracia, es la más propensa a someterse al adoctrinamiento ideológico y ser receptora de la basura propagandística, fruto de las febriles mentes blanquiazules.

El cavernario pensamiento anticomunista dirige la propaganda panista en una réplica de las más nefastas páginas de la historia contemporánea. Su campaña es heredera directa de su héroe nazi, Joseph Goebbels, camarada de la ruta ideológica de la que abrevaron los principales funcionarios de la administración pública foxista; para muestra, unos ejemplos. José María Abascal, secretario de Gobernación, cuya mentalidad se corresponde más con la de un monje medieval con alucinaciones propias del místico perturbado de sus facultades que con la de un funcionario público en un régimen laico y en teoría racional. O individuos como Manuel Espino, presidente del PAN, cuya pequeñez sólo se compara con la mediocridad del aburridísimo burócrata panista Felipe Calderón, quien se otorgó un autopréstamo millonario con sus delicadísimas y finas "manos limpias", propias de señorito, ignorante y ajeno al trabajo duro.

Hoy el autoritarismo y el fascismo baratos nos acechan con neuróticos anticomunistas al estilo de Fox, Abascal, Espino y Calderón, quienes constituyen el auténtico riesgo para México.

Más vale que los hijos pródigos del neofascismo nopalero entiendan que si torpedean con sus demenciales artilugios el sistema electoral, el país se encenderá y no habrá rincón ni alfombra que alcance para esconderlos de la rabia popular. No le rasquen los bigotes al tigre. Andrés Manuel sí es un peligro, pero para los ladrones, los saqueadores, para los Bribiesca, para el crimen organizado y sus cómplices en el gobierno.

Es hora de retomar la ofensiva. El PAN y el PRI son tan burdos como grotescos; no tengamos temor de construir una estrategia firme, creativa y contundente; nada tenemos que perder, porque no tenemos nada, pero ellos sí, sobre todo lo que se robaron al amparo del poder. Ellos tienen el dinero, pero nosotros los sueños y anhelos de la gente. Vámonos con todo en cada municipio, en cada localidad, en cada universidad, en cada fábrica: ni uno ni millones de espots, ni una campaña televisiva miserable, pueden derrumbar la esperanza de un pueblo. El futuro será nuestro si sabemos defenderlo con mística, coraje y decisión. De nosotros depende.

 
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