Usted está aquí: viernes 24 de marzo de 2006 Opinión MEXICO SA

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Carlos Fernández-Vega

La banca extranjera trajo espejitos para llevarse el oro

Dueña de casi todo, su eficacia en el sistema financiero se reduce a ganar para sí misma

Ampliar la imagen Nancy Barry, presidenta de la asociación civil Quiera, que se dedica a ayudar a niños de la calle y es financiada en parte por distintos bancos, presentó una ponencia en la 69 Convención Bancaria que se celebra en Acapulco Foto: Javier Verdín

GIRO, PRIETO O colorado, qué más da, porque a la banca "no le preocupa" qué gallo gane la Presidencia de la República en las próximas elecciones de julio. De hecho, "los banqueros cometeríamos un error muy grande teniendo un candidato favorito".

TALES DECLARACIONES suenan tan falsas como aquella que asegura que "el capital no tiene preferencias políticas", pero finalmente ésa es la posición que de dientes para afuera han hecho pública los barones trasnacionales del dinero, por medio de su dirigente gremial en México, Marcos Gavica, en el marco de su convención anual 69.

CIERTO ES QUE EL capital extranjero arrasó con la participación nacional en el sistema financiero que algunos ilusos aún califican de mexicano (no sin la complacencia del gobierno federal, el cual a estas alturas ya no sabe qué inventar para justificar la prácticamente nula participación de la banca extranjera en el fomento de la economía nacional), con el fin de convertir este mercado en una fuente inagotable de ganancias, pero finalmente algo adicional se esperaba de él, más allá de la caja registradora. Pero no ha sido así, ni será, de mantenerse el esquema.

A LA VIEJA USANZA, la banca extranjera trajo espejitos para llevarse el oro, sin mayor diferencia con los "banqueros" salinistas que se quedaron con las otrora sociedades nacionales de crédito. Si bien México es la mina más productiva de la región, no es la única.

SOBRE EL PARTICULAR, la Cepal señala que hasta 2001, cuando estalló la crisis argentina, los bancos extranjeros crecieron sostenidamente en la región, ganando una cuota importante de los sistemas bancarios nacionales, que iba desde 34 por ciento en Colombia a 90 por ciento en México. En la década de 1980, Chile había sido el país con mayor participación de la banca extranjera, pero esto suponía entonces menos del 20 por ciento del mercado.

LA RENTABILIDAD DE las operaciones de los bancos extranjeros en la región fue creciendo, medida tanto por el rendimiento de los activos como por el beneficio sobre el capital, y en algunos casos superó la rentabilidad del conjunto de los bancos. Al mismo tiempo, los bancos extranjeros extendieron su participación en el mercado de capitales, sobre todo en la gestión de los fondos de pensiones, uno de los negocios más atractivos para las instituciones financieras.

EN UN EXTREMO se encuentran los bancos españoles, cuyos intereses en la región representaban entre 26 y 29 por ciento del total de sus activos. En el otro, los bancos que sólo se expandieron en la gestión de la tesorería o segmentos de las empresas bancarias. En una posición intermedia está Citigroup, cuya diversificación en todo el mundo impidió que se viera gravemente afectado por el deterioro de las condiciones regionales, a pesar de sus intereses nada desdeñables en la región (7 por ciento de los activos totales).

DEL ANALISIS SE desprende que los bancos extranjeros no difieren significativamente de los nacionales en la eficiencia de sus operaciones, pero que actúan con más cautela en la evaluación y gestión del riesgo. El hecho es que no existe una diferencia estadísticamente significativa en materia de eficiencia entre los bancos nacionales y los extranjeros, aunque la competencia generada por la entrada de los bancos extranjeros activó los esfuerzos de los bancos nacionales por reducir los costos y aumentar la rentabilidad, a fin de protegerse de ser expulsados del mercado, lo que para el caso mexicano no sucedió.

DE HECHO, A PESAR de la naturaleza oligopólica del sector, la competencia actual entre los grandes bancos nacionales y los extranjeros en América Latina es muy fuerte. Todos los competidores tienen acceso a los últimos adelantos tecnológicos. Como esto resulta relativamente barato, no es exclusivo de los bancos extranjeros, y debido a los progresos realizados en la tecnología de la información y las comunicaciones, el sistema financiero la utiliza con particular intensidad. No obstante, con pocas excepciones -Chile es una de ellas- la reducción de costos generada por el progreso tecnológico no ha supuesto servicios financieros más baratos para las empresas o los particulares. Y lo que es aún peor, tampoco ha mejorado el acceso de las empresas al crédito.

EN CONSECUENCIA, el resultado positivo de la banca trasnacional para la región en materia de eficiencia macroeconómica contrasta con el efecto macroeconómico (la eficacia de la participación de los bancos extranjeros en el sistema), medido en función de las condiciones en las que se otorgan los créditos, la disponibilidad de financiamiento comercial y la estabilidad del sistema. Del análisis se desprende que los bancos extranjeros no han tenido una repercusión importante a este nivel: son más cautos que los nacionales en el otorgamiento de créditos y su respuesta a las crisis es claramente procíclica, todo lo cual intensifica los efectos de la restricción monetaria.

A PESAR DE LA eficiencia en la gestión, los márgenes de las tasas de interés sólo se redujeron en cuatro de los siete países analizados; pero incluso en ellos se mantuvieron extremadamente altos -más altos que en Asia y diez veces superior que en los países de la OCDE. Los márgenes han reaccionado más ante el entorno macroeconómico que ante las diferencias en la gestión de costos, y los bancos extranjeros parecen, a este respecto, adaptarse a la realidad nacional en vez de imponer su propia dinámica sobre el costo del capital.

A PESAR DE TODO, la banca trasnacional es dueña prácticamente absoluta de las fichas, y nadie se atreve a meterla al orden.

POR CIERTO EL de "las manos limpias" y las ideas cortas canceló su anunciada participación en la convención bancaria. No fuera que algún maloso dijera que él es el nuevo candidato de los barones del dinero.

Las rebanadas del pastel:

QUE EL "RESCATE" bancario ya "es cosa del pasado", asegura el secretario ejecutivo del IPAB, Mario Beauregard; entonces, que de su bolsillo pague los 705 mil millones de pesos en pasivos que esa "cosa del pasado" llamada Fobaproa todavía registra... A solicitud del poderoso comensal, el Senado ya cocinó el oligopólico manjar: Ley Televisa a cambio de favores electorales. ¿Y los chefs? Dos joyas de la "democracia" mexicana: Diego Fernández de Cevallos y Emilio Gamboa.

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