Informe de la fiscalía revela que ahí se registró el mayor número de desapariciones
Guerrero de los años 70, desde torturas hasta desaparición de pueblos: Femospp
En esa época el Ejército emprendió una política de genocidio de forma sistemática
Ampliar la imagen El objetivo, eliminar guerrillas como la de Lucio Cabañas Foto: revista Para romper silencio
Durante los años de la guerra sucia en Guerrero, el Ejército mexicano combatió a la guerrilla mediante el crimen: asesinó indiscriminadamente, bombardeó comunidades, desapareció a cientos de campesinos, arrojó al mar a hombres y mujeres, arrasó, saqueó y estranguló pueblos enteros, construyó aldeas modelo como en la guerra de Vietnam; detuvo y torturó a no menos de mil 650 personas en centros militares de detención clandestinos.
El recuento detallado de este "plan de genocidio de Estado" es, por primera vez, reconocido de manera oficial en el informe ¡Qué no vuelva a suceder!, elaborado por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad Histórica de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp).
El capítulo dedicado a Guerrero, abarca desde finales de los años 60 hasta mediados de los 80. Narra hechos crudos y brutales. Son escalofriantes los relatos de las torturas y el sadismo a que fueron sometidos los detenidos: "Desfiguraciones en el rostro, quemaduras de tercer grado, darle a tomar gasolina, romperles los huesos, rebanarles las plantas de los pies, toques eléctricos, colgarlos de los testículos y de otras partes; introducir botellas de vidrio en la vaginas a las mujeres y someterlas a vejación, introducir mangueras en el ano para llenarlos de agua y luego golpearlos".
Según el informe, las violaciones a los derechos humanos y las arbitrariedades cometidas contra la población no fueron fortuitas ni actos individuales. En documentos oficiales se da cuenta de una estrategia planeada, conocida y autorizada por el entonces presidente Luis Echeverría, y el secretario de la Defensa Nacional, Hermenegildo Cuenca Díaz.
Los investigadores de la Femospp explican cómo la Secretaría de la Defensa Nacional armó en los años 70 los planes militares -Plan de Operaciones de Contrainsurgencia y las operaciones Teleraña, Amistad, Luciérnaga-, los operativos, controles, cercos a poblaciones y la estrategia de exterminio para aniquilar a la guerrilla y a los "sospechosos de ser subversivos". Incluyen fusilamientos masivos, ejecuciones, torturas y destrucción de pueblos.
Tras revisar miles de radiogramas militares y documentos oficiales se logró demostrar el uso de instalaciones militares para detener, torturar, asesinar y desaparecer a cientos de personas: bases militares en Pie de la Cuesta, Atoyac y Acapulco y Campo Militar Número Uno.
Esta guerra ilegal involucra no sólo al Presidente de la República, también a secretarios de Estado, jefes del estado mayor de la Defensa, comandantes de las dos regiones militares de la entidad, oficiales de mando, soldados, gobernadores y policías estatales y federales.
"Los delitos que se documentan con testimonios y evidencias permiten concluir que el Estado mexicano es responsable de cometer crímenes de lesa humanidad en Guerrero."
Guerra ilegal
En el combate a las guerrillas de Genaro Vázquez, Lucio Cabañas y las que siguieron en Guerrero, la tortura fue un elemento central, además del cerco de hambre sobre los pueblos.
A partir de las emboscadas al Ejército en 1972 por las fuerzas de Lucio Cabañas, los militares realizaron detenciones masivas. Hacia fin de 1973, "tras la detención ilegal de cientos de personas, la policía y el Ejército ya no entregarían a los detenidos a la autoridad, sino que los enviarían a cárceles militares clandestinas.
"Se tiene registro de mil 650 casos de gente que fue detenida y torturada en cárceles y campos de concentración; otras más fueron torturas en sus domicilios y puntos de revisión", revela el informe. En muchos casos se torturó a niños y se violó a mujeres para hacer hablar a los perseguidos.
La operación Luciérnaga, incluyó detenciones ilegales y la tortura sistemática, con conocimiento del secretario de la Defensa.
"La recepción de las radiogramas enviados por la zona militar eran contestados por el Estado Mayor. Los telegramas enviados por el secretario, constan que él, personalmente, ordenaba detener e interrogar a los sospechosos, así como informarle sobre los resultados."
El secuestro del senador Rubén Figueroa por Lucio Cabañas, en junio de 1974, provocó la intensificación de esos métodos, según informes enviados al general Cuenca Díaz.
