La detención el pasado viernes
16 de diciembre, de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, acusada por el
empresario Kamel Nacif Borge, por el delito de difamación, generó
protestas de grupos defensores de derechos humanos y feministas. La
también directora del Centro Integral de Atención a la
Mujer (CIAM) de Quintana Roo salió libre el sábado 17,
después de pagar una fianza negociada de 30 mil pesos. La forma en la que fue detenida generó una airada protesta. Medios de información de Europa y Sudamérica, grupos feministas y de defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión publicaron amplios espacios para criticar el operativo policiaco contra la periodista. Cacho se encontraba enferma al momento de su detención. En un documento elaborado a unas horas de su liberación escribió: "las cosas fueron maquinadas para fabricar una orden de arresto. Cuando hay una denuncia por difamación, la o el juez pide que la o el periodista acuda para responder a la demanda. El problema es que a mí los citatorios del juez nunca me llegaron, pero al juzgado le hicieron pensar que yo los ignoré. Ese desacato, del que yo estaba ajena, es lo que desencadenó la orden de aprehensión por parte del Juez Quinto de lo Penal en Puebla, ciudad en donde origina la denuncia mi demandante. "Esta es una violación a mis garantías individuales más elementales, porque no se puede girar una orden de aprehensión sin asegurarse de que la o el acusado no ha recibido los citatorios". Explicó que no le permitieron acceder a teléfonos ni a contactos con su abogado, le impidieron tomar medicinas o ropa de abrigo para el viaje a Puebla. "La fuga se realizó con el apoyo de judiciales de Quintana Roo, quienes escoltaron al convoy para permitir que escaparan con fluidez sobre el tránsito local. Participaron al menos una decena de agentes locales para sacarme a la carretera", dijo. (Con información de CIMAC). |