La Jornada Semanal,   sábado 31 de diciembre  de 2005        núm. 565

Dos sonetos

Adolfo Sánchez Vázquez

IV

Compadezco tu sangre en la espesura
de ese césped de fuego donde duerme
tu pulso derrotado, pulso inerme
de tanto divisar la desventura.

Compadezco las luces de tu altura
cuyo tacto no puede oscurecerme
sin lograr en el aire endurecerme
para ser en tu angustia sangre pura.

Hoy tu pulso navega sin sentido,
prisionero de un cielo con ojeras,
mientras sigo clamando en tu desierto.

¿Qué dientes en el pulso te han mordido
que ignoras el latir de las palmeras?
Tu corazón responde como muerto.

V

Entre las ramas del dolor que anudo
solicita mi amor tu desconsuelo,
cuando niega una luz, en tu desvelo,
latidos breves a tu pulso mudo.

Sin pie dudoso al llamamiento acudo
para darle a tu aliento nuevo cielo.
Trillando angustia por tus eras velo
sin encontrar tu corazón desnudo.

¿Dónde una voz presente puedo hallarte,
disuelta en el consuelo de otra altura,
nieve en la nieve y en el fuego, fuego?

Ausente de tu luz, quiero encontrarte
en la ribera de mi fe segura
pisando débil, pero nunca ciego.