Usted está aquí: sábado 24 de diciembre de 2005 Política El problema de la migración no se resuelve con bardas, asegura la Iglesia

Los muros forman parte de una historia que el mundo quiere superar, afirma

El problema de la migración no se resuelve con bardas, asegura la Iglesia

José Luis Soberanes visita un albergue que recibe a connacionales deportados por EU

VICTOR BALLINAS ENVIADO

Reynosa, Tamps., 23 de diciembre. Durante su visita al albergue de Guadalupe, el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Luis Soberanes Fernández, escuchó del coordinador de pastoral para migrantes, Esteban Ramírez Rodríguez, que la comisión episcopal de la movilidad ha hecho un pronunciamiento que se difundirá entre la comunidad religiosa, los feligreses y la opinión pública en el que se destaca que un problema tan complejo como es la migración "no se resuelve con medidas tan radicales como levantar una barda y considerar a los indocumentados como delincuentes. Los muros son parte de una historia que la humanidad no quiere recordar; las naciones han derrumbado los muros que las dividían para ejercer plenamente la libertad".

El coordinador de la pastoral de migrantes de la diócesis de Ciudad Victoria y coordinador de la misma especialidad de la frontera norte, Esteban Ramírez, dijo al ombudsman nacional que la Iglesia suma su voz y plegarias a los pronunciamientos de los diversos sectores de la sociedad que lamentan la iniciativa de Ley de Protección Fronteriza Antiterrorismo y Control de Inmigración Ilegal 2005 o HR4437 aprobada por la Cámara de Representantes de Estados Unidos el pasado 16 de diciembre.

En el comunicado, del cual le fue entregada una copia al titular de la CNDH, el obispo de Ciudad Juárez y presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Movilidad Humana subraya que "nos preocupan hechos como estos por el endurecimiento hacia nuestros hermanos migrantes que buscan de manera honrada y con el producto de su trabajo el pan y bienestar para ellos y sus familias. Nos entristecen las muertes y sufrimientos que ocurren a lo largo de la frontera -del norte del país-, donde expresiones de hostilidad y xenofobia contra los migrantes indocumentados son una cotidiana y lamentable realidad en estados como California, Texas y Arizona, entre otros."

Llamado al diálogo

Los obispos mexicanos hacen un llamado a los gobiernos de México y Estados Unidos para que, mediante el diálogo fraterno y maduro, encuentren la mejor forma de construir acuerdos que unan y no muros que dividan. "La Iglesia ha reconocido los esfuerzos que desde el gobierno han emanado a manera de propuestas para solucionar las grandes demandas de los migrantes y sus familias. Hoy la Iglesia hace manifiesta su preocupación al percibir que hay otros intereses y no el bien de la humanidad en quien está conduciendo las decisiones de quienes tienen el deber de velar por el bien de las naciones y los pueblos."

Luego, Esteban Ramírez reconoció que la jerarquía eclesiástica no ha dado el apoyo necesario a la lucha de los migrantes.

Ahí, en el albergue de Guadalupe, su coordinador, el sacerdote Ramírez, le explicó al titular de la CNDH que hace cuatro años le fue asignado el refugio. Detalló que miembros de la Policía Federal Preventiva han allanado el lugar y de manera ilegal se llevaron en una ocasión a varios migrantes, a los que "pudimos rescatar más tarde. Pero también elementos de la PFP llegan cerca del albergue, detienen a los migrantes y los criminalizan".

El sacerdote explicó que el lugar tiene cupo para 60 personas, pero en invierno alberga a más de cien. "Las deportaciones las hacen por la noche, y los ciudadanos son los que nos hablan y nos dicen: padre, acaban de dejar a uno o dos migrantes. Nosotros estamos pendientes de que lleguen".

El religioso, en su conversación con el ombudsman nacional y el quinto visitador general de la CNDH, Mauricio Farah, les dijo que el próximo año "vamos a trabajar la cuestión social. Habrá talleres en Reynosa, Tampico y Ciudad Victoria" y pidió apoyo de la CNDH para que envíe capacitadores, a lo que Soberanes respondió afirmativamente.

Luego, el sacerdote informó que en enero próximo sostendrán en la ciudad de México una reunión nacional sobre migración, en la que esperan apoyar con pronunciamientos a los migrantes nacionales y extranjeros.

Testimonios de migrantes

Ahí, en el albergue, una mujer de 21 años, con su bebé de tres meses, manifestó que ella, su marido y su hijo intentaron cruzar el río Bravo hacia Estados Unidos, pero "nos detuvieron. Mi esposo tiene 34 años, pero como no hay trabajo en Coahuila, intentamos pasar la frontera. Me dio miedo cuando nos detuvieron, además, pasamos de noche y temía que mi hijo sufriera algún daño. Yo ya no quiero intentar nuevamente ese viaje, pero mi marido dice que si no encuentra trabajo volveremos a cruzar".

Con su hijo en brazos, ella dice que su familia no sabe nada de su aventura, "es que mi mamá está enferma y no la quiero preocupar. Ya hablé con ellos, saben que estoy aquí, en Reynosa, pero desconocen cuáles son nuestras intenciones. La familia de él tampoco sabe".

Recuerda que apenas habían caminado unos pasos "después de cruzar por el agua, con el miedo de que mi hijo se me cayera o de que se volteara la llanta en la que iba; una vez superado esto, al llegar a la orilla dijimos 'ya estamos del otro lado', pero nos detuvieron. Ibamos a la aventura, no conocemos a nadie allá, pero sabemos que se gana bien; ahora, luego de la repatriación, me queda mucho miedo, yo ya veo muy difícil que lo logremos".

Por otro lado, en el DIF municipal de Ciudad Victoria entre las pocas personas que son atendidas ahí se encontraba un joven de 16 años. Se llama Martín, y lo repatriaron el día anterior. Nervioso, con miedo, apenado, el adolescente apenas quiere hablar. Dice que iba con su padre, que él cruzó por el río con un pollero, y como su papá tiene papeles, lo hizo por el puente. "Allá nos reunimos en la central de camiones, pero cuando viajábamos rumbo a Dallas, nos detuvieron, nos pidieron papeles y como yo no tengo me bajaron del camión. Me gritaron, y eso me dio miedo, querían que les dijera la verdad, lo que pasa es que llevaba una visa falsa".

Luego de unas horas de permanecer detenido en Estados Unidos, Martín, originario de Hidalgo, fue deportado, y migración lo envió al DIF. Ahí está esperando que su padre regrese por él.

Ahí mismo se encuentra una joven como de 16 años que se llama Isabel. No habla; porque no quiere. Está enferma de sus facultades por el abuso de las drogas, ya tiene tres meses en el albergue del DIF, y se le está buscando un hospital. "Ella no habla, a veces, cuando quiere, pronuncia algunas palabras, sí entiende todo lo que se le dice y lo que hablamos, incluso cuando contamos chistes se ríe", explica la directora del albergue, Ana María Zamarripa.

"Supimos su nombre porque lo trae tatuado en el brazo, pero aunque le insistimos no la hacemos hablar. Sólo fija su mirada y como si fuera autista, no hace caso, no ve a las personas, voltea su mirada a otro lado cuando se le habla. Se le pregunta, '¿cómo te llamas?', varias veces y no hay respuesta."

El DIF le está buscando un centro de atención para enfermos mentales, pero no ha tenido suerte, dice la directora del centro; por lo pronto "aquí la tendremos, porque no es pesada, se porta bien".

 
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