Vive Latinoamérica salto progresista: Serrat
La elección de Lula, Tabaré, Evo, Kirchner, Bachelet, muestra que funcionan los valores sociales
América Latina vive un momento especialmente progresista, festeja Joan Manuel Serrat, y lo hace desde el conocimiento y la convicción de quien considera a esta región del planeta algo particularmente entrañable. Recorre rápido la geografía política: Lula en Brasil, Tabaré Vázquez en Uruguay, Kirchner en Argentina... Pero se detiene en Chile y el triunfo de Bachelet, y habla con singular regocijo de la victoria del indígena Evo Morales en Bolivia.
Considera que ello es muestra palpable de que los valores sociales están funcionando; conviene que, independientemente de lo que estos gobiernos sean capaces de hacer, "no hay que enrocarnos en el pesimismo para justificar perezas y cobardías... pongámonos el traje de la esperanza, porque las cosas se moverán en la medida que todos seamos capaces de empujar".
Joan Manuel Serrat llegó a México ayer por la mañana. A lo largo de un mes y sólo acompañado al piano por Ricard Mirelles, su cómplice en tantas aventuras, interpretará las canciones "más significativas" de su largo andar por los caminos de la música con su recital al ''100 x 100''. También se despedirá de México -del que ha estado ausente más de tres años- con su Serrat Sinfónico.
En medio de su agotadora agenda, Serrat se da su tiempo para hablar con La Jornada. A continuación una síntesis de la charla con el cantautor catalán.
-Empecemos por la canción social y el papel que jugó en los sesenta y los setenta...
-La canción social, la canción de protesta, que de alguna manera consiste en contar todo aquello que va a desagradar al poder, o que no está bien vista porque se pone del lado de los desfavorecidos, ha existido siempre. Es un error colocarla en unos años determinados. Desde la Edad Media toda la canción popular está llena de estos temas. En México tenemos el corrido.
"En esos años se producen una serie de movimientos que le dan gran fuerza. Aparecen personas que van más allá de lo que puede ser el cantor de esquina, el cantor de ciego que va contando cosas, y se convierten en ídolos de masas. Este tipo de expresiones saltan de las tabernas y van desplazando a las otras canciones, las que ocupaban los salones.
"Coincide con la guerra de Vietnam y el surgimiento de gente de una valía extraordinaria. En Estados Unidos, Bob Dylan; en Cuba ya está el movimiento de la trova con elementos como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, por mencionar sólo algunos. En España surgen también movimientos. El nuestro se llamaba el de la Canción Catalana y esto, en cada lugar, va haciendo su diáspora y va apareciendo en todos los sitios. Pero nada nace por generación espontánea. Ha sido una madeja muy larga.
"¿Qué ocurre en aquellos años? En América Latina cosas muy concretas: en México, Tlatelolco en el 68, el cordobazo, el pinochetazo, la Operación Cóndor, una operación de limpieza de pensamiento y de desaparición de generaciones de líderes, que produce un vacío cultural y que ha costado muchísimos años comenzar a superar. Frente a esa situación, ¿qué hizo aquella música? Yo creo que cumplió con su tiempo y fue y ha sido un buen referente para otros músicos.
-Ahora nos topamos con nuevos cantautores, con posiciones políticas y sociales atípicas, por lo menos, y no es poco, frente a los intereses de la gran industria del espectáculo...
-Esto no sólo ocurre en México, sucede en España, en Estados Unidos, en todos lados. Y sucede a partir de una colonización musical, cinematográfica. La música anglosajona y el cine estadunidense tienen perfectamente controlado el mercado.
-¿Con la homogeneización del gusto..?
-Esta homogeneización del gusto no es algo que haya aparecido espontáneamente. Hay un trabajo muy serio, y no sólo para hacer una limpieza de otros tipos de música o de expresiones que pudieran ser contaminantes, sino sencillamente porque los anglosajones han trabajado la industria del disco como una empresa, como un negocio. Cada quien puede ver detrás los fantasmas que quiera, pero el único fantasma real es el dinero.
"Por consecuencia -continúa-, esto trae un ocultamiento de otras formas musicales porque no encuentran escaparate. La gente que hace canciones 'distintas' no tiene cómo hacerlo y, sobre todo, no tiene dónde mostrarlo, y todo aquello que no se puede mostrar no existe.
"Por no dejar la respuesta en este pesimismo en que parece quedar, creo que la cibernética nos puede dar la salida. Lo que no puede estar en un escaparate puede estar en el cielo, puede estar colgado del aire. Yo creo mucho en Internet, en todo lo que es el cielo, como una ventana. Lo que realmente falta es que el acceso sea mayoritario, pero la red acabará siendo el medio, y tu podrás optar por lo que quieras en lugar de ver, escribir y leer lo que te marquen los dueños de los medios en consonancia con sus intereses."
