Usted está aquí: sábado 24 de diciembre de 2005 Opinión DESFILADERO

DESFILADERO

Jaime Avilés

Navidad envenenada

Conspiran dos gobernadores contra Lydia Cacho

Apoyan a pederastas para vencer a la periodista

Ganó Evo Morales: Bolivia es nuestro espejo

UNA DE CUATRO: o todas las empresas que hacen encuestas en Bolivia son pésimas, o de cada dos personas consultadas acerca de sus preferencias electorales una siempre mintió, o los indecisos resolvieron inclinarse a última hora masivamente por Evo Morales, o todos estos factores se combinaron más uno: el ejército. Porque hasta un día antes de los comicios del domingo pasado los sondeos daban 36 por ciento al candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) contra 29 por ciento de Jorge Quiroga, abanderado de la coalición derechista Podemos.

Sin embargo, unos días atrás la cúpula de las fuerzas armadas del país andino y amazónico había organizado una pasarela con los tres aspirantes a la presidencia para conocer sus respectivos proyectos de gobierno. Las crónicas refieren que tanto Quiroga como el otro derechista, Samuel Doria, no convencieron a los altos oficiales de la institución, mientras Evo provocó risas con sus anécdotas de cuando era cadete del servicio militar y ovaciones con sus ideas sobre la defensa del cultivo de la coca, el combate al narcotráfico y la nacionalización del gas natural sin expulsar a las empresas extranjeras.

En forma rotunda el líder indígena obtuvo, o más bien refrendó, el apoyo de los generales, quienes alguna influencia habrán tenido sobre sus tropas y éstas sobre sus parientes y amigos al momento de votar. Para los jefes de las tres armas (incluida la Marina, que patrulla con lanchas de guerra el lago Titicaca), la victoria de Evo en la primera vuelta era la única garantía de estabilidad social a corto y mediano plazos.

Lo contrario -su triunfo en las urnas y su predecible derrota en segunda vuelta por la alianza de los diputados derechistas del Congreso- aceleraría el estallido de la insurrección popular: el grueso de la población indígena, asentada en puntos estratégicos -en El Alto, controlando las entradas de alimento y gasolina a La Paz, y en El Chapare, donde se cruzan las carreteras más importantes para la exportación-, no iba a reconocer, de ningún modo, los acuerdos de la minoría neoliberal, que habría tratado de imponer a Quiroga a toda costa.

Era una carambola cantada y de muchas bandas. En Washington, la bestia de la Casa Blanca estaba preparada para lanzar una ofensiva diplomática en cuanto se registraran las primeras protestas de los seguidores de Evo. De acuerdo con el guión diseñado por Donald Rumsfeld y Condolencia Arroz, el Departamento de Estado acusaría inmediatamente a Hugo Chávez y a Fidel Castro de "desestabilizar" la región, al apoyar una "revuelta populista" contra las instituciones "democráticas".

La junta neonazi que gobierna a Estados Unidos habría dado una nueva vuelta de tuerca a su política de guerra contra el mundo: a la proliferación de cárceles clandestinas en la mitad del planeta, en las que tortura y asesina a supuestos "terroristas" que secuestra a su antojo; a la persecución ilegal de centenares o miles de ciudadanos estadunidenses que exacerban la paranoia de George WC; al intento de edificar una valla de mil 200 kilómetros de longitud sobre la frontera mexicana; a la pretensión de criminalizar a más de 11 millones de trabajadores indocumentados para encerrarlos como delincuentes, la demencia imperial estaba a punto de agregar un nuevo expediente de horror, ahora en Sudamérica.

Eso, por lo pronto, se frustró. Pero si el "empujoncito" del ejército boliviano surtió su efecto para conjurar hasta nuevo aviso los graves peligros que acechan a ese país, Evo no le debe nada a los militares. Su triunfo es la más clara expresión de hartazgo de un pueblo profundamente lastimado por la corrupción sin límite de sus políticos y la voracidad inhumana de sus empresarios, una maldición de dos caras, como los antiguos discos de vinilo, que los explotados de América Latina están rechazando, en la medida de sus posibilidades, país por país. Y ahora se acerca el turno de México.

Las empresas encuestadoras de Bolivia no fueron capaces de detectar, o pretendieron ocultar más bien, el nulo atractivo que sobre las mayorías depauperadas ejercían los candidatos del saqueo, Quiroga y Doria, el Calderón y el Madrazo de allá. A pesar de tantos sombreros de mago rellenos de conejos y palomas prelectorales, Evo asumirá la presidencia con más de un millón y medio de votos a su favor y una mayoría absoluta de 79 diputados cuando menos. De esta suerte, el pueblo le entrega los instrumentos para que transforme en bienestar social una parte de los 3 trillones de metros cúbicos de gas natural que Bolivia posee en el oriente de su mapa y que hasta ahora sólo han engordado a las compañías petroleras y a sus amigos locales.

