Usted está aquí: sábado 31 de diciembre de 2005 Política Emigran familias enteras de pueblos michoacanos

La SEP cerraría escuelas por matrículas reducidas

Emigran familias enteras de pueblos michoacanos

"La soledad se siente; todos se van, incluidos jóvenes y niños, quienes no terminan ni la secundaria": testimonio

JUAN BALBOA

Valle de Guadalupe, Mich. Todos lo saben pero pocos lo comentan. Aún no está en los planes inmediatos, aunque no descartan que en los próximos cinco años se haga efectivo. Los pocos pobladores de esta comunidad temen que la ausencia de jóvenes -por la migración a Estados Unidos- genere que la Secretaría Educación Pública cierre la única secundaria que existe en la zona.

"La soledad se siente; ahora todas la familias se van, incluidos niños y jóvenes, quienes no se esperan a terminar la secundaria para migrar al norte", confirma Elena Duarte, cuando se le pregunta por los ausentes, por los nunca vistos en estas calles de Valle de Guadalupe.

Señala con el dedo algunas calles vacías del pueblo, donde vive sólo 10 por ciento de los 3 mil habitantes registrados: "mire: se van las familias completas, se llevan a los niños; las escuelas se quedan solas. Cada vez hay menos gente".

Recorrido por un pueblo fantasma

En un recorrido por avenidas de este pueblo se hace evidente que desde hace mucho tiempo nadie vive en estas casas. El polvo es el principal inquilino en la mayoría. En las calles únicamente los perros deambulan, perdidos, por alguna esquina o avenida principal de esta comunidad, como Hidalgo y Morelos. Sólo una anciana pasa sin prisa, solitaria.

-¿Se van los jóvenes al cumplir la mayoría de edad?

-Ya no se esperan ni a los 18 años. Ya ni eso; se van incluso antes de que terminen la secundaria; migran, se van, dejan el pueblo.

Salones desolados

Elena Duarte tiene razón. Los salones de la escuela secundaria federal Lázaro Cárdenas del Río están desolados, vacíos, con muy pocos estudiantes.

El edificio es espacioso, con un jardín en la parte trasera y salones amplios. La capacidad de la escuela secundaria es aprovechada sólo en 50 por ciento. "Lo preocupante es que cada año se registran menos alumnos", señala la profesora Alma García.

Todos en el pueblo, como en la escuela, temen que en cinco años la matrícula de alumnos sea de 25 por ciento.

A nadie parece descabellado que la escuela cierre, como otras en las regiones del Bajío, pues la nueva etapa de la migración a Estados Unidos tiene como particularidad involucrar a toda la familia.

Las tierras son abandonadas, las casas permanecen desiertas, la iglesia existe "gracias a Dios" y las escuelas se han quedado sin alumnos.

Estos son parte de los resultados negativos que se viven a consecuencia de la migración en aquellos pueblos donde "la soledad se impone, se siente", insiste Elena Duarte.

 
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