Isaías González y Víctor Flores se adjudican la dirigencia
Fractura en el CT; entre golpes eligieron a dos líderes
Gobernación y STPS "revisan" los documentos de ambos
Ampliar la imagen Custodia con palos y tubos frente al Congreso del Trabajo, presuntamente para evitar la entrada de Víctor Flores Foto: Fernando Castillo /MIC Photo Press
El Congreso del Trabajo (CT) se fracturó. La central obrera amaneció hoy con dos presidentes electos, ya que, al más puro estilo del viejo sindicalismo, dos grupos se disputaron la elección de su dirigente y en actos paralelos realizaron sendas votaciones. Así, en la víspera del 40 aniversario de esta organización, Isaías González Cuevas y Víctor Flores Morales se adjudicaron la dirigencia.
Ambos dicen tener la mayoría de las organizaciones, pero las cuentas no les salen. Son 38 los sindicatos que integran el CT, pero un grupo dice que sólo 25 tienen toma de nota y, por tanto, derecho a voto, y otro dice que son 32. Además, algunos líderes "previsores" sufragaron con los dos bandos, es decir, "dobletearon", por si acaso, como el secretario general de la Asociación Nacional de Actores.
Los titulares de las secretarías de Gobernación, Carlos Abascal, y del Trabajo (STPS), Francisco Javier Salazar Sáenz, recibieron ayer mismo la documentación y las actas que comprueba la "legalidad" de las votaciones de los dos bandos, quienes ayer sacaron a relucir no sólo sus notarios, tomas de nota y charolas, sino también acarreados y gente parapetada con palos y tubos, para "resguardar el orden".
Así, mientras el líder de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), Isaías González Cuevas, fue electo en la sede del CT y tomó posesión de las oficinas -mediante proceso notarial-, en el hotel Lepanto, ubicado en la colonia Guerrero, que se rumora es propiedad de Víctor Flores, quien convocó a su grupo y ahí lo religieron por otro periodo.
Desencajado, pero con el apoyo de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Flores Morales acudió ayer por la tarde con el secretario del Trabajo y Previsión Social, quien se comprometió a revisar los documentos presentados por los dos grupos, y dijo que dará la toma de nota "a quien corresponda y conforme al estatuto". No obstante, el líder ferrocarrilero había asegurado en días anteriores que este funcionario lo apoyaba para relegirse.
La jornada "histórica" del CT empezó desde muy temprano. Isaías González Cuevas y Napoleón Gómez Urrutia encabezaron una reunión previa, de donde partieron a la sede de esta central, y ahí, mediante votación económica, con el respaldo de los sindicatos Petrolero, Nacional de Trabajadores de la Educación y de Trabajadores del Fonacot, así como de la CROM, la Confederación Revolucionaria de Trabajadores, la COR, la Federación Textil y otros -en total 14 votos de 25 que según ellos tienen derecho al sufragio-, se consumó este proceso.
González Cuevas quedó como presidente del CT, Gómez Urrutia como primer vicepresidente y como segundo Cuauhtémoc Paleta, secretario de la CROM, quienes en sus discursos criticaron el anquilosamiento de esta central y se comprometieron a servir de "cirujanos para revivir este muerto". Argumentaron que Víctor Flores y su grupo no se presentaron a las elecciones y, por tanto, estaban fuera de estatutos, y sostuvieron que el CT se ha hecho a un lado de la defensa de los trabajadores.
El líder del sindicato minero dijo que el estatuto se cumplió en tiempo y forma, conforme a la convocatoria que emitió el mismo Víctor Flores y no cumplió. Asimismo, señaló que la clase trabajadora ha sido utilizada con fines políticos particulares y dejó abierta la puerta para que Flores "recapacite", reconozca que perdió y se integre a alguna comisión de este organismo.
Por su parte, Víctor Flores asegura que tiene el apoyo de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, de la CTM y de la Federación de Sindicatos Bancarios, entre otros, ya que tiene 31 de los 38 votos necesarios para mantenerse en el cargo.
Señaló que desde temprano, gente de la CROC y del sindicato minero se apostó en la entrada del CT y le impidió arribar a la asamblea; incluso sostuvo que fue agredido físicamente "por estos jóvenes, que no son trabajadores", y advirtió que pedirá la expulsión de los líderes de la CROC y del sindicato minero, quienes encabezaron la "rebelión". Afirmó no tener miedo de nada, pero que al ser agredido decidió cambiar la sede de la reunión.