-Y mientras eso ocurre ¿qué le diría a esos nuevos cantautores que andan en busca de espacios?
-No tengo ninguna respuesta que no sea capaz de poner en práctica y ningún consejo que no sea capaz de darme a mí. Lo que el ser humano tiene que hacer es lo que ha hecho siempre: tirar pa'lante, comprometerse, hacer su trabajo de la mejor manera posible. Si nosotros no arreglamos las cosas no las arregla nadie.
-¿Se puede todavía ser de izquierda?
-Creo que no solamente se puede, sino que América Latina está viviendo un momento especialmente progresista con Lula, Tabaré, Kirchner, Bachelet y Evo, especialmente porque Evo Morales representa el primer indígena que en la América Latina contemporánea es presidente. Esto realmente es un salto. Tenemos a la primera mujer presidenta y también al primer indígena.
"Estos gobernantes han sido electos, la gente los ha votado. Es evidente, pues, que ha habido gran sensibilidad y que los valores progresistas, los valores sociales están funcionando en situaciones muy diferentes de las que hablábamos hace treinta años, pero, joder, también el mundo ha cambiado para bien y para mal y por muy pesimistas que seamos, porque la realidad no nos permite ser de otra forma, no podemos enrocarnos en el pesimismo para justificar la pereza, la cobardía. Es preferible ponerse el mejor traje de optimista que uno tenga, cuando menos el traje de la esperanza, y creer que las cosas se mueven en la medida en que todos seamos capaces de empujarlas desde la honradez y desde lo que cada uno sabe hacer".
-¿Cuál es la relación que guarda con sus canciones? ¿Por qué de pronto desaparecen algunas para reaparecer 10 años después en algún recital? ¿Las redescubre?
-Algo de eso hay. Yo a las canciones las amo en la medida en que me conmueven y son capaces de ayudarme a conmover a los demás. Creo que todos amamos la música como a nosotros mismos. A mí lo que más me interesa es lo que soy capaz de escribir ahora, sin que ello signifique que no me importa lo que he hecho. Al contrario, estoy profundamente agradecido porque me ha permitido expresarme, comunicarme, vivir y comer.
Habla entonces de su canción Es caprichoso el Azar y sobre la imagen que se le describe de un par de adolescentes que la escuchan en una plaza comercial de la ciudad. "Es casi un milagro que la música de alguien que tiene 60 años pueda llegar a una muchachita de 16. Luego ocurre que cuando los hijos pasan ya esta edad y descubren que no todo lo que les gusta a sus padres es malo, y los padres también dejan de romperles las pelotas diciéndoles lo que deben escuchar, hay cierto rencuentro, un redescubrimiento, a mí me pasa con mis hijas..."
-¿Cómo afrontar los inconvenientes de la popularidad? ¿Cómo ser lo que la gente siempre espera que sea?
-Si no fuera grato, yo tampoco tendría muchas ganas de estar en esta historia. Uno tiene servidumbres, pero son servidumbres que pasan por el respeto y el diálogo. A mí el contacto con la gente me sirve para esclarecerme y reflexionar. Suele ser muy divertido, porque a uno, a veces, le reclaman que sepa de todo y que responda acerca de todo aunque, afortunadamente, son muchas las cosas que ignoro, lo manifiesto y me quedo tan tranquilo.
-¿Qué le gusta y qué no le gusta de lo que ha hecho?
-Mmmm, es complicado... Lo que me es difícil es poder escoger entre lo que no me gusta. Yo he vivido muy cerca de las dudas y de los errores. No soy una persona que me acomode a un arquetipo determinado. Más bien, soy alguien que cree que la vida es un camino y que en la vida uno nace y muere constantemente y que en esta renovación está la maravilla de vivir.
"Por tanto, en este caminar he ido colgando y descolgando muchas cosas de este árbol, pero la verdad es que me llevo bastante bien con los que fui; ellos no son excesivamente duros con restregarme por la cara lo que ya no soy capaz de hacer, y yo tampoco soy excesivamente pretencioso por restregarles toda su ignorancia. Entonces nos llevamos bastante bien; vaya, esto no es una autocrítica -sonríe con un dejo de sarcasmo y aquí termina la charla con Joan Manuel Serrat, quien se despedirá de México desde el Auditorio Nacional, donde, el 17 y 18 de febrero, acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional, ofrecerá su Serrat Sinfónico.