Usted está aquí: viernes 30 de diciembre de 2005 Política "Nunca he corregido al presidente Fox", asegura Rubén Aguilar

El vocero de Los Pinos dice que ni siquiera por "motivos de Estado" ha mentido

"Nunca he corregido al presidente Fox", asegura Rubén Aguilar

A partir de que se convirtió en portavoz, la imagen del mandatario "ha mejorado"

Rechaza que su protagonismo opaque la figura del titular del Poder Ejecutivo

ROSA ELVIRA VARGAS

Ampliar la imagen En imagen de archivo, el titular de comunicaci�ocial de la Presidencia de la Rep�a, Rub�Aguilar, durante una de sus cotidianas y ma�ras conferencias de prensa FOTO Notimex Foto: Notimex

El vocero de Los Pinos, Rubén Aguilar, se defiende: "Nunca he corregido al Presidente". Lo puede probar, asegura, con las versiones de las conferencias de prensa que casi a diario ofrece. Decir lo contrario, apunta, es sólo un argumento de las caricaturas periodísticas, de las cuales hace ya cuatro meses -afirma- no le dedican ninguna. Persuadido de su éxito en la comunicación, no sólo esgrime que existe una notable mejoría en la imagen presidencial, sino afirma que la vocería es una función que perdurará, "sea el gobierno que sea".

Sin asomo de modestia, el vocero presidencial externa a La Jornada: "Puedo decir con satisfacción que a lo largo de estos meses hemos contribuido a que en los medios, en la imagen pública, la percepción que el gran público, el gran electorado, la ciudadanía, tiene del señor Presidente, ha mejorado, inclusive notablemente".

Sobre cualquier tema, del que Aguilar Valenzuela siempre tiene una respuesta preparada, suelta presto: "¡Jamás he mentido, ni por razones de Estado!"

Aún más: tiene contabilizadas sólo seis contradicciones con miembros del gabinete presidencial. Las considera parte de los disensos válidos y hasta convenientes en las sociedades democráticas: "Para nosotros eso es muy nuevo, pareciera que hasta escandaloso, porque venimos de un régimen en el cual sólo uno -el presidente- tenía la palabra y se veía como un atentado a su autoridad que alguien disintiera".

No pretende, según él, justificar sus discordancias -pues asegura que hasta la OCDE las propone como característica de las democracias sólidas- y no niega que hayan llegado a convertirse en problema. Sin embargo, expresa convencido: "Antes de que surgiera el portavoz había muchísimas más contradicciones. Pero al surgir una figura que representa al Presidente, aquéllas adquieren mayor fuerza para los medios de comunicación. Y ya hace cuatro meses no ha habido ninguna".

En junio de 2004, a la renuncia de Alfonso Durazo, secretario particular y coordinador de Comunicación Social de Los Pinos, el presidente Vicente Fox nombró para esta segunda responsabilidad a Rubén Aguilar, hasta entonces encargado del área de discursos del titular del Ejecutivo. Este año, en abril, durante el proceso de desafuero de Andrés Manuel López Obrador de la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, súbitamente se anunció que el vocero daría una conferencia de prensa todos los días a las 7:30 horas.

Esa decisión se interpretó de inmediato como una respuesta presidencial a los encuentros que López Obrador sostenía diariamente con la prensa a las seis de la mañana.

Hoy, diez meses después hablar casi cotidianamente ante los medios de comunicación, Rubén Aguilar tiene una bien armada argumentación para explicar ese ejercicio.

-¿Por qué surge la vocería? -se le pregunta.

-En estos tiempos de alternancia los medios de comunicación juegan un papel muy importante y la pluralidad cobra un nuevo espacio donde la voz de la Presidencia de la República, sin dejar de ser importante, compite con muchas otras que también se hacen valer.

"Los medios requieren información de inmediato, a tiempo, con profundidad; están en su derecho de exigirla y el gobierno, como el conjunto de los otros actores que participan en la vida pública, está obligado a darla." Sin embargo, Aguilar llega indefectiblemente a la que se ha esgrimido como la razón central de su función de vocero: "El Presidente no puede estar todo el tiempo en la lógica de la coyuntura".

-Dicen que hay protagonismo en su actuación diaria, que a veces gana más espacios en la prensa que el propio presidente Fox...

-No he visto ningún momento en el cual haya ocurrido eso, la verdad. No estoy tratando de quedar bien. Cuando veo que es una caricatura que se ha hecho de que el vocero corrige la versión del Presidente, lo entiendo como caricatura, pero no lo veo en los hechos. Y puedo analizar todas las versiones estenográficas de las conferencias a lo largo de estos meses.

-¿Nunca ha corregido al Presidente?

-Nunca, y lo podría sostener con datos. Fue una decisión de él. Decir que el vocero está por encima del Presidente lo entiendo como parte de un fenómeno nuevo, que provocó cierto desconcierto, pero que está tomando su lugar y responde a una realidad estructural de la política mexicana y que pienso se quedará.

"(El Presidente y yo) estamos en perfecta armonía y acuerdo. En algunos momentos en que tengo dudas, pues hablo con él y le pregunto. En otros es el Presidente quien toma la iniciativa y me propone cómo debiera ser la línea".

-Pero también le ha tocado defender lo indefendible.

-No asumo eso. En ningún momento he dicho algo con lo que no esté de acuerdo. Nunca he dicho una mentira. En dos o tres ocasiones, para evitar el escándalo, podría haber mentido. Pero en mi condición ética no está esa posibilidad, deslegitimaría mi función.

"Por ejemplo: cuando me preguntaron si conocía amenazas de muerte a Ramón Martín Huerta (el secretario de Seguridad Pública fallecido en un accidente de helicóptero), yo en alguna ocasión había platicado con él y me había dicho eso. Yo sabía de esa información. Y sabía que si digo ahí (en la conferencia) 'no sé o no existe', habría sido más barato en términos mediáticos, pero yo me deslegitimaba ante mí mismo y ante ustedes.

"Un portavoz no puede mentir, no debe mentir, incluso cuando haya que pagar el costo. Ni siquiera por razones de Estado."

-¿Es real que a partir de la existencia de la vocería ha mejorado la imagen presidencial?

-Los datos, las encuestas, no sólo de la Presidencia, sino de Mitofsky y Parametría, así lo demuestran, sobre todo a partir de que el jefe del Ejecutivo no está en los conflictos diarios.

"Esta función tiene cuatro objetivos: informar, proponer agenda, coordinar la acción de gobierno y actuar en control de daños. El mismo presidente Fox ha dicho en ocasiones que 'Rubén actúa como pararrayos.'"

Rubén Aguilar, quien militó en la izquierda por muchos años, fue formado en la Compañía de Jesús y fungió también como vocero de las organizaciones guerrilleras de El Salvador en los años ochenta, hoy afirma sobre sí mismo:

"Me siento absolutamente coherente con toda mi historia y no creo haber cedido en nada de lo que he pensado en toda mi vida. Nunca nadie me ha pedido en este gobierno que deje de pensar como pienso. Me siento bien."

 
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