Usted está aquí: sábado 1 de abril de 2006 Economía ¿Se puede ser bueno sin competencia?

Gustavo Gordillo

¿Se puede ser bueno sin competencia?

1. Es necesario volver a decirlo, ésta es la región con la mayor desigualdad del ingreso en el mundo. Todos los países del área son más desiguales que el promedio mundial. Algunos analistas estiman que la pobreza en América Latina que afecta a más de 200 millones de personas se habría eliminado si la región tuviera la misma distribución de ingreso que tiene algunos países de Europa del Este o de Asia.

2. Un estudio del Banco Mundial concluye que estos altos niveles de desigualdad en el ingreso y el bienestar: disminuyen el ritmo de reducción de la pobreza al reducir el crecimiento, disminuyen el mismo crecimiento económico y el desarrollo, reducen la capacidad de la región para manejar la volatilidad económica, y limitan la calidad en las respuestas macroeconómicas a los shocks, y propician un contexto que favorece espirales de violencia y crimen.

3. La inequidad acrecienta la disparidad social y productiva de nuestras sociedades, dificulta la construcción de consensos duraderos y alimenta una visión política cortoplacista y depredadora. Los estados nacionales tienen dificultades para establecer compromisos creíbles. Los agentes sociales no siempre se embarcan en acciones colectivas para defender intereses comunes. Se dañan instituciones capaces de procesar conflictos. La desconfianza mina la ciudadanía y la competencia económica, porque la exclusión es el enemigo principal del desarrollo.

4. Las movilizaciones y el debate entre las distintas fuerzas que integran la entretejedura de las sociedades latinoamericanas en las últimas dos décadas obedece claramente a la extenuación del Estado patrimonialista que operó en el contexto del desarrollo hacia adentro generando tanto oligarquías sindicales como de empresarios particularmente en el ámbito industrial. Pero también operó como un Estado patrimonialista en el contexto del desarrollo hacia afuera, es decir, en el marco del Consenso de Washington. La peculiaridad de esta forma de Estado patrimonialista es su opacidad, es decir se trata se un Estado en el clóset que no osa decir su nombre. Con el discurso de la retracción del Estado, de rechazo a toda forma de intervención pública que "distorsione los mercados" juega un papel crucial en el desmantelamiento de áreas completas del Estado. Se usa al Estado para desmantelarse y reconstruirse bajo una nueva forma de patrimonialismo.

5. Este desmantelamiento de áreas completas sobre todo en el ámbito de las empresas estatales, genera vacíos institucionales que rápidamente son llenados a través del funcionamiento de mercados secundarios, de verdaderos mercados políticos con fuertes barreras de acceso a quienes no forman parte de redes políticas. Con la antigua clase política en decadencia -sobre todo por la pérdida de su principal fuente de acumulación: las empresas estatales- emergió en una especie de metástasis un nuevo segmento de la clase política: aquella que se constituye como tal a partir del intercambio monopólico de los bienes estatales materiales como las empresas, e inmateriales como las regulaciones, reglamentos y concesiones.

6. Frente a esta clase política reconstiuida se desenvuelve la protesta y la movilizacíon persistente de sectores muy diversos de las sociedades. Los nuevos gobiernos latinoamericanos a muchos de los cuales en un ejercicio abusivo pero cargado de significación política los engloban bajo el mote de populistas, son el producto de esta tensión y de las respuestas a esa tensión.

7. En algunos países la respuesta de la clase política o de un sector mayoritario es el intento de un golpe de Estado lo cual a su vez abre las puertas para un gobierno hegemónico que debilita el pluralismo. Por eso al tiempo que se descalifica a Hugo Chávez de populista debería recordarse que previamente hubo un intento abortado de golpe de Estado conducido por un sector importante de la oposición de derecha apoyada en agentes extranjeros contra un gobierno electo democráticamente.

8. En otros países la respuesta de las clases políticas tradicionales ha sido buscar "encorsetar" las protestas y las movilizaciones mediante un gobierno de izquierda maniatado institucionalmente. Es útil al respecto recordar que poco antes de las elecciones presidenciales en Brasil en primera vuelta en octubre de 2002 el presidente Cardoso y el FMI llamaron a todos los candidatos a suscribir un acuerdo por medio del cual se comprometían a respetar la política económica que se derivaba de ese acuerdo. Lula que lo firmó y con ello desmanteló la maniobra electoral de esa clase política al mismo tiempo lanzó una carta a los brasileños explicando con síntesis y transparencia las razones que lo llevaban a firmar. El resultado es que se mantuvo el funcionamiento de un pluralismo político deformado por las redes de corrupción y clientelismo que lo atraviesan y de las cuales no se pudo librar el Partido del Trabajo, el partido de Lula.

9. En Chile lleva 15 años gobernando una coalición de cuatro partidos que abarca desde la centro derecha hasta la izquierda socialdemócrata. Las grandes movilizaciones que precedieron el referéndum y el triunfo del NO, no desembocaron en la ruptura y el enfrentamiento como algunos temían y otros deseaban, sino en un lento proceso de transición a la democracia cuya mayor virtud consistió en revertir los instrumentos de la Constitución que generó la dictadura pinochetista con el propósito de hacer inviable la democracia. Paulatinamente en estos 15 años se fue desmantelamiento de manera institucional los distintos enclaves autoritarios.

10. En México está tensión está descarnadamente presente. Se le puede enfrentar desde la vocinglería histérica que no pocas veces clama por la salida extraconstitucional, como en el caso del intento de desafuero a López Obrador. O se enfrenta esta tensión en un acuerdo básico entre todas las fuerzas políticas y sociales de México que permita consolidar la democracia en México. Con un tema central. Reglas creíbles que se cumplan para garantizar la competencia en todos los ámbitos de la vida nacional. Para desmantelar monopolios.

 
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