México, el arte del cabildeo
Algunos aspectos del Poder Legislativo podrían complicar los esfuerzos de esta actividad, sea por los negocios del Ejecutivo o por los privados. Las oportunidades para cometer abusos son evidentes
Los poderosos consorcios de los medios de comunicación pueden ejercer fuerte presión y con frecuencia toman partido en un tema por sus inclinaciones ideológicas o sus intereses particulares
Ampliar la imagen Sesión de la Cámara de Diputados en el Congreso de la Unión. Los cabildeos exitosos en esta cámara no necesariamente lo son entre los senadores Foto: José Antonio López
El cabildeo político es una nueva industria en México, con reglas no escritas y algunas otras opacas. Lo que sí es muy claro es que las iniciativas del cabildeo se centran en el Congreso y los legisladores. Bajo el mandato del presidente Vicente Fox el cargo del Ejecutivo ha perdido no sólo influencia, sino también credibilidad. Considerando que, de manera tradicional, el Presidente podía dictar órdenes al Congreso, ahora debe negociar con los legisladores apoyo para su agenda. Sin embargo, algunos aspectos del Poder Legislativo de México podrían complicar los esfuerzos del cabildeo, sea por los negocios del Ejecutivo o por los privados. Las oportunidades para cometer abusos son evidentes.
Desde 1997 ningún partido político tiene mayoría en la Cámara de Diputados, y desde 2000 ocurre lo mismo en el Senado. Es muy posible que dicha fragmentación persista en las elecciones de julio próximo. Aún más: debido a que la relección consecutiva de legisladores está prohibida por la Constitución desde la década de 1930, cada tres años (Cámara de Diputados) y cada seis (Senado) cambia por completo la composición de las cámaras respectivas. Esto puede dificultar la relación con los legisladores, y es muy poco claro quién es el congresista con mayor influencia. Otros puntos a considerar incluyen:
La experiencia cuenta poco. Algunos políticos sí se vuelven legisladores ''profesionales'' debido a que la relección no consecutiva está permitida y pueden saltar entre las dos cámaras federales legislativas (así como de y hacia la Asamblea Legislativa del Distrito Federal). Sin embargo, la antigüedad jerárquica en el Congreso no necesariamente se adquiere mediante méritos o experiencia. Los líderes de los partidos negocian las presidencias y vicepresidencias de las comisiones legislativas de acuerdo con los resultados de la elección, desde antes de que los legisladores electos asuman el cargo. Por tanto, no es inusual que un legislador novato llegue a encabezar un comité importante. Tanto los presidentes como los vicepresidentes tienen influencia significativa en la rapidez con que se toma en cuenta una propuesta de ley y tienen el poder de realizar enmiendas.
Los líderes de los partidos son más importantes que un legislador. En México, la disciplina de partido es fuerte, y pocos legisladores se apartan de la línea del suyo. Como resultado de esto, el cabildeo se enfoca más en el partido que en los individuos. Sin embargo, los cabilderos muy pronto enfrentan la realidad de que los liderazgos de partido no son monolíticos y puede haber muchos grupos con intereses variados. Cuando los legisladores de un partido se dividen y votan de manera divergente en un asunto, por lo general es resultado de alguna diferencia en los estratos altos del partido.
Las batallas de cabildeo exitosas en una cámara no prevalecen de manera automática en la otra. Las leyes pueden ser aprobadas con facilidad relativa por los diputados o los senadores y aun así quedar atascadas, o pueden ser modificadas con severidad e incluso rechazadas por la otra cámara.
Los medios pueden desempeñar un papel poderoso. Esto ocurre sobre todo cuando la prensa exhibe de qué manera individuos específicos o grupos de interés se ponen de acuerdo para beneficiarse de la legislación que promueven. Un caso prominente ocurrió cuando la prensa, seguida de los medios electrónicos, reveló que el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) promovía una propuesta para reducir a la mitad, 10 años, las patentes de medicinas clasificadas como ''básicas''. El PVEM fue fundado por Jorge González Torres y dirigido por el senador Jorge González Torres, hermano y sobrino, respectivamente, de Víctor González Torres, dueño de una exitosa cadena de farmacias que vende sólo genéricos y medicinas de patentes extintas. En abril de 2001, la Cámara de Diputados rechazó la propuesta por estrecho margen.
