Mexicanos en el exterior El voto no tiene permiso Tania Molina Ramírez Hace siete días terminó el periodo de registro para votar desde el exterior. En los tres meses y medio que duró, de las 4 millones de personas que las autoridades electorales calculaban era el universo potencial para votar, sólo 28 mil mexicanos se registraron para hacerlo (se pronostica que esta cifra puede llegar a 30 mil).
Así que el domingo antepasado acudió, pidió un formato de registro y escuchó las instrucciones. Tiene que enviarlo por correo certificado, le dijeron. Pero como trabaja dos turnos, en la jardinería y en la construcción, no podía ir más que el domingo, cuando la oficina de correos estaba cerrada. Los mexicanos del otro lado "tenían ganas de votar, pero era tan complicado el proceso de registro que parecía una carrera de obstáculos", dice, en entrevista con Masiosare, Primitivo Rodríguez Oceguera, asesor de la Coordinación para el Voto de los Mexicanos Residentes en el Extranjero (Cove) del Instituto Federal Electoral (IFE) y miembro fundador de la Coalición por los Derechos Políticos de los Mexicanos en el Extranjero (CDPME). Rodríguez, recién llegado de Atlanta, cuenta con entusiasmo que en los dos días que promovieron el registro pudo constatar el interés de los mexicanos en sufragar. Durante ese fin de semana repartieron cerca de 2 mil formatos y ayudaron a unas 225 personas a llenar sus solicitudes de registro. Sin embargo, la experiencia del equipo promotor en Atlanta contrasta con la irrefutable cifra de los 28 mil mexicanos que enviaron su formato de registro (al 18 de enero). Y peor si se descarta cerca de un 20% que no cubrieron los requisitos (principalmente porque no fueron enviados por correo certificado). Rodríguez argumenta que fue tan complicado el proceso de registro (desde el llenado de la solicitud hasta su envío), que le sorprende que 28 mil personas lo haya podido realizar. "Quienes lo lograron son campeones". "Pese a las dificultades, se logró la inscripción, que como punto de partida es importante", dice, en entrevista con Masiosare, José Angel Pescador, ex cónsul general de Los Angeles durante siete años. "Quienes argumentan que es un fracaso padecen miopía". Por ejemplo, "hay que recordar cuánto costó que se avanzara en la credencialización (en nuestro país)". Pescador enuncia algunos de los factores que hicieron más complejo el proceso, ya de por sí difícil porque el Congreso mexicano lo limitó al voto postal: los millones de mexicanos están cada vez más dispersos a lo largo de Estados Unidos; la comunidad mexicana tiene un grave problema de acceso a la información y casi la mitad no tiene documentos.
Ante esta situación, advierte el ex cónsul, "ahora tenemos que garantizar que no se dé marcha atrás (en el derecho al voto extraterritorial)".
