Usted está aquí: domingo 12 de marzo de 2006 Mundo Murió sin ser condenado

Murió sin ser condenado

Al morir sin ser condenado, Slobodan Milosevic, quien heredó de Tito el cúmulo de contradicciones del Estado multiétnico que, surgido de la Segunda Guerra Mundial, acabó por romper el frágil equilibrio de la convivencia entre Serbia, Montenegro, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Eslovenia y Croacia, ganó su peculiar batalla jurídica contra los impulsores del TPI de la Haya.

Concebido como una suerte de nuevo proceso de Nürenberg, tras cuatro años de juicio al antiguo líder serbio, el TPI no pudo emitir un castigo ejemplar al que consideraba el principal responsable de los crímenes de guerra en los Balcanes, ni tampoco rebatir la tesis medular de la defensa, asumida por el propio Milosevic, de que el tribunal no era sino un instrumento político, al servicio de los intereses de la OTAN, para justificar la intervención militar, entre mayo y junio de 1999, en los asuntos internos de un país soberano.

En su afán de personalizar en Milosevic todas las aberraciones y excesos del baño de sangre en que derivó la desintegración de Yugoslavia, el TPI lo acusó de ser el mayor instigador de la "limpieza étnica" y presentó más de 60 cargos en su contra.

Entre las acusaciones más graves, se imputó a Milosevic el genocidio de la población musulmana en Bosnia, haber ordenado la ejecución de 900 albaneses en Kosovo y la deportación de más de 800 mil representantes de ese grupo étnico; instaurar un apartheid contra la mayoría albanesa en Kosovo, dirigir los ataques del ejército contra civiles en Croacia y hasta ser el inventor del "abuso sexual" a mujeres como táctica militar para desmoralizar al enemigo.

El TPI, sin embargo, pasó por alto que, entre las víctimas del conflicto bélico de los Balcanes en los años 90, hubo igual número de serbios que de representantes de otros grupos étnicos. Las acusaciones contra Milosevic no fueron obstáculo para que durante su presidencia fuera el interlocutor serbio de Occidente. Tampoco se quiere recordar que, gracias a su participación en los acuerdos de Dayton, en 1995, se logró poner fin a la guerra en Bosnia.

Juan Pablo Duch

 
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