Niega la cámara de la industria alcoholera saqueo de factorías
Piden empresarios azucareros que no los satanicen por devolución de ingenios
Veracruz, Ver., 20 de enero. El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Azucarera y Alcoholera, Othón Porres Bueno, pidió a legisladores y organizaciones de cañeros no satanizar a los empresarios que ganaron los amparos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para la devolución de los ingenios expropiados por el gobierno federal, y rechazó que los antiguos dueños hayan "saqueado y desmantelado las fábricas".
"Fueron las condiciones económicas del sector las que ocasionaron que la industria fuera muy mal y que no tuviera los flujos necesarios para pagar la caña a los productores a su debido tiempo", argumentó.
Sobre el proceso para retornar las factorías a sus propietarios, mencionó que el único empresario que no ha reclamado la devolución de sus 10 ingenios es Enrique Molina Sobrino, propietario del Consorcio Azucarero Escorpión (Caze), los cuales continuarán bajo la rectoría del gobierno federal.
Porres Bueno señaló que los industriales afectados por la requisa expresan su beneplácito tras el fallo de la Suprema Corte, que revirtió el decreto expropiatorio por considerar que no se cumplió con el principio de audiencia previa a la enajenación, además de que no se sustentó el principio de utilidad pública.
Dijo que de acuerdo con el resolutivo judicial, el Fondo de Empresas Expropiadas del Sector Azucarero regresará cuatro ingenios al Grupo Machado, y sólo restaría saber si procede de igual forma con el amparo interpuesto por el Grupo Santos, que reclama la devolución de seis.
"Estamos contentos de que la industria regrese al sector privado, pero necesitamos estructurar una política nacional azucarera a 10 años para dar mayor certidumbre al sector en el largo plazo", manifestó.
Ante el temor de organizaciones cañeras y algunos empresarios de regresar a los viejos tiempos en que algunos industriales incumplieron en los pagos de liquidaciones, Porres Bueno aclaró que los antiguos dueños no desmantelaron sus ingenios, como fueron los casos de los grupos Machado y Santos, ni provocaron situaciones de quiebra financiera.