Usted está aquí: viernes 31 de marzo de 2006 Opinión Los sueños

José Cueli

Los sueños

A 150 años del nacimiento de Sigmund Freud (1856-1939), el sicoanálisis se inaugura con un sueño a partir de la interpretación que él hizo de su sueño ''la inyección a Irma", precisamente un 24 de julio de 1895. Sueño-nudo que se presenta como enigma para ejercer desde ese lugar la posibilidad de traducir, descifrar, transliterar y rescriturar ese enigma del sujeto: el inconsciente.

Habitantes que somos de lo fugaz, intérpretes en nombre de la realidad, intentamos apresar el sentido y salir de la mundanidad, de la soledad de la multitud. Dejar atrás la no-verdad y tocar por un instante lo absoluto. ¿Quiénes si no somos -inquilinos de universo- podíamos cargar de amor ese fluir hacia la muerte que es la existencia?

Freud, al encontrar la clave para interpretar sus propios sueños, puso en juego una de las certezas incuestionables en que se ha anclado toda la cultura occidental: la del sujeto. El tener certeza del sujeto que es olvidarse de nuestra propia inconsistencia; una de las formas del olvido, es decir, de la protección teológica: la popularización festiva desde la que todo pensamiento es aniquilado.

Freud, como Nietzsche, se percata de que estamos soñando pero, aún así, tenemos que seguir haciéndolo. El sueño es una necesidad, en tanto que el trazo dolerá toda la vida. Trazo que resignifica el desamparo originario. Desvalimiento que apuntala una incompletud. Huella de una presencia imposible. Fuerza de la incompletud que impele a soñarse completo.

Freud encontró en los sueños y su desciframiento la vía regia al inconsciente. Consideró no sólo las sílabas de las palabras, sino también las imágenes y los sucesos del sueño como elementos de un lenguaje rudimentario más próximo a la percepción. Parte del hecho de que muchas escenas oníricas representan imágenes que pueden traducirse en giros verbales metafóricos, y formula la relación entre dicha imágenes con su interpretación, metafórica en general, de la siguiente manera: Las ideas latentes del sueño y su contenido manifiesto se nos muestran como dos versiones del mismo contenido en dos idiomas distintos, o mejor dicho, el contenido manifiesto del sueño se nos parece como una transcripción de las ideas latentes del mismo, en otra forma de expresión, cuyos signos y reglas sintácticas hemos de aprender a conocer por la comparación entre el original y la traducción. Las ideas latentes del sueño nos resultan perfectamente comprensibles en cuanto las descubrimos.

''El contenido manifiesto del sueño es igualmente dado en jeroglíficos cuyos signos deben ser traducidos, uno por uno, al lenguaje de las ideas latentes del sueño". Freud continúa diciendo: ''Evidentemente se incurriría en un error si se leyeran estos signos según su valor de imagen pictográfica y no de acuerdo con su relación de signos. Supongamos que se presenta ante mí una adivinanza ilustrada (jeroglífico): una casa sobre cuyo techo se ve un bote, luego una letra....." Evidentemente el juicio correcto se obtiene si yo... me esfuerzo en sustituir cada imagen por una sílaba o palabra, que por alguna relación cualquiera es susceptible de ser representada por la imagen. Las palabras que se van reuniendo de esta manera ya no son carentes de sentido, sino que podrán dar por resultado la sentencia más hermosa y plena de sentido, propio de un poeta. Pues bien, el sueño es tal adivinanza ilustrada, y Freud nos alerta a que el trabajo de los predecesores en el terreno de la interpretación onírica incurrieron en el error de considerar el jeroglífico como una composición pictográfica.

 
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