Junto con Los Estrambóticos y Panteón Rococó clausuraron el Festival Tlalocan
Manu Chao y Radio Bemba armaron gran pachanga en el Zócalo capitalino
Ampliar la imagen Celebraron todos: desde los chavos banda hasta los fresas Foto: Marco Peláez
La noche del domingo más de 150 mil personas se unieron en una de las mayores pachangas celebradas en el Zócalo capitalino, al ritmo de Manu Chao y Radio Bemba Sound System.
Tras seis años de ausencia, el ex vocalista de Mano Negra y su banda de nuevo abarrotaron la plaza principal de nuestra ciudad, en el marco de la clausura del Festival del Agua Tlalocan.
"Nosotros nacimos de la noche; en ella vivimos y moriremos, pero la luz será mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día", se escuchó al subcomandante Marcos al comenzar el concierto. Un integrante de Radio Bemba subió al escenario, puño en alto, y mostró un cartel de un encapuchado con la lengua de fuera, a la Mick Jagger, con la leyenda "Somos la dignidad rebelde".
Desde distintos puntos de la plancha celebraban las palabras y el cartel.
Vaya a donde vaya, Manu Chao, nacido en París hace 44 años, suele incluir en sus conciertos fragmentos de esta Declaración de la selva Lacandona del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. No es casualidad. A lo largo de los años, el cantante ha acompañado al movimiento nacido en el sureste mexicano, así como ha hecho con los excluidos de distintas partes, este nómada artista que va por el mundo "buscando un ideal", como exclama al entrar en escena.
La banda (en la percusión, el ex Mano Negra, Garbancito; batería: David; teclados: Javi; guitarra: Madjid; bajo: Gambeat) comienza, energía pura, con una canción reggae compuesta por Manu en las calles de Tepito: El hoyo.
En primera fila, el rostro de Carlos Enrique Armenta, ingeniero electrónico, se iluminó. No pareció importarle estar aplastado contra la reja que dividía a la multitud del escenario.
Vino desde Mexicali con su hijo Ferdinando y su nuera Rosi sólo a ver a Manu Chao. Desde las dos de la tarde llegaron a apartar lugar en la plaza de la Constitución, y sí, sus rostros los delatan: valió la pena.
Viajaron de distintos puntos
Así como los Armenta y Rosi, fueron numerosos los que hicieron el viaje desde distintas ciudades, como Veracruz, Querétaro, Morelia, Oaxaca, Guanajuato e Irapuato. Incluso, un par de estadunidenses, Alegría y Silas, viajaron desde Los Angeles.
Alegría cumplió este domigno 30 años y quiso celebrarlos con Manu y Radio Bemba. Ella trabaja con jornaleros agrícolas, por medio de la organización Asistencia Legal Rural de California, y ayer festejó no sólo su cumpleaños, sino el hecho de que un día antes medio millón de personas salieron a las calles angelinas a decir "ya basta de humillaciones a los migrantes". Los clandestinos, pues, salieron de las sombras.
Así que hoy cobra un sentido muy especial cantar Clandestino, desde el corazón de la capital de nuestra República: "Pa' una ciudad del norte yo me fui a trabajar, mi vida la dejé entre Ceuta y Gibraltar; soy una raya en el mar, fantasma en la ciudad, mi vida va prohibida, dice la autoridad..."
Y miles de voces cantaron con Radio Bemba. Todos eran "rayas en el mar", "fantasmas en la ciudad", coreando "solo voy con mi pena, sola va mi condena, correr es mi destino, para burlar la ley, perdido en el corazón de la grande Babilón, me dicen el clandestino, yo soy el quiebra ley". Y, al menos por un instante, se reconocieron entre sí. Todos los solos y los perdidos, aunque sea por esta noche, no lo estuvieron.
