Estudiantes y sindicatos franceses mantienen la jornada de huelgas del próximo martes
Chirac desoye protestas y promulga el Contrato de Primer Empleo
El presidente promete enmiendas a los puntos más polémicos para buscar una salida a la crisis
Después del discurso del mandatario, miles de personas se volcaron a las calles para protestar
Ampliar la imagen Estudiantes franceses escuchan decepcionados en la Universidad Saint-Charles, en Marsella, la comparecencia televisiva del presidente Jacques Chirac. A la derecha, manifestaciones espontáneas de repudio en la parisina Plaza de la Bastilla luego de la decisión del Ejecutivo de promulgar el CPE Foto: Reuters
Ampliar la imagen Estudiantes franceses escuchan decepcionados en la Universidad Saint-Charles, en Marsella, la comparecencia televisiva del presidente Jacques Chirac. A la derecha, manifestaciones espontáneas de repudio en la parisina Plaza de la Bastilla luego de la decisión del Ejecutivo de promulgar el CPE Foto: Reuters
París, 31 de marzo. El presidente francés, Jacques Chirac, decidió hoy promulgar la ley del Contrato de Primer Empleo (CPE) con enmiendas a los puntos más polémicos para buscar una salida a la crisis que en las últimas ocho semanas ha provocado manifestaciones multitudinarias y huelgas, postura que fue rechazada por sindicatos, estudiantes y oposición con una improvisada manifestación de miles de personas en París.
En un mensaje transmitido por radio y televisión, a las 20 horas local, el jefe del Estado anunció haber pedido al gobierno del primer ministro Dominique de Villepin que modifique en el texto legal los dos puntos más espinosos del CPE: el periodo de prueba de dos años, que será reducido a uno, y las condiciones de ruptura del contrato, que deberán ser comunicadas al interesado.
El texto original de la ley defiende el despido "sin explicaciones" al joven empleado.
Chirac pidió al Ejecutivo tomar "todas las disposiciones necesarias" para que "en la práctica" no se pueda firmar "contrato alguno sin que se integre plenamente" el conjunto de las modificaciones.
Esta reacción de Chirac ya era vaticinada por analistas políticos, que afirmaron que el presidente no se opondría a su primer ministro y posible delfín en las elecciones presidenciales de 2007.
La promulgación formal de la ley puede ser una salida airosa para De Villepin, quien se negó a cualquier flexibilización de ella.
Con esta solución, Chirac también tendió la mano a sindicatos y organizaciones estudiantiles, invitándolos "a participar en la elaboración" de las nuevas disposiciones que modifican el CPE.
Chirac justificó sus decisiones por la necesidad de desbloquear la situación de crisis que vive el país desde hace más de un mes.
Tras el discurso presidencial, varios miles de personas se manifestaron durante las últimas horas de la noche del viernes, sin que hasta el cierre de esta edición se hayan reportado incidentes.
Varios cientos de personas, en su mayor parte jóvenes, se habían congregado en la Plaza de la Bastilla a partir de las 19 horas, cortando a continuación la circulación de la zona y preparándose para escuchar el discurso presidencial.
Cuando Chirac realizó el anuncio, desde la multitud se escucharon silbidos de descontento y consignas como "Chirac en prisión, De Villepin dimisión".
Dos grupos diferentes, compuestos en su mayor parte por universitarios y estudiantes de enseñanza media, se pusieron en marcha a continuación para intentar llegar al Palacio del Elíseo, donde tiene su sede la presidencia.
Un primer grupo se encaminó a la Asamblea Nacional pero ante la presencia de un importante despliegue policial renunció a su objetivo y se unió a una segunda rama de manifestantes, que desfilaron, siguiendo un recorrido improvisado, por las principales avenidas del centro de París.
Los manifestantes no consiguieron llegar al Palacio del Elíseo ni a la sede del gobierno, y del Ministerio del Interior se dirigieron a la Asamblea Nacional, sede del Parlamento, por la vigilancia de las fuerzas antidisturbios.
Asimismo, en otras ciudades de Francia, como Mans (noroeste), Poitiers (centro-oeste), Nantes (oeste) y Estrasburgo (noreste), varios cientos de estudiantes se lanzaron a las calles en protesta por la decisión de Chirac.
El primero en expresar su desaprobación al mensaje presidencial fue el secretario general de la central sindical Fuerza Obrera, Jean-Claude Mailly, quien calificó la decisión de Chirac de "incomprensible" e "inaceptable".
El líder de la Confederación General del Trabajo (CGT), Bernard Thibault, dijo que se mantiene sin cambios la jornada de huelgas y protestas previstas para el 4 de abril, y agregó que "en ningún caso el presidente aportó siquiera un principio de respuesta".
Bruno Julliard, líder de la UNEF, la principal organización estudiantil universitaria, consideró que Chirac "debe tener problemas de audición: hace dos meses que repetimos que no vamos a negociar el CPE".
El líder estudiantil reiteró el llamamiento a movilizaciones del próximo martes, que también fueron apoyadas por Jean-Louis Walter, secretario general de la CFE-CGC, el sindicato que engloba a los ejecutivos franceses.
"Es una gran decepción, el presidente de la república no entendió nada (...) Todo esto es digno de una república bananera", aseguró Walter.
"Hay riesgos de desbordes (...) y el único responsable" será Chirac, advirtió a su vez el presidente de la Unión Nacional de Centros de Enseñanza Secundaria, Karl Spoeckel.
Disidencias y apoyo
También voces de la derecha criticaron a Chirac. "Es la primera vez en la historia que se promulga una ley pidiendo que no sea aplicada", declaró Francois Bayrou, presidente de la Unión por la Democracia Francesa (UDF).
Bayrou reconoció "las buenas intenciones" de Chirac, al intentar no dar la espalda al primer ministro Dominique de Villepin, creador del CPE, y al mismo tiempo proponer una modificación de sus puntos más controvertidos.
Sin embargo, "para evitar la crisis cayó en el riesgo del ridículo", aseguró el líder de la UDF.
En el terreno político, la oposición socialista, comunista y verde se mostró cáustica. "No se va hacia el apaciguamiento", declaró Francois Hollande, primer secretario del Partido Socialista Francés.
Según el dirigente opositor, el presidente Chirac "debía ser claro y no lo fue", y dio la "idea de una maniobra, de una forma de atrasar" las cosas.
Para el Partido Comunista Francés, Chirac "eligió conscientemente el enfrentamiento con la juventud, los trabajadores y la inmensa mayoría" de los franceses, mientras que para los Verdes sus palabras fueron "alucinantes".
Los únicos en apoyar a Chirac fueron Nicolas Sarkozy, ministro del Interior, y la patronal.
Según Sarkozy, el jefe del Estado adoptó "una decisión sabia" que "corresponde a lo que deseaba la inmensa mayoría de los legisladores de la Unión del Movimiento Popular. El titular del Interior se refería al partido gubernamental que él preside y al que también pertenece De Villepin.
En las últimas ocho semanas, centenares de miles de estudiantes y trabajadores se lanzaron a las calles de toda Francia pidiendo la retirada del CPE.
El gobierno insiste en que el CPE paliará el desempleo juvenil, pues estimulará a los empleadores a contratar a jóvenes sin experiencia. Pero los detractores del plan insisten en que esto sólo volverá más precario el empleo.