Usted está aquí: viernes 10 de febrero de 2006 Espectáculos PERFORMANCE

PERFORMANCE

Víctor Ortega*

La eternidad fugitiva de Alfonso Morales

Nulo interés de Televisa en la promoción de la muestra

"NOSOTROS PONEMOS las imágenes, tú eliges la historia", reza el espot con el que Televisa publicita la exposición Eternidad fugitiva. El eslogan deja ver la pobre lectura que los "creativos" del marketing pudieron hacer de esta magnífica exposición fotográfica.

POR FORTUNA, LA EXHIBICION curada por Alfonso Morales nada tiene que ver con la frase publicitaria ni con las interpretaciones gastadas y ortodoxas de la historia de la fotografía que reclaman algunos. El trabajo de Morales es una deslumbrante propuesta que evade la visión eurocéntrica de La Historia (en singular y con mayúsculas), para presentarnos una visión contemporánea que reivindica las historias (plurales, múltiples, diversas).

LA SAGAZ MIRADA DEL CURADOR convirtió una parte de la colección fotográfica de Fundación Televisa, que Manuel Alvarez Bravo inició en 1980, más algunas piezas obtenidas de otros acervos, en un conjunto de relatos tejidos con esos rastros de luz que son las imágenes fotográficas. Aquí esta palabra se asume en su acepción más extensa; por ello nos encontramos también con los hijos y los nietos del daguerrotipo: el cine y el video. Es decir, las otras foto-grafías.

EN EL PALACIO DE BELLAS ARTES no vemos sólo la colección de fotos famosas, o hechas por famosos, que nos presentaron hace muchos años en el Centro Cultural Arte Contemporáneo. Tenemos además un discurso articulado, en el que las imágenes se ponen al servicio de una sofisticada trama discursiva; de un sistema de relatos hechos con otros relatos.

ASI, LA CELEBRE Y POLEMICA imagen de Robert Capa del miliciano herido de muerte es sólo la primera bala de Metralla -nombre de una de las ocho unidades temáticas de la exposición-; un video proyectado en el piso sobre una pantalla circular funge como el epicentro de Escombros, sección dedicada al terremoto de 1985 en la ciudad de México; y una serie de fotografías de objetos conservados de los horrores de Hiroshima forma la columna vertebral de Catástrofe.

DESDE QUE ENTRAMOS AL RECINTO somos sorprendidos por el museógrafo. Un video en el vestíbulo nos recibe con una ráfaga de imágenes, todas iconos culturales que parecen conformar un sumario de lo que descubriremos en las salas. En esta proyección descubrimos un ingenioso juego: todo comienza con la pantalla en blanco; un zoom out (alejamiento de la escena) nos muestra que es la pantalla de una sala cinematográfica vacía. Se trata de una foto de Hiroshi Sugimoto (Tokio, 1948), quien hizo esta fotografía dejando el obturador abierto todo el tiempo que dura una película.

LUEGO, EL VIDEO NOS REGRESA a la pantalla para sacarnos, como si se tratase de la chistera de un mago, las imágenes que pudieron haber quemado la película del fotógrafo japonés. Nos metemos así a un mundo armado de fragmentos de muchos mundos. Un catálogo de las más diversas visiones del siglo XX.

HAY QUE IR CON TIEMPO para recorrer toda la muestra. Más de 400 fotografías, algunos documentales videográficos y de audio, más los estupendos textos de Alfonso Morales requerirán su atención por varias horas. También podría verse en varias sesiones.

Eternidad fugitiva, por su extensión, su propuesta conceptual y su impecable museografía es la exposición fotográfica más importante de que tengamos memoria en México. Por eso llama la atención la escasa promoción que el consorcio televisivo le ha dado, quizá porque el excesivo poder que ha adquirido -capaz de lograr votos unánimes en la Cámara de Diputados- convirtió su falta de visión crónico-degenerativa en ceguera. Eternidad fugitiva, permanecerá en Bellas Artes hasta el 12 de marzo.

*UAM-Xochimilco

 
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