Y, como las tristezas y las nostalgias y las melancolías hay que festejarlas, Radio Bemba entonó Merry blues (el Blues alegre), y todos celebraron, desde los chavos banda, los niños fresa, las jovencitas en hombros de sus compañeros, hasta pequeños y señores ya grandes.
Algunos prefirieron no adentrarse en los fondos slameros y, desde la periferia, armaron grupitos de baile o simplemente observaron.
Inclusive la terraza del Hotel Majestic desde hace días tenía todas las mesas reservadas. Los clientes se asomaban desde los cuartos.
Manu Chao, quien se opone a las fronteras entre naciones, rompió las fronteras entre géneros musicales (fue uno de los pioneros en hacerlo). Con Radio Bemba pasó de uno a otro estilo, en español, inglés, árabe y francés: ska, reggae, rock, disco y tecno, como el catártico It's my life. Y rumba, mucha rumba. Uno de los momentos de gozo rumbero se dio cuando el maestro del bajo, Gambit, extasió a todos con un solo en Rumba de Barcelona. El Zócalo entero se lo celebró.
Durante Sidi H Bibi, canción árabe interpretada por Mano Negra, en medio de la plaza se arma un ambiente tribal, como si se regresara a algo muy antiguo.
Una de las rolas más celebradas es Mala vida, de Mano Negra, que es cantada y bailada por una jubilosa multitud.
También interpretaron una versión ranchera-roquera de Volver volver y culminan en un slam masivo del cual quién sabe qué opinaría Vicente Fernández.
El Zócalo fue recuperado, de nueva cuenta, por la gente, por los chavos que bailaron, fumaron mariguana al aire libre -y sí, también inhalaron la mona (tíner)-, sin que ninguna autoridad pudiera ejercer control. Tierra autónoma, en la que lo que importó fue la música y pasarla bien.
Prendieron, pese a la lluvia
Bajo una ligera, pero constante lluvia, la gran celebración había comenzado con Los Estrambóticos, banda skasera muy querida entre los seguidores de este género, por primera vez tocando en el Zócalo. La banda prendió al público desde el comienzo.
Le siguió Panteón Rococó, el cual hace seis años también fue el grupo telonero de Manu Chao. Los chilangos rococó tocaron la ya clásica canción inspirada en el zapatismo Marcos Hall, Cúrame del corazón, La dosis perfecta y La carencia, entre otras.
A continuación, el vocalista de Café Tacuba se echó un palomazo y, junto con su "comadre, compadre y ahijada", leyó algunos puntos de la Declaración del Foro Mundial del Agua Paralelo, entre ellos la denuncia de que el foro oficial fue financieramente prohibitivo para los indígenas y la afirmación de que el derecho de los pueblos indígenas al agua está vinculado con su derecho a la libre determinación.
El público aguantó el discurso probablemente sólo porque se trataba del tacubo.
Roco, el vocalista de Maldita Vecindad, aprovechó el receso de Manu Chao y Radio Bemba para invitar a trabajar en la otra campaña. "¿La otra qué?", preguntó una joven a sus amigos.
Poco a poco la plancha del Zócalo se fue colmando. Hubo momentos en que la multitud se compactaba tanto, que era imposible transitar entre ella. Constantemente hubo gente entrando y saliendo de la plaza.
Cerraron Tómbola
Se cierra el círculo: Manu Chao y Radio Bemba emprendieron su gira por Latinoamérica, Tómbola, el pasado 24 de febrero en nuestro país, en un abarrotado Palacio de los Deportes, y en Guadalajara. De ahí viajaron a Cuba, Venezuela, Colombia Bolivia, Argentina y Chile, hasta culminar el domingo pasado en la plaza principal de la ciudad de México.
En una ocasión cierto músico dijo: "no sé si la música pueda cambiar al mundo, pero sí puede cambiar el momento".
La noche del domingo, los vitalísimos Manu Chao y Radio Bemba mostraron, desde el corazón, el poder de la música, y sí, transformaron el momento... y ni quien nos quite lo bailao.