¿Qué pasó? "El corazón del avance es que se abrió la posibilidad de un derecho que antes no se podía ejercer", dice Florencio Zaragoza, presidente de la Fundación México, organización por los derechos de los migrantes, desde la cual se organizó el Comité por el Voto en Tucson. Y sí. Muchos coinciden en que la puerta se abrió. El problema señala un escéptico es que nadie entró. ¿Qué pasó? ¿En realidad el derecho a votar no era una sentida demanda de los migrantes? ¿Acaso nos engañaron los dirigentes de esta lucha que aseguraban que los mexicanos fuera del país reclamaban sufragar? O, ¿quienes organizaron el registro (consulados, IFE, organizaciones) no fueron capaces de llegar a los migrantes? Al parecer, las respuestas no son tan simples. El problema viene de origen: "Se aprobó una reforma muy limitada", explica el diputado local michoacano "migrante", Jesús Martínez Saldaña. "La lucha era para que se aprobara alguna modalidad (de voto), la que fuera. Finalmente ganamos la guerra pero perdimos enormes batallas", cuenta Rodríguez, uno de los más activos promotores del sufragio extraterritorial. Según varios de los consultados, a los legisladores les espantó la idea de que quienes viven fuera decidieran la elección. Lo que distorsionó el panorama fue creer que 4 millones de mexicanos fuera del país tenían credencial de elector. Pilar Alvarez, vocera de la Cove, explica de dónde salió la tan cacareada cifra: hace 15 años el IFE realizó un censo para armar el padrón de electores. Cada año se realiza un censo para actualizar los datos. Si se mudaron, se les pregunta a dónde. "A partir de lo que decían se calculó que podría haber 4.2 millones con credencial. Lo que no podíamos saber era si se las llevaron o si la perdieron". Los promotores (organizaciones civiles, clubes e IFE) consultados por Masiosare coinciden en que la cifra era demasiado optimista y efectivamente no tomaba en cuenta que quienes cruzan sin papeles suelen no llevar o deshacerse de cualquier identificación. En general, las asociaciones encontraron que de cada 10 migrantes, entre seis y ocho no tienen credencial. La experiencia de Diana Montaño, encargada del Comité por el Voto en Tucson, es reveladora: este comité realizó talleres en los cuales brindaba ayuda en el proceso de registro del voto y ayudó a repartir decenas de miles de formatos en Arizona. Entre otras actividades, Montaño atendió durante más de tres meses llamadas telefónicas de mexicanos: cerca de la mitad de las personas no contaba con la credencial de elector o tenía la antigua versión sin fotografía; de las que no contaban con credencial, más de la mitad era indocumentada y por lo tanto no iría a los macromódulos del IFE instalados en la frontera. El hecho de que no se realizara una credencialización en el exterior probablemente dejó al margen del proceso electoral a una enorme cantidad de mexicanos (es imposible saber a ciencia cierta a cuántos). Y, si bien el IFE puso macromódulos en algunos puntos del país, pocos "van a ir a México a sacar la credencial" (aunque tengan documentos), señala Joel Magallán, encargado de la Asociación Tepeyac, de Nueva York. Las prisas La reforma que permitía el voto desde el exterior fue aprobada en junio pasado. A los promotores del voto los distrajo el cansancio acumulado y la borrachera de la victoria. No pusieron atención en lo que el IFE y los partidos estaban reglamentando, confiesa un miembro de la CDPME. "Nos dieron el carro y no nos preocupamos por ver si tenía gasolina o una llanta ponchada". Empezaron las limitaciones. El periodo de registro duraría sólo tres meses y medio, del 1 de octubre al 15 de enero. Este "no es un asunto de 105 días", dice Magallán. Al principio, los formatos se conseguían sólo en los consulados y embajadas y a través de la página de Internet del IFE. Pero los formatos no estaban llegando a la gente. Durante