La disputa
La campaña presidencial de México de 2006 tiene carácter estratégico tanto para las grandes trasnacionales como para el gobierno de George W. Bush, que buscan culminar aquí la imposición del proyecto neoliberal en los próximos años, y esto no parecen haberlo entendido las fuerzas sociales que históricamente han considerado prioritaria la defensa de los intereses de los mexicanos y de la nación, y que en esta coyuntura no se están manifestando con el vigor que requiere la urgencia del momento.
1. El caso de México ha sido clave para los intereses trasnacionales en el proceso de imposición del modelo neoliberal a nivel global, no sólo a) porque los recursos básicos del país son de interés estratégico para el capital multinacional y para el gobierno de Washington por razones geopolíticas y han motivado desde siempre su avidez, sino porque b) el Estado mexicano del siglo XX, sustentado en la Constitución de 1917, se funda en el principio de que la nación tiene derechos originarios a sus recursos fundamentales, de manera que su pleno desmantelamiento ha sido un símbolo para los neoliberales. Este proyecto, sin embargo, no ha podido culminar hasta ahora, a pesar de las contrarreformas impulsadas por De la Madrid, por Salinas, por Zedillo y por Fox, los cuatro gobernantes neoliberales que ha tenido el país, y las exigencias de Washington son cada vez mayores.
2. México está siendo en 2006 para los organismos financieros internacionales mucho más de lo que fue Brasil en el 2000, un laboratorio en el cual se pretende determinar la nueva forma que habrán de tener en el futuro inmediato esos "estados nacionales" que requiere el capital trasnacional, y que deberían ser entidades carentes de poder soberano e incapaces de determinar no sólo su política económica, sino sus políticas sociales, educativas y culturales, en territorios que estarían bajo el control de los intereses de las corporaciones trasnacionales y con un pueblo carente de derechos sociales y sometido a las reglas "legales" impuestas desde el exterior.
3. La preocupación de los centros de poder financiero internacional por no poder consumar el desmantelamiento de la nación mexicana en el próximo sexenio, al desplomarse, a cuatro meses de la jornada electoral, las candidaturas presidenciales de los dos principales abanderados neoliberales, el priísta Roberto Madrazo y el panista Felipe Calderón, al resultar evidente que no tienen capacidad para gobernar ni respaldo social, se está reflejando, en consecuencia, en su intento por acelerar la puesta en marcha de toda una serie de mecanismos para controlar y someter al próximo gobierno dejándolo sin margen de movimiento.
4. Ese nerviosismo, que comparte el sector empresarial vinculado al salinismo y al foxismo por componendas ilegales, lo expresó hace unos días Leopoldo Gómez, vicepresidente de Noticias de Televisa e impulsor de la candidatura de Calderón, en un artículo publicado en El País (13/3/06), en el cual tras reconocer que para el consorcio es inevitable el triunfo en julio de López Obrador, le angustia que para ellos resulte difícil negociar con él en el escenario actual, aumente o no su ventaja según las encuestas, no obstante que lo que se halla en disputa en 2006, afirma, es el futuro de la nación.
5. México es de tal suerte hoy, más que nunca, como consecuencia del sesgo que tomó la campaña, ese laboratorio del neoliberalismo para dejar un gobierno nacional sin capacidad para impulsar las políticas que el país requiere, y que son las contrarias de las que los tecnócratas priístas y Fox impusieron. Las campañas de esos sectores del gran capital multinacional no buscan ya, por lo mismo, impulsar candidaturas que no tienen futuro: pretenden someter al próximo gobierno a los intereses dominantes y al modelo neoliberal.
6. La conformación de ese nuevo "Estado neoliberal" ha supuesto, por ello, una amplia (contra) reforma política que ya ha iniciado: acotando los poderes estatales lo mismo por pactos y convenios que por modificaciones legales, fortaleciendo a través del macrofinanciamiento que los unce a los intereses dominantes un sistema de partidos funcionales al FMI y al Banco Mundial, y configurando en suma, mediante su relección ilimitada, una "clase política" permanente y fácil de someter, pues la pluralidad preocupa a las trasnacionales. Michel Camdessus, ex director del FMI y uno de los impulsores de la privatización del agua y del cuarto Foro Mundial, que es lo único que busca, lo expresaba aquí hace dos días al afirmar que México ha avanzado poco en la dirección neoliberal tras la crisis de 1995 y que ello se debía, según él, a las divergencias existentes en "los tres órdenes de gobierno" (Milenio Diario, 16/3/06).
7. Las declaraciones recientes del poco dinámico dúo neoliberal Salinas y Fox, lejos de ser simples evidencias de su desesperación, constituyen en este contexto llamados al exterior y al interior del país, y lo mismo Fox, a quien ya se conoce como la chachalaca, según lo llamó AMLO, pues no deja de dar señales de evidente desequilibrio en sus arrebatos cotidianos, que Carlos Salinas durante una presentación mal hilvanada y en un inglés muy pobre que tuvo el viernes 10 en el MIT de Cambridge, Massachusetts, ya no aspiran a revertir la tendencia electoral: están convocando a los grupos oligárquicos a acelerar con contrarreformas legales el desmantelamiento de la nación y a cercar al próximo gobierno.
8. Ese proceso que se está acelerando en México para quitar a la próxima administración el control del área financiera tras la "privatización" del SAT, de la Consar, de la CNSF y de la CNBV, dejando pactada la ampliación del TLC, e imponiendo un personal panista en la administración pública y colaboradores neoliberales, tiene como culminación el proyecto de dejar comprometidos una serie de proyectos y recursos públicos, que es la cima y razón de ser del llamado Pacto de Chapultepec, tal como pretende el empresario Carlos Slim, quien no tuvo empacho en hacerlo público hace unos días pasando sobre el marco legal del país.
9. El embate más inmediato de los intereses oligárquicos es el que está encabezando Slim, quien con el Acuerdo Nacional para la Unidad, el Estado de Derecho, el Desarrollo, la Inversión y el Empleo que firmó con empresarios y dirigentes políticos el 29 de septiembre de 2005 en el castillo de Chapultepec, pretendió someter a todos los sectores sociales al modelo neoliberal. Pero ahí no quedaba todo: en una segunda fase, que inició en febrero pasado, se dio a la empresa de buscar ampliar el sometimiento de la "clase política" a su dictado, haciendo firmar el documento a gobernadores y legisladores, y ahora ha terminado por hacer público que el mismo supone megaproyectos claves, a los que se ha comprometido con el capital trasnacional y que no tuvo prurito alguno en hacer públicos.
10. La campaña de 2006 ha tomado ya otro sesgo, y si para los intereses multinacionales supone una coyuntura para acelerar el desmantelamiento del país al margen de lo político-electoral, las organizaciones populares no parecen haber tomado conciencia de la coyuntura actual en la que lo que está en riesgo es el futuro de México.