Usted está aquí: viernes 9 de diciembre de 2005 Sociedad y Justicia El fundador de La Ciudad de los Niños recibe hoy premio de derechos humanos

La CNDH otorga el reconocimiento este año al sacerdote José Miguel Pérez García

El fundador de La Ciudad de los Niños recibe hoy premio de derechos humanos

El refugio alberga a 147 menores maltratados de distintas zonas marginadas de Oaxaca

VICTOR BALLINAS / I ENVIADO

Ampliar la imagen El padre Jos�iguel P�z Garc�recibir�oy el Premio Nacional de Derechos Humanos que otorga por segundo a�a CNDH. En la imagen, el sacerdote en La Ciudad de los Ni� en el estado de Oaxaca FOTO Cortes�de la CNDH Foto: Cortes�de la CNDH

Ex Hacienda de Viguera, Oax., 8 de diciembre. En La Ciudad de los Niños viven 147 menores indígenas, todos con una historia común: el rechazo familiar. Son niños y niñas maltratados, golpeados, hijos de padres alcohólicos o madres prostitutas y provienen de zonas de miseria de esta entidad.

Hace 47 años el padre José Miguel Pérez García fundó aquí esta ciudad para aliviar el sufrimiento de los menores.

Llegan con un día, dos meses o seis años de nacidos, no importa. Todos han sido maltratados, poseen escaso coeficiente intelectual y grave desnutrición, narra el sacerdote, quien hoy recibirá el Premio Nacional de Derechos Humanos 2005, que otorga la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en una ceremonia en Los Pinos.

Los niños provienen de las montañas, de comunidades alejadas e incomunicadas, de zonas de miseria y marginación, e incluso de regiones urbanas miserables. El religioso cuenta que, transcurrido cierto tiempo de estancia, hay una pregunta que los menores se hacen de forma recurrente: "¿por qué no nos quieren?"

Son producto "de la pobreza cruel y de la miseria humana", agrega, mientras reitera que los menores han sido golpeados, abandonados y llegaron desnutridos.

"Casi todos vienen muy mal, pero no por enfermedad o porque no tengan qué comer. De lo que más sufren estos niños, de lo que vienen más necesitados, es de amor, de ser queridos.

"Estos menores vienen aquí con las uñas afiladas, amargados y desafiando a la sociedad que los rechaza, que no los soporta, que nos los ve. Y nos preguntan constemente: '¿por qué no nos quieren?, ¿por qué no tenemos papás?'".

Este religioso lleva 47 años de atender a niños en esta situación, para lo cual ha fundado cuatro instituciones: Casa de los Niños, Hogar de las Niñas, Casa Maternal y Casa para Niños Problema, todos en Oaxaca.

Labor sin apoyo oficial

En todos estos años no ha recibido apoyo de los gobiernos estatal o municipal. Explica que no acepta la ayuda porque no quiere programas "etiquetados ni líneas de trabajo" oficial.

"Mejor nos quedamos con el apoyo de la gente. Desde que empecé esta tarea la gente me ha apoyado: comerciantes de mercados, empresarios y muchas familias, adineradas o no, nos ayudan."

Dice que acepta el premio porque desea que su trabajo en favor de los niños indígenas se difunda "para que en otros estados también se impulse el apoyo a los menores que nada tienen y que necesitan ser queridos. Por eso lo acepté; ojalá que surjan más ciudades de los niños".

El sábado pasado más de un centenar de niños jugaban futbol, corrían, se divertían. Como cada primer sábado de mes, muchos menores de otras instituciones van a jugar a la Ciudad de los Niños. Los de maternal y kínder también son llevados; es la ocasión en que todos se ven, en donde conviven hermanos y hermanas.

Este día, por unas horas, los pequeños se olvidan de su soledad. Unos, muy pocos, reciben la visita de familiares: padre, madre, abuela, tía, tío, padrinos... Los ven apenas unas horas.

La Casa del Niño Desamparado

La Casa de los Niños se edificó en el antiguo casco de la ex hacienda de Viguera. Cuenta con una capilla, comedor, cocina, baños comunes, dormitorios y mucho espacio para los menores. Tiene campo de futbol, canchas de basquetbol y tres camiones en que niñas y niños son transportados a escuelas públicas.

En este inmueble el padre José Miguel Pérez García recibe a La Jornada y cuenta el origen de su trabajo en favor de los niños indígenas de Oaxaca.

"Hace 47 años inicie esta labor y mi sacerdocio. Primero la llamé Casa del Niño Desamparado; creíamos que ese término era útil. Pero en el primer año unas personas me dijeron: 'oiga, ese nombre es muy triste, es un nombre que da nostalgia y denota sufrimiento'. Entonces lo cambiamos por La Ciudad de los Niños. Aquí entendemos la "ciudad" como un encuentro de niños, pero nunca imaginamos de qué tamaño sería. Así empezamos."

En febrero de 1958, asegura el religioso, "empezamos este trabajo con 12 familias. Iniciamos cerca del mercado de La Merced, en Oaxaca. Algunos locatarios nos daban de comer y otros nos apoyaban con dinero. Nosotros queríamos un espacio. Entonces busqué a la viuda de don José del Valle Gómez, dueño de esta ex hacienda, y le pedí en donación el terreno. En 1959 la concretamos.

"En la ex hacienda La Trinidad de Viguera todo estaba destruido, abandonado. Comenzamos a limpiar el terreno y encontramos algunas herencias: laminas, ladrillos y vigas; con eso construimos las primeras casitas. Decíamos que teníamos comedor y dormitorios hechos con carrizos y cartón. En 1960 había 16 niños".

La obra de Pérez García está inspirada, según cuenta él mismo, en el sacerdote italiano Juan Bosco, aunque también en religiosos mexicanos como Carlos Alvarez y en la película Todo el corazón, protagonizada por Domingo Soler:

"Narra la vida de un sacerdote jesuita que, siendo ya muy viejo, deja la congregación y regresa a su pueblo, donde encuentra su casa abandonada y no hay rastros de su familia. Su primera labor es reclutar niños para cuidarlos. Me impresionó mucho. También la obra del padre Cuéllar, de Guadalajara; del padre Rosiles, en Tampico, y del padre Joaquín Peñaloza, en San Luis Potosí."

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.