octubre el IFE sólo recibió 700 registros. En el camino "aprendimos muchísimas lecciones", confiesa Patricio Ballados, responsable de la Cove. "Fue un proceso inédito... No sabíamos lo que iba a pasar. Reaccionamos a partir de lo que íbamos conociendo". Las autoridades electorales decidieron incorporar a las organizaciones para distribuir y promover el registro (sin recursos). Las agrupaciones aseguran que llevaban tiempo pidiendo participar. El IFE también acordó cambiar la estrategia de promoción y entrar a los medios masivos del otro lado. El instituto creó la Red de Promotores del Voto, al que se sumaron poco más de 130 organizaciones de todo tipo, desde el Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB) y la United Farm Workers, hasta la Federación de Clubes Jaliscienses en Orange County. También se abrió la distribución a empresas, como BBVA Bancomer, Laredo National Bank, Telemundo, Fiesta Mart y Order Express. En total, los formatos enviados fueron 5 millones. Todos coinciden en que sin el apoyo de las organizaciones no hubiera sido posible conseguir los 28 mil registros en poco más de dos meses con fiestas decembrinas en medio. Cientos de voluntarios repartieron formatos de registro en mercados, iglesias, lavanderías y hasta cantinas. "Usamos los días que debíamos trabajar para sobrevivir; tuvimos que remplazar actividades; no se va a ver, pero esa es la realidad", dice Rufino Domínguez, dirigente del FIOB. "Las organizaciones que colaboraban no tenían recursos propios, ni responsabilidad moral ni legal" en el proceso, explica Martínez Saldaña. Se trataba, además, de organizaciones que nunca habían hecho trabajo político electoral. Sus actividades suelen estar enfocadas en actividades culturales y sociales. Así que también para ellos implicó un aprendizaje a marchas forzadas. Quizá así se explique lo que ocurrió con la Asociación Tepeyac, influyente organización en defensa de los derechos de los migrantes, con sede en Nueva York, que distribuyó miles de formatos de registro durante la carrera guadalupana que organizan cada año, que recorre varios estados de la Unión Americana, y a partir del 12 de diciembre lo hicieron en Nueva York. La organización se ofreció para hacer llegar los formatos a México. Sin embargo, al 9 de enero, sólo 45 sobres habían sido entregados en la asociación. Además de la promoción para el registro, algunas agrupaciones, como la Federación de Clubes Michoacanos en California, organizaron caravanas a la frontera para credencializar. "Dado el tiempo y la logística fue excelente", resume Luis Pelayo, presidente del Concilio Hispano, que ayudó a cerca de 200 mexicanos a registrarse. Pelayo asegura que en Chicago hubo una "coordinación de esfuerzos entre organizaciones sin precedente". Hubo, claro, organizaciones que "no movieron un dedo" porque no estaban de acuerdo con el proceso, explica Raúl Sandoval, ex presidente de la Federación de Clubes Michoacanos en California. Así que el tiempo fue demasiado corto, sobre todo si se toma en cuenta que era la primera experiencia y que se lidiaba con la pesada y lenta estructura del IFE. Un par de casos ilustra lo anterior: en Estados Unidos, la campaña de difusión apenas comenzó a agarrar fuerza en diciembre. Algunas organizaciones, entre ellas el FIOB y Tepeyac, señalan que hace apenas un par de semanas llegaron a sus oficinas cajas y cajas de propaganda para el registro, cuando ya ni tiempo les daba de utilizarla. "Vamos a tener que pagarle al señor de la basura para que se lo lleve", comenta Joel Magallán. Por otro lado, varios promotores coinciden en que el proceso se diseñó con miedo. En un afán de buscar que fuera lo más seguro posible, pusieron candado sobre candado, como prohibir que los candidatos y los partidos hicieran proselitismo fuera del país y exigir que el formato se enviase por correo certificado (lo cual obligaba