Vuelos de la muerte
Decenas de campesinos y guerrilleros fueron arrojados al mar. La Femossp documenta por lo menos 30 vuelos militares denunciados, ocurridos durante los gobiernos de Luis Echeverría (19) y José López Portillo (11). El registro de estos "vuelos de la muerte" abarca de agosto 1975 a enero de 1979. Esta práctica comenzó a realizarse bajo la responsabilidad del entonces teniente coronel Francisco Quirós Hermosillo y el mayor Mario Arturo Acosta Chaparro.
"Elementos al mando Francisco Quirós Hermosillo, vestidos de civil, ingresan a la Base Aérea Militar de Pie de la Cuesta de Acapulco, en vehículos particulares (...) llevan hombres y mujeres identificados como 'guerrilleros', con los ojos vendados; los dejan en una cabaña a la que no tiene acceso el personal militar regular. El (...) capitán Francisco Javier Barquín Alonso (...) registra en un 'libro de pastas negras' a cada persona que ingresa. Los sientan en sillas de madera (...), les dice que todo ha acabado y que en ese momento se les tomará 'la foto del recuerdo'. Por atrás, a la altura de la nuca, colocan una pistola calibre .380 lo cual está a punto de acabar con sus vidas. Por lo menos en 200 ocasiones fue (Mario Arturo) Acosta Chaparro, por instrucciones de Quirós, el que jalaba el gatillo (...) Los cadáveres eran depositados en bolsas de lona, rellenas de piedras y subidos a un avión Arava, matrícula 2005, del entonces Escuadrón 301 (... de madrugada) Despegaba sin luces y se dirigía a costas oaxaqueñas para tirar su 'carga': unos 12 cuerpos en cada vuelo". (Algunas veces), la operación era filmada por militares". (Testimonio del oficial militar Gustavo Tarín, citado en el informe).
A muchos los arrojaron vivos al mar, según la declaración del piloto militar Jorge Violante Fonseca. El informe cita los nombres de 22 oficiales y soldados involucrados en esos vuelos. Según el informe de la Femospp, al menos 143 personas fueron ejecutadas y arrojadas al mar.
Grupo sangre
La crueldad de esta cacería militar contra la guerrilla también fue del conocimiento de los aparatos de inteligencia del gobierno federal. El director de la Dirección Federal de Seguridad, Luis de la Barreda, escribió un informe confidencial -en junio de 1974- titulado "Grupo Sangre": "Tanto en el Puerto de Acapulco, como en poblaciones cercanas al mismo, en diferentes lugares han venido apareciendo cuerpos sin vida de personas no identificadas. Los cadáveres presentan impactos de arma de fuego, señales de haber sido torturados y desfiguraciones en el rostro y otras partes del cuerpo, producidas por quemaduras.
(...) "En forma por demás discreta se ha logrado saber que los cuerpos encontrados pertenecen a personas conectadas con Lucio Cabañas y su gente, que han sido aprehendidos.
"Que las detenciones se ejecutan por órdenes expresas del comandante de la 27 Zona Militar, con sede en Acapulco, general de división (diplomado del Estado Mayor) DEM, Salvador Rangel Medina, que después de obtener, por diferentes medios, toda la información posible sobre Lucio Cabañas y su gente se les da gasolina y se les prende fuego; posteriormente se les abandona en lugares solitarios, en donde aparecen con las desfiguraciones provocadas por las llamas y presentando impactos de arma de fuego. Entre el campesinado existe contrariedad por la presencia del teniente coronel de infantería DEM, Francisco Quirós Hermosillo, comandante del 20 Batallón de la Policía Militar, a quien ya conocen y culpan de las ejecuciones" (hasta aquí el reporte del capitán Luis de la Barreda).
De las personas detenidas ilegalmente en Guerrero, el informe de la Femospp aporta testimonios de que 200 fueron trasladadas al Campo Militar Número Uno, 65 de las cuales están reportadas como desaparecidas.
En los años 70, el Ejército concentró a unos 24 mil soldados para combatir a Lucio Cabañas. Esas fuerzas cercaron, arrasaron y bombardearon decenas de pueblos. También provocaron desplazamientos y concentraciones de población. El informe registra 20 pueblos y barrios que fueron desalojados y sus pobladores reagrupados en aldeas modelo como en la guerra de Vietnam.
Es imposible resumir tanto horror y crímenes cometidos durante la guerra sucia en Guerrero. No obstante, el informe de la Femossp aporta algunas conclusiones: "A partir de 1973, el Ejército había emprendido una política de genocidio de manera sistemática. Es el año en que mayores desapariciones se producen en la historia de nuestro país (hay más de 400 casos denunciados en ese estado entre los años 70 y 80).
Esta es una historia de barbarie que emerge de documentos oficiales y testimonios, un horror que apenas se está conociendo en toda su dimensión.