Usted está aquí: domingo 5 de marzo de 2006 Cultura Empeoró el fomento a la lectura en este sexenio: Aline Petterson

Migración y 68, entre los temas de Las muertes de Natalia Rauer

Empeoró el fomento a la lectura en este sexenio: Aline Petterson

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

En materia de fomento a la lectura estamos peor que al comienzo de sexenio, afirma la escritora mexicana Aline Pettersson, quien publica su nueva novela Las muertes de Natalia Bauer.

"Estamos peor porque en el papel o en las declaraciones públicas se habla de ese fomento a la lectura, pero si se cita a Rabina Gran Tagore como referente no podemos pensar que el fomento a la lectura haya tenido mucho éxito", expresa la poeta y escritora de cuentos infantiles y novelas en entrevista con La Jornada.

"Lo que busco en la escritura, mi compromiso con ella, es tratar de comunicarme con un niño lector o con un adulto lector, tratar de conmoverlo o hacerlo mirar un poco de mi lado; eso sigue presente en mi trabajo", al igual que su necesidad de explorar nuevos géneros, como el teatro, con el cual juega en el último capítulo de su nuevo libro.

"Me gustaría escribir teatro; este capítulo de la novela no es representable, en realidad es un teatro escrito, simplemente un recurso literario. Me encantaría escribir teatro, pero no sé cómo hacerlo".

Las muertes de Natalia Bauer no es sólo una exploración entre géneros, que pueden ir del moderno epistolar vía correo electrónico a la dramaturgia. En este volumen Pettersson (DF, 1938) hace una exploración de la vida por medio de la muerte, o viceversa; la migración, lo que pudo ser y no fue, octubre de 1968, la vida de una mujer moderna que enferma de cáncer, la familia, la relación de pareja.

"Quería explorar todo eso; cómo las circunstancias azarosas de la vida pueden cambiar la vida en general, cómo puede uno pensar en aquella puerta que estaba abierta y se cerró de golpe y cambió la vida. Quería explorar cómo es una relación conyugal de mucho tiempo, pero también quería que este personaje tuviera una vida propia, un interés propio, una profesión; que no fuera una señora que está atenida al buen o mal humor de su marido, como pudo haber sido en generaciones anteriores; quería explorar una mujer de los tiempos contemporáneos con intereses profesionales propios, con gente, su familia, sus amistades que la rodean y estas puertas que se van abriendo y cerrando de alguna manera. Por eso le puse Las muertes de Natalia Bauer, porque son como distintas muertes de procesos de vida que se quedan inclumplidos".

La muerte es la única certeza que tenemos, agrega, "y por eso nos impulsa a vivir, y a vivir con pasión, plenamente, porque tenemos ese referente. Si fuéramos eternos daba lo mismo porque siempre estaríamos aquí. Como no es nuestro caso, pienso que la muerte impulsa la vida".

Natalia es una profesionista que por una de esas extrañas vueltas decide vivir en Canadá; es una inmigrante privilegiada porque tiene una profesión y trabajo, "pero de manera paralela está a la vista esta otra migración: la nuestra, la de nuestros compatriotas que se van en terribles circunstancias, y ahora especialmente más ominosas, y también están las otras migraciones en el mundo.

"A mí me altera mucho todo esto porque siento que el hombre desde la prehistoria cambió de lugar, es parte de la condición humana hacerlo. Creo que todas estas migraciones son producto de siglos de colonialismo, en los que unos países les robaron la riqueza y los modos a otros, y cuando ya esos países o sus habitantes quedaron despojados y buscaron para comer, los países que llegaron a nutrirse de la riqueza de los que ahora emigran les cierran las puertas y eso les cuesta a veces la vida.

"Les construyen un muro espantoso aquí en nuestra frontera, les construyen un muro en Melilla, y uno ve cómo se mueren las personas, cómo uno no las conoce, y muchas veces en las noticias dicen: 'se murieron dos', a lo mejor en otras circunstancias se mueren muchos más, no digamos los mineros en estos momentos, pero estos dos que murieron fueron dos individuos con sus necesidades, sus afectos, su ansia de supervivencia que se les corta."

La presencia de este tema, como un fantasma en la novela, muestra que un escritor no se puede sustraer de su realidad. "En su obra está presente su tiempo, no puede evitarlo, puede o no tratarlo en sus libros, pero esa persona, más allá de ser un novelista o un poeta, es un ser humano y el ser humano es un ser político. Finalmente conmuévase o no está presente ese tiempo que le toca vivir."

 
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