a los mexicanos en Estados Unidos a ir a la oficina de correos, hablar con algún empleado en inglés y pagar ocho dólares). "La lógica de los diputados fue que no dañara el sistema electoral y que no decidiera la elección", dice Rodríguez. "Había temor de los legisladores respecto al tema de la fiscalización y los gastos de campaña en el extranjero", explica Patricio Ballados, responsable de la Cove. Pero "en cualquier parte del mundo, para que la democracia funcione, se necesita información", dice Martínez Saldaña. Además numerosos promotores se quejaron de que poca gente podía llenar los formatos por sí misma. Ballados explica que se intentó "hacer el formato lo más sencillo posible" y que a la vez proveyera de datos para obtener un padrón certero. Hay que tomar en cuenta que "tenemos bajos índices de escolaridad", aclara. Además, para quienes no hablan inglés, ir a la oficina de correos "se convertía en toda una odisea", cuenta Diana Montaño, del Comité por el Voto en Tucson. Curiosamente, varios promotores coinciden en que el asunto de los ocho dólares fue el que menos quejas provocó. De todos modos, Patricio Ballados anticipa que se verá la posibilidad de que en la próxima ocasión se pague el porte. En esta ocasión, el IFE pagará el porte de regreso de la boleta. En el fondo, según algunas fuentes del IFE, a una parte de los consejeros y funcionarios del organismo les incomodaba el paquete: "Muchos estarían felices de que la conclusión fuese que mejor se pospusiera el voto durante unos años". • • • La iniciativa del IFE que sí tuvo éxito fue la de promover el voto en los Centros de Importación Temporal de Vehículos (Citev). El instituto contrató a unas 150 personas, sobre todo estudiantes, para promover el voto entre los mexicanos que entraban al país en coche. Entre el 12 de diciembre y el 15 de enero se realizaron de 7 mil a 8 mil registros, explica Gerardo Albino González, encargado del programa. "La gran mayoría no estaba al tanto del registro y no traía consigo la credencial", explica Rubén Zapata, quien trabajó como promotor en el Citev de Nuevo Laredo, y fue el que más registros logró juntar de todo el programa: 200. Trabajaban en parejas: "De unas 200, 300 personas a las que nos acercábamos, unas 50 mostraban desconfianza ("son triquiñuelas del gobierno", y cerraban la ventanilla); otras 50 traían la credencial y de esos lográbamos levantar registro de unas 30". Dice Zapata que uno de los comentarios que más escuchó fue: 'Qué bueno que ya tengamos derecho a votar, pero ojalá realmente nos tomen en cuenta para opinar. Así como nos dejan votar, que también nos atiendan'. A Zapata le tocó atender a gente que venía sobre todo de Arkansas, Illinois, Texas, Florida y las dos Carolinas, originarios de Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes y Nuevo León. Y dice que muchos de quienes se mostraron dispuestos a registrarse decían que México sí estaba cambiando y que votarían por el PAN. ¿A quién le importa? Más allá de que fuese complicado registrarse, ¿interesa o no a los migrantes tener derecho al voto? "Ve a Tepito a preguntar si el voto es su prioridad. ¡Por supuesto que no! El voto no es prioridad ni aquí ni allá. Pero te aseguro que si en México se cobraran 100 pesos, nadie votaría; nadie pasaría los obstáculos que tuvieron que pasar los migrantes para poder votar", lanza Rodríguez Oceguera. "En el fondo hace falta darse cuenta de que México está acá y allá", dice Magallán, "que el México que habla muchas lenguas, que es analfabeto en español, que desconfía por la historia negra del PRI que ganaba siempre. Que no tiene nada que ver con el IFE y ese tipo de cosas, ese México está aquí". "¿Cuántos votan en México? ¿Cuál es la queja del costo si le damos miles de millones de dólares a la patria?", exclama Luis Pelayo. El IFE gastó entre 25 y 30% del presupuesto asignado para 2005: