Usted está aquí: lunes 30 de enero de 2006 Capital Alienta cura despojo de espacio cultural en Tepito

Alienta cura despojo de espacio cultural en Tepito

Con respaldo de la SG, alega que le pertenece al clero; las escrituras no lo sustentan

JOSEFINA QUINTERO

Ampliar la imagen Luis Ar�lo Venegas es el encargo del Taller Libre del Arte del Calzado en el Espacio Cultural Tepito. Sus ense�as las ha transmitido por m�de 30 a�a j�es del barrio bravo n Francisco Olvera

Apoyado por la Secretaría de Gobernación, el párroco de la iglesia Divina Institución, Gerardo Rosales, intenta extender los terrenos de la jerarquía católica en el barrio bravo de Tepito. Para ello prepara en los tribunales federales la apropiación del único sitio de enseñanza y capacitación con que cuentan los jóvenes en una de las zonas más conflictivas de la capital.

El Espacio Cultural Tepito funciona en el predio marcado con el número 114 de Vidal Alcocer, en la colonia Morelos de la delegación Cuauhtémoc. Allí, desde hace más de 30 años, jóvenes del barrio se dedican a la formación musical y preparación en diversos oficios. También se han diseñado y se aplican diferentes proyectos para retirar a los jóvenes de las filas de la delincuencia.

Ahora esa labor social está bajo la amenaza de desaparecer, por la demanda del cura Gerardo Rosales, quien reclama la propiedad de un inmueble que no le pertenece, aseguró Luis Arévalo Venegas, uno de los ocupantes.

La "chicanada", manifestó, esta respaldada por Francisco Javier Fernández Perroni, director de normatividad de la Dirección de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación, quien notificó a los ocupantes que el predio es propiedad del gobierno federal, ''pues fue nacionalizado'', pero no mostró ninguna prueba legal.

Sin embargo, los datos de Registro Público de la Propiedad (RPP) señalan como propietario del predio número 114 de Vidal Alcocer a Eugenio Negrete, quien en 1964 lo obtuvo mediante prescripción adquisitiva, es decir, por la ocupación continua durante el tiempo previsto por la ley.

El espacio, antes de uso habitacional, estaba arrendado por familias del barrio. El deterioro y la falta de mantenimiento originaron el desalojo de las viviendas. Más tarde, por iniciativa de la comunidad, se creó allí la Biblioteca de la Juventud; también estuvo la guardería infantil, se instaló un grupo de Alcohólicos Anónimos y luego la preparatoria popular Comitancillo, donde varias generaciones de jóvenes trabajadores pudieron cursar el bachillerato e integrarse a la UNAM para concluir su formación académica.

La enseñanza se suspendió en 1981, porque el entonces encargado del templo, José Trinidad Girón, desalojó a los estudiantes y destruyó los documentos que acreditaban los estudios; además intentó acabar con la Biblioteca de la Juventud, por lo que se interpuso un amparo, el cual favoreció a los ocupantes.

Los argumentos presentados por el entonces secretario de Asentamientos Humanos y Obras Públicas, de acuerdo con el expediente número 538/82 del segundo tribunal colegiado en materia administrativa, muestran que la iglesia ostenta el resguardo de la propiedad del inmueble, según la declaratoria de nacionalización de bienes publicada en el Diario Oficial de la Federación el 17 de agosto de 1981. Pero en la declaratoria no se señala el predio 114 de Vidal Alcocer, sino el 118; el amparo fue concedido a los ocupantes porque no se comprobó la propiedad, entre otras causas.

A 23 años de aquella intentona de la jerarquía católica, surge de nuevo la amenaza de un despojo, alertó Luis Arévalo, encargado del taller libre del arte del calzado. El Tata del oficio, como también se le conoce en el barrio por la formación de jóvenes zapateros, comentó: "El uso del inmueble es público sin lucro. En él se ha capacitado a jóvenes del barrio y de otras entidades de la República", entre las que mencionó los estados de Chiapas, Tlaxcala y Morelos.

Añadió que incluso llegaron integrantes del EZLN a aprender el oficio; también hay quienes han emprendido su propio negocio.

Pese al resguardo que hace cuatro meses realizó la Dirección de Normatividad Religiosa de Gobernación, aún se mantienen en el predio el taller de música y el del zapato. Las asambleas vecinales fueron suspendidas, porque la dependencia colocó sellos en puertas de acceso y para bloquear las áreas comunes instaló una malla de metal.

No sólo eso: la Subprocuraduría de Control Regional de Procedimientos Penales y Amparo Delegacional del Distrito Federal, subdelegación sur, los citó a comparecer para iniciar una diligencia de carácter penal por la ocupación del inmueble. En el documento se les pide se hagan acompañar de un abogado o representante legal, asegura Arévalo Venegas.

El acoso a los ocupantes, señalan los afectados, no sólo es en los tribunales. Desde el púlpito, el párroco ha intentado azuzar a la comunidad para que los desaloje; también ha recabado firmas y a quienes se oponen les advierte que "están en contra de Dios".

Pese a la influencia del cura, a poca gente ha logrado convencer, porque muchos conocen la labor de Arévalo, quien se inició en el oficio desde muy pequeño, así como en el trabajo con los jóvenes del barrio. Empezó con niños de la calle e indigentes; las dificultades y experiencias lo indujeron a enseñar el oficio como medida de prevención y así evitar que los jóvenes recurran a las drogas o cometan ilícitos.

 
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