Será un ente de producción ideológica vinculada con la izquierda: Rubén Barrios
Relanzarán la ANIT como Centro de Estudios Industriales y Sociales
La asociación nació en 1985 de una escisión de la Canacintra; dará asesoría tecnológica
A más de dos décadas de haber sido creada en rechazo al corporativismo empresarial y la falta de representatividad en los organismos cúpula, y tras casi cinco meses de impasse, luego de que sus antiguos presidentes desconocieron a la dirigencia en turno, la Asociación Nacional de Industriales de la Transformación (ANIT) resurgirá como un Centro de Estudios Industriales y Sociales que sirva a sus agremiados como "ente de producción ideológica vinculada con la izquierda, pero también de producción y asesoramiento tecnológico".
Rubén Barrios Graff, quien quedó a cargo de la ANIT desde octubre pasado -cuando el Consejo de ex Presidentes revocó la directiva de José Sadi Dupeyrón por considerar que había dejado de obedecer el mandato, la ideología y los principios de la asociación-, ratificó que pese "a las nuevas formas y mecanismos de presión" en el sector privado, frente a las autoridades y la opinión pública, "nos mantendremos consistentes en lo que se denominan ideas de izquierda, igualdad, democracia, respeto y pluralidad".
Desde sus orígenes, recordó, la ANIT estuvo vinculada a una ideología de izquierda: "fungimos como los disidentes del sector empresarial y junto con otras organizaciones y grupos civiles, sociales o políticos, fuimos precursores del movimiento democrático de 1988".
Y es que la ANIT nació en 1985, a partir de una escisión de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), cuando casi un millar de sus afiliados, inconformes porque sus dirigentes no eran empresarios o industriales, "sino empleados o personeros de éstos que sólo actuaban a favor de sus propios intereses", determinaron agruparse por su cuenta.
Sin embargo, dado que entonces "la afiliación a las cámaras empresariales era obligatoria, pese a violar el derecho de libre asociación marcado por la Constitución, nos enfrentamos a ese férreo esquema que regía en el país: el corporativismo empresarial que con sus organismos cúpula, como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), iniciaron en el gobierno de Miguel de la Madrid el paulatino deterioro de las empresas mexicanas y del poder adquisitivo de los trabajadores con los famosos pactos económicos".
Pese a todo, los socios de la ANIT ganaron amparos contra la afiliación obligatoria y la organización logró tener presencia en todo el país, pero ahora resulta indispensable su restructuración toda vez que ha quedado mermado su padrón de socios por el desgaste que sufrieron en su confrontación con las autoridades y los organismos cúpula privados, pero sobre todo porque muchos de ellos dejaron de ser empresarios porque sus compañías quebraron ante la indiscriminada apertura de los mercados.
La ANIT, aclaró Barrios Graff en entrevista con este diario, no será un centro de gestoría o trámites con el gobierno como hacen la mayoría de los organismos empresariales o cámaras, sino "un centro ideológico de una parte del empresariado mexicano, porque sabemos que no representamos a todos", similar a como funciona la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), pero evidentemente con principios totalmente opuestos a ésta y para hacerle contrapeso.
Rechazó que sea contradictorio hablar de un empresariado de izquierda y enfatizó que mantienen diferencias sustanciales con los organismos cúpula: "hay puntos básicos en los que somos conservadores, temas que no son negociables de ninguna manera, nos oponemos, por ejemplo, a la privatización del sector energético: un país que no es propietario de sus energía se convierte en rehén de empresas trasnacionales".