entre 110 y 120 millones de pesos. Jorge Santibáñez, presidente de El Colegio de la Frontera Norte, es contundente: "No hay nada que justifique los 10 mil (este era el monto el día de la entrevista). Hay un desinterés porque no hay una conexión entre el bienestar y el voto". El derecho al voto "vale la pena pero hay que ser realistas. No es prioritario", dice Santibáñez. "Aquí, el ciudadano no cree en el impacto y efecto del voto. Allá, pasa lo mismo pero multiplicado por 100. Aquí, no ve conexión entre la educación, los baches de su casa, la salud, y su voto", sigue. "Hay que encontrar el puente entre el voto, la democracia y la calidad de vida", concluye. Al respecto, Rodríguez comenta que en Atlanta los interesados en registrarse le decían que lo hacían para ayudar a su familia, para que México estuviese mejor y cosas por el estilo. Pero que nadie mencionó razones que tuvieran que ver con el otro lado, como "presionar a los políticos a apoyar una reforma migratoria". Lo que sí hubo, sin embargo, fue desconfianza de mucha gente. Al respecto, Ballados comenta que fue otro factor que no se previó: "Hay muchos que llevan 15, 20 años fuera, y había que comenzar de cero (para explicarles sobre la existencia del IFE, etcétera)". Pero una anécdota refleja que a pe-sar de los pesares, hay interés. Cuenta Diana Montaño que asistió a una reunión que tuvieron ex braceros residentes en el sur de Arizona con el cónsul. Cuando se tocó el tema del voto extraterritorial, hubo todo tipo de comentarios, pero lo que "alentó" a Montaño fue que "un grupo de ciudadanos de la tercera edad, a los cuales el gobierno mexicano les ha fallado y desilusionado por tantos años, expresara interés en participar políticamente por medio del voto". Finalmente, los estados de donde provinieron más registros fueron: en primer lugar, California (3 mil 928), luego Texas (mil 743), y le siguen Illinois (670), Florida (329) y Arizona (241). Los que se registraron provienen, en primer lugar, del DF (mil 702), Jalisco (mil 316), estado de México (936), Michoacán (856) y Guanajuato (771). Llama la atención que Zacatecas, un estado con tradición participativa de sus migrantes apenas tenga 259 registrados. En otros lados Según la actualización del 16 de enero, en total, se registraron mexicanos en 67 países. Estados Unidos, claro, encabeza la lista, con 11 mil 728. Le siguen España (548 registros), Canadá (412) y Francia (264). En Suiza, donde hay unos 3 mil 500 mexicanos (mil 200 mayores de 18), se registraron 300. Uno de los impedimentos mayores para que se registrara más gente fue la falta de credencial, comenta Carlos Ruiz, miembro de la CDPME y promotor de la campaña de registro en el país europeo. Hubo una docena de países en donde nomás una o dos personas se registraron, como Sudáfrica, Cuba, Polonia, Rumania, Jamaica y Paraguay. En este último, hay dos registros, al parecer son los del embajador Ernesto Campos Tenorio y su esposa. El diplomático comentó a Masiosare que de una población de 5 mil mexicanos (4 mil 900 son menonitas), muy pocos tienen credencial para votar. ¿Y ahora qué sigue? Todos coinciden en que se tendrán que sentar a revisar qué pasó en cada uno de los pasos del proceso de registro, y que probablemente habrá que realizar reformas. Para empezar, "tendremos que estudiar la posibilidad de una credencialización en el exterior", señala Patricio Ballados, de la Cove. Todos coinciden, también, en que hizo y hace falta una campaña de educación cívica. "Para muchos migrantes el panorama se quedó congelado en el momento en el que se fueron. No se han dado cuenta de que existe el IFE, tienen desconfianza del gobierno, de las elecciones, de los partidos". Muchos de los mexicanos a los que las organizaciones y los promotores del IFE se acercaron repetían que si era del gobierno, no querían saber nada. Como se ve, hay mucho por delante.
