Editorial
Proyecto Fénix: el fracaso de Fox en materia energética
El fracaso del Proyecto Fénix el más ambicioso de este sexenio marca la derrota del presidente Vicente Fox en su intención de cambiar la política energética, lo que se debe en parte a la desconfianza de la iniciativa privada hacia los planes del mandatario, que no ha podido cumplir ni sus compromisos de campaña ni sus promesas de gobierno. El jueves pasado, el Ejecutivo anunció una "reconfiguración" del Proyecto Fénix, que implica una fuerte disminución de la inversión y drásticos cambios en la infraestructura planeada originalmente. Esta decisión es el último de una serie de errores cometidos por la administración federal en este sector, que amenazan la existencia misma de Petróleos Mexicanos (Pemex), debido a que el próximo gobierno deberá pagar las onerosas deudas que pesan sobre la paraestatal generadas por los Proyectos de Infraestructura Productiva de Impacto Diferido en el Registro del Gasto Público (Pidiregas), un esquema de financiamiento del cual se ha abusado y que no ha arrojado los resultados esperados.
En 2004, el gobierno anunció el citado proyecto, el cual preveía construir un complejo para producir etileno y otro de aromáticos por un monto de 2 mil 600 millones de dólares. Ahora, con la "reconfiguración", la inversión será de tan sólo 830 millones de dólares: la iniciativa privada aportará 250 millones y Pemex el resto vía los Pidiregas. Además, ya no se edificarán las plantas petroquímicas sino que se modernizarán los complejos de Morelos y Cangrejera.
Estos cambios no son una verdadera solución a la parálisis que afecta a la petroquímica, que requiere urgentemente grandes inyecciones de capital para revitalizar su obsoleta infraestructura. En ese sentido, la actualización tecnológica de Morelos y Cangrejera es tan sólo un parche temporal y no una respuesta a largo plazo para darle seguridad al sector, como lo sería la construcción de nuevas plantas. En materia de petroquímicos, el país tiene una balanza deficitaria por unos 6 mil 710 millones de dólares, con importaciones anuales superiores a los 13 mil millones. Como señaló Carlos Mireles, del sector petroquímico de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, "en este sexenio no se ha hecho absolutamente nada y hemos perdido mucha presencia en los mercados", incluido el nacional, por lo que debería procederse a un proceso de sustitución de importaciones.
Por otra parte, las inversiones necesarias incrementarán aún más la enorme deuda de Pemex, débito que demuestra el fracaso de la política energética del gobierno foxista. Los Pidiregas, creados para operar de manera autosuficiente y para que se pudieran pagar a sí mismos, fueron diseñados para que Pemex pudiera obtener las inversiones que tanto requiere. Sin embargo, "la administración de Fox no ha permitido que esto se haga así y por ello dejará una deuda vía Pidiregas, que va a gravitar enormemente sobre el próximo gobierno", tal y como denunció la senadora Laura Alicia Garza Galindo, del Partido Revolucionario Institucional. Peor aún, durante este sexenio las obras contratadas mediante los Pidiregas han beneficiado sobre todo a empresas trasnacionales, no se han traducido en la generación de plazas laborales en México y la infraestructura creada es de mala calidad. Ese es el caso de las modernizaciones realizadas por una compañía sudcoreana en las refinerías de Cadereyta, Nuevo León, y la de Ciudad Madero, entre otras.
Esta situación pone en evidencia que la solución a los problemas del país no radica en sacar adelante las reformas estructurales que tanto ha pregonado este gobierno. ¿De qué sirve contar con instrumentos como los Pidiregas si a final de cuentas los proyectos son abortados o limitados? También cabe preguntarse adónde van a parar los millonarios ingresos adicionales derivados del alto precio internacional del petróleo, en especial si se tiene en cuenta que Pemex requiere inversiones por 20 mil millones de dólares. Estas interrogantes, entre otros factores, dejan en claro que este gobierno deja a su sucesor muchos pendientes en materia energética.