Gana terreno el cabildeo de las causas sociales. La propuesta de limitar la vigencia de las patentes de las medicinas básicas estuvo a punto de ser aprobada porque tocó una cuerda popular, en la medida en que las grandes empresas farmacéuticas son vistas con frecuencia como máquinas de ganar dinero, mientras la gente pobre no puede comprar fármacos vitales. Un cabildeo social que resultó exitoso fue la iniciativa de otorgar el voto a los millones de mexicanos que viven (con documentos o sin ellos) en el exterior. Las organizaciones no gubernamentales, en especial las formadas en Estados Unidos, cabildearon en el Congreso para que la medida fuera aprobada. La ley se aprobó en 2005, justo a tiempo para las elecciones de 2006. El hecho de que sólo cerca de 53 mil personas realizaron los trámites para que se les concediera el voto por correo mostró el abismo entre lo propuesto por los impulsores de la ley (los cálculos más altos hablaban de 4.2 millones de posibles votantes) y lo que acabó siendo la realidad.
Los medios cabildean
Los poderosos consorcios de los medios de comunicación pueden ejercer un fuerte cabildeo; con frecuencia los diarios y los medios electrónicos toman partido en un tema por sus inclinaciones ideológicas o en razón de sus intereses particulares. De manera reciente, el consorcio TV Azteca (que posee medios de comunicación masiva y tiene intereses financieros en telecomunicaciones y en ventas comerciales) trató de descarrilar una nueva ley del mercado de valores, principalmente porque ofrece nuevos derechos a los inversionistas minoritarios. La Cámara de Diputados aprobó la ley en abril del año pasado. Y aunque, durante meses, TV Azteca la atacó de manera abierta en sus programas de televisión, el Senado la aprobó en diciembre.
El ejemplo más relevante del cabildeo directo de los medios ocurrió el pasado diciembre, cuando la Cámara de Diputados, de manera inusitada, aprobó por unanimidad la nueva Ley Federal de Radio y Televisión. El hecho fue sorpresivo, ya que las discusiones sobre la reforma de la ley se habían retrasado cuatro años sin que se llegara a un acuerdo. De manera notable, la nueva ley otorga a los concesionarios de televisión (principalmente Televisa y TV Azteca) carta blanca para decidir qué hacer cuando se adopte la conversión de tecnología analógica a digital. Esto podría estrangular a sus potenciales competidores.
El senador panista Javier del Corral (miembro de la Comisión de Comunicaciones y Transportes) sostuvo que la ley había sido confeccionada como un traje a la medida para Televisa. En apariencia, la empresa habría presionado con éxito a los principales candidatos a la Presidencia para que la apoyaran (en un momento en que la cobertura televisiva será trascendental para cualquier campaña). El gobierno, tomado por sorpresa, formó un equipo de trabajo en la Secretaría de Gobernación a principios de enero para investigar el asunto. La ley sigue entrampada mientras se realizan consultas en el actual periodo de sesiones del Congreso.
Margen para el abuso
Es evidente que, en un país en el que la práctica es nueva, existan probabilidades de que se haga mal uso del cabildeo. Otro caso que trascendió a los medios fue la polémica que se dio en el Congreso por el incremento a los impuestos de los cigarrillos. El PAN unió fuerzas con el PRD, partido de centro izquierda, y con el PVEM para impulsar el incremento, pero el cabildeo de las compañías tabacaleras apremió a muchos legisladores panistas a cambiar su voto y unirse al Revolucionario Institucional (PRI) para rechazarlo. Un diputado del PAN, Miguel Alonso Toscano, acusó públicamente a las compañías tabacaleras (acusación de la que luego se retractó) de sobornar a los legisladores con la promesa de contribuir a sus campañas.
Hasta ahora no hay una legislación que regule la actividad de las empresas prestadoras de servicio de cabildeo, muchas de las cuales son administradas por antiguos legisladores y altos empleados del gobierno. Al menos seis iniciativas (tres en cada cámara) se han presentado para regular el servicio; casi todas proponen propuestas como el establecimiento de un registro de cabilderos y sanciones por sobornos disfrazados de obsequios.
En la actualidad, el servicio de cabildeo en México no presenta riesgo de un escándalo semejante al que barrió a Washington en los meses recientes. Sin embargo, algunas empresas de cabildeo exigen la regulación, quizá para tener, al menos, reglas claras con las cuales operar. Las empresas privadas que desean aprovecharse de las nuevas avenidas para cabildear e influir de forma legítima en el proceso legislativo podrían expresar deseos semejantes.
FUENTE: EIU