Por lo pronto, se extendió el plazo para recibir registros que hayan sido devueltos porque les hacía falta algo, hasta el 15 de febrero. • • • Organizaciones como el Consejo Nacional de La Raza, plantean que si los migrantes viven allá, deberían de luchar por ampliar sus derechos allá, no en sus comunidades de origen. Algunas de estas agrupaciones se oponían a la lucha por el voto extraterritorial porque decían que había que enfocar la energía en promover la regularización de sus papeles y la participación electoral allá. José Luis Gutiérrez, de Casa Michoacán, opina que debería ser en ambos lados: "Somos de aquí y de allá. Queremos votar aquí y allá". Rufino Domínguez, del FIOB, coincide: "Necesitamos una participación realmente binacional". Por lo pronto, el verdadero muro del nopal que se impuso al voto migrante hará que en esta elección la participación de los migrantes sea meramente simbólica. Voces del otro lado Rufino Domínguez Coordinador general del FIOB "La reforma se aprobó de manera apresurada, a último momento. Dejó un lapso muy cerrado para el registro. "El IFE decía que había 4 millones con credencial, pero la gente pierde la credencial, la deja en México. El error más grande fue mencionar estos millones. "Van a ser más de 28 mil. Es una cifra grande para empezar, tomando en cuenta que cada uno pagó de su bolsillo. "Nos encontramos a gente que decía, ¿cómo voy a pagar si mi voto no va a valer (por el fraude)? "En México, en las elecciones gana el abstencionismo. Entonces no nos debe sorprender que tan pocos quieran participar acá. Es reflejo de lo que pasa en el país. "Ahora habrá que pensar en quitar candados: empadronamiento fuera del país, votar por correo, que los candidatos puedan venir a reunirse con los migrantes". El FIOB repartió más de mil formatos en San Diego, Los Angeles y el norte de California. "Había de todo", concluye Domínguez. Pero, eso sí, muy pocos tenían credencial: "De unos 100, sólo 15 la tenían". "El FIOB trabaja sobre todo con indígenas, muchos jornaleros que durante una temporada trabajan en un estado y luego en otro. Un jornalero llamó y preguntó que cuándo llegaría la boleta porque en mayo se irían a Oregon. Se corre el riesgo adicional de que muchos trabajadores no reciban la boleta". Joel Magallán Asociación Tepeyac, Nueva York "El derecho al voto fue decidido al último minuto, esa es una gran señal de que no les importa. "El proceso ha sido un aprendizaje. No estábamos preparados. Nos enganchamos cuando vimos que el proceso no iba a funcionar. "Vimos que no era suficiente que el consulado repartiera formatos. Nos metimos a promover el registro, agregándolo al trabajo que ya teníamos. "El 12 de diciembre comenzamos a repartir en Nueva York. Antes habíamos repartido en la caravana guadalupana (sale de la ciudad de México y cruza entidades mexicanas y estadunidenses hasta llegar a Nueva York). "Los diputados vinieron en diciembre, nos preguntaron que cómo iba la cosa. ¿Por qué no vinieron antes de aprobar la reforma para enterarse de la realidad? "De los 15 alumnos que toman clases (en el centro Tepeyac) sólo uno tiene credencial. El resto la perdió o no la sacaron; tendrían 14 años cuando llegaron. No sabían sobre política. "La credencialización tiene que ser acá. Nadie va a ir a México a sacar su credencial. "México está acá y allá; es uno que habla muchas lenguas, a veces es analfabeto en español y trae una historia negra del PRI que ganaba siempre". (Tania Molina Ramírez)
José Luis Gutiérrez Casa Michoacán, Chicago "Nos dio poco el Congreso y aún así el simple hecho de que se pudiera votar es un éxito. "Las estrategias del IFE fueron equivocadas, tardías e ineficientes. "Desde el 28 de septiembre hicimos talleres (del registro del voto) en Casa Michoacán. Solicitamos que nos dieran formas, pero las tenían secuestradas en los consulados. Demandamos que las liberaran y lo hicieron hasta finales de octubre." Finalmente, repartieron cerca de cinco mil formatos. "Una fundación nos donó 7 mil 500 dólares. Hicimos anuncios, un radiomaratón en conjunto con Univisión (en tres días lograron juntar poco más de 500 registros)." El radio maratón fue a principios de enero. Antes de esto, apenas llevaban 82 registros. Otro problema, señala el michoacano, es que "la gente no tiene confianza", piensan, "para qué quieren los datos", "nos van a mandar a la migra". La alternativa sería, explica, autorizar el voto por Internet. Gutiérrez tiene esperanza en que se irá incrementando la participación desde el exterior: "La primera vez que se les permitió el voto a las mujeres, tampoco votaron muchas". Salvador García Presidente de la Federación de Clubes Jaliscienses en California "Sí hubo mucha apatía. Mucha de la gente que está acá se vino porque México no les dio alternativas y ahora están resentidos, pero al mismo tiempo hay interés en el proceso. Si se hubieran facilitado las cosas hubiera habido más participación, porque si estamos interesados en la vida social de allá, también puede haber interés en la política de México. "Fue un esfuerzo sobrehumano, levantarse a las cinco de la mañana y regresar a las 6 de la tarde de Tijuana para registrar 70 u 80 personas. Demuestra que hay un gran cariño, deseo de votar, se hizo lo mejor posible aunque no hubo la respuesta que esperábamos porque de cada 10 que llegaban a los módulos que se abrieron, ocho o siete no tenían su credencial. Y entre quienes la tenían, no hubo información oportuna. Pedimos 3 mil solicitudes, pero eso no dice nada, lo importante es que se apuntaran. Muchas veces se repartían las formas y no se regresaban. Se hablaba que en Los Angeles se repartieron 180 mil formularios, pero otra cosa es que no se apuntaron. Yo creo que de puro California serían unos 6 mil, y de ésos, 50% serán trabajo del Consejo de Federaciones". Guadalupe Gómez Federación de Zacatecanos del Sur de California "No nos pueden dejar esa responsabilidad, aparte de que andamos construyendo obras, drenajes, agua y escuelas, lo que le corresponde hacer al gobierno, todavía quieren hacernos cargo de que el voto funcione. "¿De qué se trata? Si vamos a fortalecer la democracia tenemos que dar los elementos para que ocurra, pero tal parece que querían limitar la participación. No sé a qué se le teme, ¿a que podamos tener injerencia en decidir quién va a ser el Presidente de la República? ¿Qué no se trata de fortalecer a la democracia y al país, de que podamos recuperar a la gente que ha tenido que salir de México para buscar mejores niveles de vida? "Cuando se habla del efecto que puedan tener 21 mil votos de un lado u otro, hay que recordar que Bush ganó su primer periodo con 533 votos en un país tan grande". (Tania Molina y Alberto Nájar) Juan Pablo Servín Responsable de promoción del voto de la Asociación de Mexicanos en Carolina del Norte "Para podernos afiliar a la red de promotores tuvimos que mandar mínimo cuatro veces nuestra solicitud. Registrarnos fue toda una odisea; la burocracia nos sigue dominando, incluso hasta fuera de nuestro país. "Hubo grupos que no están registrados y ni siquiera los dirigen mexicanos, a los que entregaron formas de inmediato, sin averiguar para qué las querían o cuál era su destino. Entonces, ¿dónde está el supuesto control que el IFE dice tener sobre el proceso? "Nos dieron cerca de 4 mil 500 solicitudes de registro, las repartimos todas. Pero desgraciadamente poca gente se anotó, fueron unas 360 solicitudes de Carolina del Norte y del Sur". Simón Navarro Presidente de Casas Guanajuato en Oklahoma "Yo tuve las solicitudes como mes y medio. El primer mes estaba muy detenido todo esto, nada más había logrado repartir como 100 solicitudes, pero en las últimas dos semanas subió a 600; fueron las que entregamos. "El IFE mandó la propaganda muy tarde. A mí me llegaron los posters y folletos el día cinco de enero, 10 días antes de terminar el plazo, demasiado tarde para repartir bien la publicidad... La publicidad por la tele empezó tarde, apenas en enero, una o dos semanas nada más". Luis de Angel Sánchez Presidente de la Federación Veracruzana USA "Mucha gente tuvo dificultades para llenar su solicitud, y luego la exigencia de la gente del IFE que la quería con letra mayúscula, tinta negra y todo eso. Organizamos ocho o 10 caravanas para llevar formularios directamente a Tijuana, pero los regresaban porque iban con mayúsculas y minúsculas, en tinta azul o no se ponía una letra en cada cuadro. No importó que estuvieran legibles".
(Alberto Nájar)
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