Usted está aquí: sábado 11 de febrero de 2006 Cultura Otro cumpleaños

DISQUERO

Otro cumpleaños

Además de los cumpleaños 250 de Mozart y 100 de Shostakovich, el mundo celebra otro cumpleaños de gran relevancia: los 70 años de Arvo Pärt, quien es uno de los más grandes compositores contemporáneos.

La luminosidad de la efeméride se irradia por una razón sencilla y contundente: no celebramos en este caso a un artista cuya presencia en este mundo esté espejeada mediante sus partituras y las grabaciones discográficas con esas obras, sino que festejamos a un autor en plenitud de vida y creatividad, en plena producción y en la cima de su gloria.

De manera que uno puede viajar a Berlín cualquiera de estos días y entonar alegremente en el aire límpido de esa ciudad un Gutten tag, herr Pärt!, como si en Salzburgo dijéramos hace 235 años: ¡Quihúbule, Wolfgangus! o bien en Leningrado hace 80: ¿Cómo está hoy, señor Shostakovich? Dichosos los ojos.

El cumpleaños 70 de Arvo Pärt lo festejamos el pasado 11 de septiembre, él con rosas rojas y rosas, y nosotros con sus discos sonando en los altavoces, mientras el planeta se debatía entre paranoias, fundamentalismos y otras tonterías.

Como parte de las celebraciones, el músico y musicólogo Paul Hillier, director del Teatro de Voces, que es un portento de coro polifónico y multidisciplinario, grabó un disco, bajo el sello harmonia mundi, que ahora llega a México y que es la nueva maravilla para quienes ya conocen el paraíso que prodiga la música de Pärt y una oportunidad para quienes quieran ingresar a ese nirvana de inmediato.

El disco se titula Arvo Pärt. A Tribute, y además del Theatre of Voices participan el Estonian Philharmonic Chamber Choir y The Pro Arte Singers con la puesta en vida de una antología partiana, además de un estreno mundial en disco: Dopo la vittoria, la obra más reciente del autor estoniano.

En Disqueros anteriores hemos reseñado la casi totalidad de los discos con la música de Arvo Pärt. Lo que conviene ahora es centrarnos en la ''música tintinnabuli", como la bautizó el propio Pärt, y que constituye el eje de su producción reciente y actual, y que es la que podemos disfrutar en este disco.

El término tintinnabuli alude al sonido de las campanas, sean estas de iglesia o caseras, gigantescas o diminutas, monumentales o tubulares, como las que podemos colgar en casa para que hagan música con el viento que las mece.

El sistema tintinnabuli tiene entre sus propiedades la repetición de tríadas, pero sobre todo una luminosidad, un aura envolvente de color dorado que cobija a quien escucha esta música y lo transporta al territorio más seguro, cómodo, entrañable y apacible que tenemos cada uno dentro nuestro. Nos conecta también con la divinidad.

Paul Hillier da en el clavo: como nadie puede ubicar el tiempo y el espacio donde y cuando deja de sonar una campana después de haber sido tocada, este sonido desaparece en el silencio, o mejor: con el silencio, o todavía mejor: esta música ilumina el silencio y todo lo que lo circunda y una vez echada luz sobre el silencio lo que queda es el conocimiento, es decir, la luz, es decir, el sendero hacia la dicha y para esto Arvo Pärt se vale de sencillas tríadas que atraviesan toda la música y tintinean dentro de ella, como un sendero interno.

Escuchar la música de Arvo Pärt es vivir la dicha.

¡Feliz cumpleaños, maestro Pärt!

Pablo Espinosa

 
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