Felipe Maymón Capetillo negoció su propio rescate
Secuestrado, libre por un "pacto de cabrones"
Cuñado de Pedro Cerisola estuvo retenido sólo dos días
Su mente estaba intacta dos semanas después del infortunio. Frente a la autoridad se dispuso a relatar cada pasaje de su cautiverio con el propósito de denunciar a sus raptores.
Demandó que fueran detenidos, todos, los mismos que 14 días antes lo habían secuestrado para exigirle a él y a su familia 2.5 millones de dólares a cambio de su libertad.
Rememoró cada palabra, dio detalles, desmenuzó los hechos y narró con satisfacción que estaba libre por su capacidad negociadora, por el "pacto de cabrones" al que llegó con Raúl, uno de sus plagiarios.
No era para menos. Obtuvo su libertad en dos días, después de convencer a Raúl que disminuyera el monto de la suma original para su rescate.
Así fue como salió de aquella casa ubicada en algún sitio del Distrito Federal o la zona conurbada, tras comprometerse a conseguir, a más tardar en una semana, 5 millones de pesos. No hubo más garantía que su palabra.
Al denunciar su plagio ante un funcionario de la Procuraduría General de la República (PGR), también reveló una noticia inédita para la industria del secuestro en México: un secuestrado obtenía su libertad, casi de manera inmediata, tras haberse ganado la confianza de sus plagiarios, pero sin haber cubierto la "cuota" exigida.
Desde el inicio de las negociaciones sus familiares se negaron a pagar la millonaria suma.
Como si se tratara de una novela de ficción, el querellante refirió minutos antes de recuperar su libertad -que le había sido arrebatada 48 horas antes- que uno de los delincuentes le dijo: "No se quién eres, pero hoy estás de suerte. Nunca antes había visto una negociación igual a esta, y mira que he tenido secuestrada a gente por meses, que si no pagan no salen".
Durante su cautiverio hubo pasmosas revelaciones. Denunció a la autoridad que una persona que trabajaba con él, originaria del estado de Guerrero, fue la que dio el pitazo sobre los alcances monetarios de la víctima.
"Era alguien que me tenía mucha envidia y trabajaba conmigo, y según me dijeron, lo iba a notar, ya que seguramente esta persona empezaría a gastar mucho dinero que le dieron a cambio de información", declaró ante la PGR este cuñado de Pedro Cerisola, secretario de Comunicaciones y Transportes.
Pormenores del plagio
La experiencia traumática comenzó hace tres años. El 12 de agosto de 2002. El ingeniero Felipe Maymón Capetillo, un destacado jugador de golf y consejero de la Asociación de Golf del Valle de México, quien contrajo nupcias con María Teresa Cerisola, hermana del funcionario federal, describió ante peritos de la Subprocuaduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) los pormenores de su secuestro.
Su versión de los hechos la dio dos semanas después de que fue liberado por sus secuestradores.
Documentos judiciales en poder de La Jornada -que constan en la toca penal 108/2005-II- revelan la letal experiencia por la que pasó la familia Cerisola.
La noche del 30 de julio, a las 22 horas, Maymón Capetillo salió de su oficina, ubicada en la calle de Amsterdan 261, colonia Hipódromo Condesa, en el Distrito Federal, acompañado de su secretaria Rosa Elvira Gómez Andrade.
Sus automóviles estaban estacionados en una pensión ubicada a media cuadra de ahí. A unos pasos del estacionamiento fueron interceptados. Un sujeto vestido de traje oscuro se bajó de un vehículo y los amagó con una escuadra calibre 38. Todo intento de huir fue infructuoso.
El ingeniero opuso resistencia, lo que obligó al conductor del automóvil a bajarse para ayudar a su compañero y subir a la víctima.
La secretaria miró impávida cómo se llevaban a su jefe, pero no pudo hacer nada para detenerlos.
"No te resistas hijo de la chingada; cabrón: vas a ver, ándale, métete al coche", fueron las palabras que profirieron los plagiarios.
Ya en el interior del auto, recuerda, lo acostaron con la cabeza hacia abajo y en todo momento, sometido. "Fue cuando me empezaron a sustraer todas las pertenencias que portaba: una cartera negra de piel con 8 mil pesos en efectivo, varias tarjetas de crédito y débito, una credencial del Colegio de Bachilleres y un tarjetero con varias tarjetas de presentación, además de un reloj Tizoc que tiene la leyenda y logotipo de CICSA".
El traslado apenas duró una hora. La llamada telefónica de uno de sus captores le dejó claro que los tipos actuaban en serio, que su vida corría peligro y que tal vez no volvería a ver a su familia. Estaba consumado el plagio. El dardo había dado en el blanco: tenían en su poder a la gallina de los huevos de oro.