Pero en estas condiciones tan propicias para iniciar un programa de transformación nacional, Evo deberá enfrentar, en primer término, el protagonismo de la ultraizquierda, encabezada en Cochabamba por Oscar Olivera, ex dirigente de la Guerra del Agua, quien rechazó el Ministerio del Trabajo y se alineó con las organizaciones que ya le fijaron un plazo de 90 días al presidente electo antes de salir a combatirlo como aliadas objetivas de Washington.

Pederastas de México, uníos

Sin duda, la boliviana alegría de esta página habría sido completa si la juez quinta de lo penal en Puebla, Rosa Celia Pérez, hubiera absuelto ayer a la valiente periodista Lydia Cacho Ribeiro de las canallescas acusaciones de "difamación" que le formuló el presunto pederasta sexagenario Kamel Nacif, otro protegido, faltaba más, de Vicente Fox y Marta Sahagún. Pero no.

La señora Pérez, juez de quinta en realidad, le dictó el auto de formal prisión acatando una consigna del gobernador del estado, el priísta y madracista Mario Marín Torres, compañero y amigo del no menos priísta y madracista Félix González Canto, actual gobernador de Quintana Roo, acusado también de pederastia por la señora Ana Isabel Rodríguez Mejía, madre de Mayra Ayuso Rodríguez, quien fue violada y embarazada por el entonces presidente municipal de Cozumel, y asesinada por sicarios de éste el 9 de noviembre de 1999, a la edad de 16 años, según consta en la averiguación previa 1100/99 y en la nota de Blanche Petrich que La Jornada publicó el 5 de febrero pasado.

Consta en ambas fuentes que, según la confesión de Juan Carlos Padilla Alcocer, uno de los dos responsables del homicidio, la niña fue llevada a un lote baldío, a un costado del aeropuerto de Cozumel, "y le advertimos acerca de la actitud que estaba tomando con el presidente municipal (González Canto), de querer extorsionarlo con un supuesto embarazo, poniéndose (ella) impertinente, por lo que se tuvo que tranquilizarla a golpes, y como estábamos ya alcoholizados se nos pasó la mano y la abandonamos en el lugar (pero) la intención no era matarla sino darle un pequeño susto".

Habitante de Cancún, donde el Centro Integral de Atención a las Mujeres, fundado por ella, ha brindado asistencia legal y sicológica a diversas menores víctimas de los abusos sexuales del magnate Jean Succar Kuri, preso en Estados Unidos, Lydia Cacho sufre no solamente la represión del gobernador de Quintana Roo sino, aunada a ésta, la del aparato policiaco de Vicente Fox. Y es que detrás de Kuri se encuentra el ex priísta y ex madracista Miguel Angel Yunes, actual subsecretario de Seguridad Pública federal, quien según testimonios ampliamente conocidos participó en las orgías que celebraba Kuri en su yate.

Lydia Cacho no se ha cansado de explicar que la represión en su contra obedece a una estrategia judicial de los superpoderosos amigos de Kuri, quien necesita que la periodista se retracte para que él recobre su libertad. Este es el papel que cumple Kamel Nacif en el esquema: presionarla, bajo el alegato de que lesionó su reputación al tacharlo "calumniosamente" de pederasta. Sin embargo, la reportera se limitó a citar el testimonio de las niñas, una de ellas de cinco años, que dijeron ser víctimas de los abusos sexuales de Nacif.

Además de arbitraria, la maquinación revela sin falta la naturaleza cobarde de los "influyentes" involucrados en la conspiración. Estos pensaron que podrían asustar a Lydia y aprovechar las vacaciones de diciembre para lograr sus fines evitando que el caso obtuviera notoriedad pública. Pero fallaron sus cálculos y ahora están en serios problemas. Amnistía Internacional y el Parlamento Europeo ya se han pronunciado al respecto. El asunto está incluso en la pantalla de la televisión presidencial que, muy a su pesar, le dedica 30 segundos en cada noticiario. Y las vacaciones terminarán en 10 días, lapso demasiado corto para que el tema se le olvide a nadie.

El caso va a cobrar relevancia internacional, unificará a todos los periodistas del país, como ya movilizó a las feministas, y se revertirá contra la gente de Los Pinos, que se fue al rancho a celebrar las cristianas fiestas para inclinarse ante el pavo con su característica posición de avestruces. Ante la indignación que la sociedad siente debido a este inenarrable atropello, viviremos hoy, gracias a Fox, una Navidad envenenada.

[email protected]

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.