Usted está aquí: viernes 31 de marzo de 2006 Ciencias Desabasto de medicamentos en el hospital infantil Federico Gómez

Cunden anomalías, como suspensión de servicios y despido de personal médico

Desabasto de medicamentos en el hospital infantil Federico Gómez

ANGELES CRUZ MARTINEZ

En el Hospital Infantil de México Federico Gómez hay desabasto de medicamentos, varias áreas de consulta externa y de hospitalización están suspendidas desde julio de 2004 por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) como medida de seguridad. Tal vez por esto, dicen los trabajadores, el año pasado esta unidad médica reprobó la evaluación del Consejo de Salubridad General.

A pesar de que la suspensión está vigente -ahí están los sellos-, los espacios son utilizados por los médicos y los pacientes. El hospital creado en 1943 es uno de los Institutos Nacionales de Salud de México, proporciona atención médica de alta especialidad para el tratamiento y control de enfermedades graves y complejas.

Con la llegada del director José Ignacio Santos Preciado, en enero de 2004, se reorganizó la atención médica y ahora en lugar de los servicios de especialidad existen salas generales de pediatría que son atendidas por los mismos médicos que durante años habían concentrado su atención en un grupo específico de padecimientos.

Del anterior esquema sólo se conservan algunas áreas, entre otras oncología, cirugía general, nefrología, neurocirugía, cardiovascular, terapia intensiva y neonatología.

Para los galenos, el problema de tal reorganización es que se desaprovecha su conocimiento y se expone a los pacientes a situaciones de riesgo por estar bajo la responsabilidad de médicos profesionistas, pero quienes quizá carecen de la pericia en el tratamiento de su enfermedad en particular.

Lo anterior, aun cuando bajo el esquema impuesto por Santos Preciado está prevista la posibilidad de solicitar interconsultas, es decir, que el especialista en cuestión acuda a la sala donde se encuentre el paciente para proporcionarle la atención que requiera.

Según ha dicho el director, este esquema es similar al que se aplica en los hospitales de Estados Unidos y funciona bien, mientras que los trabajadores opinan que de esta forma se desaprovechan los recursos físicos y humanos con que cuenta el hospital.

Con relación a las salidas de alrededor de una decena de especialistas, quienes aún siendo jefes de los servicios atendían a los pacientes, los empleados señalaron que si bien Santos Preciado tiene la facultad de remover al personal de confianza, "lo cuestionable es que no tome en cuenta la trayectoria profesional de las personas y junto con sus colaboradores recurra a todo tipo de acciones para hostigar a los empleados y forzarlos a que dejen el hospital".

Así es como se han dado la mayoría de las renuncias o solicitudes de licencia de los médicos, las cuales continúan. Hace apenas un par de días abandonó el nosocomio el infectólogo Miguel Cashat, cuya principal actividad era la atención a los niños con VIH/sida.

Los entrevistados señalaron que la mayoría de los empleados del hospital tienen temor a las represalias que pueda llevar a cabo el director y su equipo de colaboradores, debido a que casi no existen las plazas de base, lo que significa que en cualquier momento pueden ser despedidos.

De por sí, comentaron, se encuentran en un ambiente de hostilidad, bajo vigilancia permanente y cuestionados por conversar con sus compañeros. Con frecuencia escuchan frases como "estás en la mira" o "ándate con cuidado".

Con respecto al desabasto de medicamentos, los trabajadores comentaron que con cierta regularidad se enfrentan a estas carencias. Los tratamientos prescritos por los médicos no pueden completarse y para no suspender la terapia los fármacos se sustituyen por otros.

Nuevamente, señalaron, se pone en riesgo la salud de los pacientes, pues por la combinación de medicinas pudieran generar resistencia a las mismas. En algunos casos, para resolver el problema, se adquieren los medicamentos faltantes mediante compras especiales, las cuales resultan más costosas para el hospital.

Algo que llamó la atención de los empleados fue que cuando la ciudad de Nueva Orleáns se vio afectada por el huracán Katrina, los directivos del Hospital Infantil de México convocaron a los médicos a integrar un equipo que se trasladaría a aquella ciudad para apoyar a los afectados.

El hospital pagó sus gastos durante la semana que estuvieron en Estados Unidos. Sin embargo, unas semanas después, cuando el estado de Chiapas se vio afectado por el huracán Stan, no hubo la misma iniciativa de las autoridades.

 
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