Usted está aquí: sábado 1 de abril de 2006 Cultura Inusitada reunión callejera entre poesía y transeúntes en la estación Insurgentes

Presentaron las primeras ocho antologías de la serie Poesía en el Andén

Inusitada reunión callejera entre poesía y transeúntes en la estación Insurgentes

ARTURO JIMENEZ

En un encuentro callejero entre la poesía y la ciudadanía, y en medio de lecturas, juegos de azar, preguntas de los reporteros a los creadores, y viceversa, así como la participación decidida de las personas que por ahí pasaban y decidieron sentarse bajo una lona colocada en la glorieta de la estación Insurgentes del Metro, surgió una duda fundamental:

¿No será que la pequeña y afamada elite que en México lee poesía, podría ampliarse de manera considerable mediante programas efectivos de promoción?

Como sea, el lanzamiento de la serie de ocho antologías temáticas Poesía en el Andén puede considerarse como un éxito para sus impulsores: la revista Alforja y el programa Un Metro de Libros, creado por Mauricio Achar y continuado por su hija Nelly, y que en 42 puntos de venta de estaciones del Sistema de Transporte Colectivo trata de acercar al gran público libros de calidad a bajo costo.

Sucede que la tarde del miércoles, la poesía y los poetas (José Angel Leyva, José Vicente Anaya, H. Pascal, Sergio Téllez-Pon, Maricruz Patiño, Eduardo Reyes Langagne, varios de ellos compiladores y/o compilados) tuvieron más público del que suelen reconocer los quejosos de siempre, arrancados ahora de entre los cientos de transeúntes diversos que emergen de las bocazas del Metro.

Una de ellas, Jeniffer Freire, cantante de una banda gótica, se subió al pequeño escenario y pudo interrogar al escritor H. Pascal y leer, de una de las antologías, un poema de Efrén Rebolledo. Otro, Roberto Ramos, lector irredento, compartió de memoria un fragmento de La suave patria, de Ramón López Velarde.

Hubo uno más, de nombre Roberto Hernández, que externó su sorpresa por descubrir, ahí mismo, que los poetas eran de carne y hueso, que no están locos, y les dijo que no se preocuparan porque sus lectores como él sí les hacían caso.

Rueda de prensa de la fortuna

Y así, mientras un hombre trajeado leyó un texto en voz muy bajita, una chava chilena, de falda y sandalias, y también poeta, hizo lo propio con toda claridad, y evocó a Anne Sexton: ''Cuando un hombre penetra/ a una mujer/ es como el oleaje del mar/ que carcome la playa,/ una y otra vez"...

Un último transeúnte, incluso, pudo sintetizar con ingenio lo ahí sucedido y recordó que un poeta dijo que si a la poesía le quitaban la rima y el metro, lo que quedaba era, precisamente, la poesía. ''Y ustedes -le dijo a los poetas y promotores culturales ahí presentes- le han regresado a la poesía el Metro y los vagones y todo lo demás''.

Fue la parte final del encuentro callejero poesía-ciudadanía, porque minutos antes el escritor y promotor cultural José Angel Leyva, metamorfoseado en animador, micrófono en mano, había comenzado la jornada mediante el juego de la ''rueda de prensa de la fortuna", un enorme disco de cartón sobre una mesa redonda que designaba a quién debía hacerse determinada pregunta.

Y entonces, en un alrevesamiento de su vida cotidiana, tuvieron que responder interrogantes reporteros como Gabriela Jiménez y fotógrafos como Héctor García hijo. Y lo hicieron bien y la gente de arriba y de abajo del escenario se animó.

Y fue así que todo mundo se pudo enterar que estas primeras ocho antologías de Poesía en el Andén giran en torno de temas como ángeles, vampiros, fantasmas, sueños, desamor, sexo, homosexualidad y patria, y que fueron compiladas por escritores como Anaya, Leyva, Pascal o Téllez-Pon.

Y que en ellas figuran desde autores clásicos y reconocidos, como Catulo, Góngora, Shakespeare y Giacomo Leopardi, hasta escritores contemporá-neos famosos y desconocidos, como Fernando Pessoa, Rafael Alberti, Pablo Neruda, César Vallejo, Salvador Novo, Concha Urquiza, José Emilio Pacheco, Gerardo Horacio Porcayo y Lizbeth Padilla.

Y en fin, que cuando el templete era levantado, aún se observaban pequeños grupitos comentando el suceso por demás extraño de una reunión callejera entre la poesía y la ciudadanía.

 
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