Se detuvo el vehículo. Hizo una maniobra como para meterse a un garage en reversa. Lo obligaron a bajar del automóvil. Su rostro estuvo cubierto en todo momento.
"Me pareció que dentro de la casa se encontraban por lo menos otras dos personas, por el ruido y las voces que escuchaba. Me dijeron: 'esto no es un secuestro exprés, esto es un secuestro real. Eche todo lo que traiga'", recordó. El secuestro había sido planeado con minuciosidad.
Encerrado en un cuarto le dijeron: "Aquí te vas a quedar hasta que las cosas resulten". Y en cuestión de minutos sus captores ya tenían la dirección de su domicilio particular, el nombre y teléfonos de sus hijos y esposa.
Le aclararon que conocían bien sus antecedentes y poder económicos, que tenía que pagar 2.5 millones de dólares a cambio de su liberación.
Negociación directa
El desenfado de Maymón Capetillo permitió negociar directamente con sus victimarios. Desde que le dijeron la cantidad inicial que demandaban, éste mencionó que estaba "fregado", porque "esa cantidad no la van a obtener por nada del mundo".
Su agenda personal hizo ver al líder del grupo, el tal Raúl, que el ingeniero brillaba en sociedad por la cantidad de personas "importantes" que conocía.
"Me preguntaron acerca de mi esposa. Qué relación tenía con el secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola, a lo que dije que eran parientes no directos, sino de segundo grado. Pero me dijeron que dijera la verdad, que ellos sabían todo de mí y que querían fuera de las negociaciones" al funcionario foxista.
Lo que siguió fueron horas de estira y afloja.
Al día siguiente, el miércoles 31 de julio, "escuché por la mañana que alguien hablaba por teléfono celular. En ese momento llegó Raúl a decirme que había platicado con su gente, que me iban a dar el trato que yo había pedido: que tenía que pagar un millón de dólares, a lo que respondí que era imposible, por lo que se violentó, diciéndome: '¡Yo sé quién eres! ¡Ni un peso menos!'".
"Horas más tarde, Raúl me dijo: 'parece que su esposa ha intervenido, dijo que tenía muchos contactos'. El secuestrador me dijo que las cosas se estaban complicando, que mi esposa le había dicho que tenía muchos contactos, que ya me estaba buscando".
Inmediatamente "le ofrecí un trato, pero me tenía que dejar ir. Que me dejara a mí actuar, porque no había otra forma de hacerlo estando yo encerrado".
El segundo día de cautiverio, 1º de agosto, "por la mañana llegó de nuevo Raúl diciéndome que él podía pactar el trato porque el que tomaba las decisiones estaba en Estados Unidos, y que él iba a hacer un 'pacto de cabrones' conmigo, en el sentido de que yo tenía que pagarles 5 millones de pesos, pero no menos de esa cantidad.
"Entonces me dijo que de darse el consenso bien yo podía irme. En la tarde Raúl volvió a platicar conmigo: hoy es jueves, tienes hasta el viernes de la próxima semana para pagarnos; estás vigilado. Le dije que yo entregaría los 5 millones de pesos el día 9 de agosto, en efectivo, y en el lugar en el que me señalaran."
Capacidad negociadora
La suerte y capacidad negociadora de Maymón Capetillo no sólo le permitió obtener su libertad sin el demandado pago del rescate, también le dio la oportunidad de recuperar sus pertenencias.
Sin mediar más plática fue liberado cerca de la unidad habitacional de Aquiles Serdán. Tomó un taxi y llegó a su casa aproximadamente a las 23:20 horas del día 1º de agosto de 2002.
Las dos semanas siguientes fueron llamadas constantes, presiones y amenazas de los secuestradores. Lo que nunca supieron los delincuentes fue que estaban siendo grabados y monitoreados por elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI).
Se planeó la entrega del dinero de manera común, pero ya no por 5 millones de pesos, sino por 300 mil. Así lo habían recomendado los expertos investigadores a la familia Maymón-Cerisola. Los plagiarios aceptaron la última oferta.
Dos años después, el 17 de agosto de 2004, elementos de la AFI lograron la captura de siete integrantes de la banda que secuestró a Maymón Capetillo, entre ellos el tal Raúl.
Los delincuentes fueron identificados como Martín Ortiz Hernández, Arturo Reyes Hernández, José Francisco Manuel Marván Morales, Marco Antonio Estrada Hernández, José Francisco Martínez Nucamendi, Liborio Rosas Valadez y Alejandro Medina Ortiz. Todos se encuentran presos en el Reclusorio Norte en espera de la sentencia correspondiente.