Usted está aquí: viernes 10 de marzo de 2006 Opinión Los patos tirándole a la soberanía

Gustavo Iruegas

Los patos tirándole a la soberanía

En otros tiempos, el temprano cultivo en la conciencia de los púberes del celo por las instituciones e intereses de la patria se impartía en nuestra enseñanza secundaria concentrado en la materia que se titulaba "civismo". El concepto fundamental a enseñar era el de nación soberana, tal como lo consigna nuestra Constitución: "La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno". Otros aspectos de la soberanía, como el internacional, se enseñaban más adelante, cuando se explicaban "los claros y sencillos" principios de la política exterior y la ideología nacional, proveniente de la Revolución Mexicana.

Aunque el adoctrinamiento en patriotismo y la educación en torno a los intereses nacionales era útil y suficiente para la educación cívica, han resultado notoriamente parcos y limitados en cuanto a la formación requerida en las autoridades actualmente encargadas de su servicio.

Si no fuera porque hay también una equívoca obsecuencia hacia intereses extranjeros, eso explicaría que las autoridades nacionales acudieran al cínico expediente de ridiculizar el patriotismo -"no me voy a envolver en la bandera", "quieren que reclame al grito de guerra"- o exhibieran llanamente su ignorancia -"se trata de una cuestión entre particulares", "se violó la ley, pero no la soberanía"- para evitarse el engorroso deber de repeler las frecuentes acometidas sobre la soberanía nacional desde EU.

El farragoso desarreglo que el concepto de soberanía ha causado en el ejercicio de la política exterior se muestra en plenitud en los siguientes párrafos de un discurso pronunciado por el canciller de la República ante la asociación de importadores y exportadores, tres semanas después de ocurrido el caso Sheraton:

"Si hoy hacemos un planteamiento largo, claro de lo que representa soberanía, hay varias preguntas que nos llegan a la cabeza rápidamente; nuestra soberanía está amenazada por un ganso y por un pato, si el ganso y el pato que vienen volando de Europa llegan a nuestro territorio nos puede traer la gripe aviar, y si nos trae la gripe aviar nos trae un problema serio de salud pública y además de afectación a una de las industrias más importantes de México." [...] "Cómo explico entonces el término de control sobre mi territorio, cómo explico entonces el término de autoridad sobre mi territorio cuando un animalito me puede provocar esta enfermedad. Lo explico entendiendo que o trabajo con las autoridades de otros países para controlar esta enfermedad allá antes de que me llegue aquí o tengo que reconocer que si eso es soberanía y autoridad total y el control total sobre lo que pase en mi territorio, no la tengo como ocurría en el pasado."

Lo que nuestras autoridades no aprendieron es que la soberanía nacional es una categoría jurídica que reconoce en el Estado la capacidad de conducirse sin acatar ni poderes ni autoridades ajenos a los suyos propios. Que en el ámbito interno esa capacidad se materializa en la supremacía del Estado (y de su orden jurídico) sobre cualquier otra entidad dentro de su territorio. En cambio, al exterior, la soberanía es consustancialmente relativa, por cuanto existen otras entidades que reclaman, a su vez, ser soberanas. Se trata de los estados que, a diferencia de patos y gansos, tienen personalidad jurídica internacional y, en su conjunto, constituyen la comunidad internacional.

El trato entre las diversas soberanías, los estados, da origen al derecho internacional. La carta de las Naciones Unidas -el instrumento del derecho internacional más importante que se haya firmado- asienta en su artículo 2: "La Organización esta basada en el principio de la igualdad soberana de todos sus miembros". Con más detalle, las propias Naciones Unidas emitieron en 1970 la Declaración sobre los principios de Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los estados en la que solemnemente proclama...: "Todos los estados gozan de igualdad soberana. Tienen iguales derechos e iguales deberes y son por igual miembros de la comunidad internacional, pese a las diferencias de orden económico, social, político o de otra índole. En particular, la igualdad soberana comprende los elementos siguientes: a) Los estados son iguales jurídicamente; b) Cada Estado goza de los derechos inherentes a la plena soberanía; c) Cada Estado tiene el deber de respetar la personalidad de los demás estados; d) La integridad territorial y la independencia política del Estado son inviolables; e) Cada Estado tiene derecho a elegir y a llevar adelante libremente su sistema político, social, económico y cultural; f) Cada Estado tiene el deber de cumplir plenamente y de buena fe sus obligaciones internacionales y de vivir en paz con los demás estados."

Entre los siete principios normativos de la política exterior que dicta la Constitución mexicana, el correspondiente al de igualdad soberana en la carta mundial, es el de igualdad jurídica de los estados; el mismo que desconoce Estados Unidos cuando legisla con propósitos extraterritoriales, para imponer su propio orden jurídico sobre el nuestro. Su soberanía sobre la nuestra. Ahí está la razón por la cual es inexcusable y apremiante aplicar, con todo rigor, la ley antídoto al hotel Sheraton.

La cuestión de los patos y los gansos y la posibilidad de que la gripe aviar evolucione hasta convertirse en pandemia es un asunto grave del que debe ocuparse el gobierno de México, especialmente las secretarías de Salud y de Relaciones Exteriores. Pero si acaso necesitara encontrar fundamentos doctrinarios para su actuación, debería guiarse por el principio mexicano de la cooperación internacional para el desarrollo, mismo que, en su versión de principio del derecho internacional, inicia así: "Los estados tienen el deber de cooperar entre sí, independientemente de las diferencias en sus sistemas políticos, económicos y sociales, en las diversas esferas de las relaciones internacionales, a fin de mantener la paz y la seguridad internacionales y de promover la estabilidad y el progreso de la economía mundial, el bienestar general de las naciones y la cooperación internacional libre de toda discriminación basada en esas diferencias". Como se ve, los patos no le tiran a la soberanía, le tiran a la cooperación.

 
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